miércoles, abril 08, 2015

Buscando al Jesús Histórico en las Escrituras

¿Quién fue Jesús de Nazaret? Las respuestas a esta pregunta son muy diversas según a quien le preguntemos. Para los creyentes Jesús es el Cristo, el Mesías esperado, el Hijo de Dios, el Salvador y el Señor que tiene potestad en el cielo y en la tierra. Para otras religiones es un Profeta o un Avatar; la encarnación de una deidad. Para algunos es un Maestro y una Autoridad Moral; o un Modelo Humano a seguir. Para otros es un revolucionario social. Para los escépticos es una leyenda; y para el arte, una imagen representada a lo largo de los siglos.

Diversidad de imágenes de Jesús

Este es un tema muy amplio, por lo cual este artículo va a ser más largo que el resto en este blog. El artículo está organizado como un pequeño libro donde cada capítulo es una breve nota sobre un tema en particular. Aunque existe una unidad de contenido que es la historia de Jesús de Nazaret narrada en el Nuevo Testamento de la Biblia Cristiana.

Por eso sugerimos que revise el Indice y seleccione el tema que más le llame la atención; no tiene que ser en orden. O empiece por la Introducción donde se habla de la importancia del tema y la motivación personal para estudiarlo.

Además, para los que gusten de la historia, he añadido una Línea de Tiempo al final que espero ayude a mejor entender los orígenes del cristianismo y cómo sucedieron las cosas en aquellos tiempos.

 


  1. Introducción

  2. Historicidad de Jesús de Nazaret

  3. ¿Conoces la historia de tu Biblia?

  4. Papiros, Pergaminos y Códices: Fragmentos antiguos

  5. Problema Sinóptico: ¿Cuándo se escribieron?

  6. Q: Enseñanzas de Jesús y Teoría de las Dos Fuentes

  7. El Nuevo Testamento en Orden Cronológico

  8. El Hijo del Hombre: Escatología Cristiana

  9. Profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías

  10. El Templo de Jerusalén: Primero, Segundo, ¿y Tercero?

  11. Apocalipsis: ¿Los Últimos Días?

  12. ¿Quién era el Acusador en los Evangelios?

  13. Conclusión

  14. Apéndice: Linea de Tiempo (500 años)

  15. Notas Bibliográficas

 


1. Introducción

La cuestión de la historicidad de Jesús de Nazaret es un tema importante, no solo para los historiadores, sino también para las personas de fe, porque puede ayudarnos a mejor entender nuestra propia religión.

Este es un tema que siempre me ha interesado, y aunque no soy experto, ni erudito ni teólogo, de todas formas me gusta leer sobre descubrimientos arqueológicos, históricos y lingüísticos, ya sean bíblicos en general o sobre el Nuevo Testamento en particular; incluyendo los orígenes del Cristianismo.

Si alguna vez has leído o has escuchado pasajes de la Biblia Cristiana y te has preguntado qué evidencias históricas tenemos de que Jesús realmente existió, o por qué las historias de los evangelios coinciden exactamente en algunos casos pero difieren en tantos otros, o de dónde vienen las muchas traducciones y versiones que existen de la Biblia, o quiénes eran los evangelistas y cuándo se escribieron los evangelios, y otras tantas, este blog es para ti, porque de todo eso comentaremos aquí.

Además trataremos de responder la pregunta más general detrás de todas las otras preguntas: ¿Cómo sabemos lo que sabemos (o lo que creemos que sabemos)? Con respeto, con humildad, y siempre siendo tan imparcial como podamos; solo dando información, con citas y referencias que tú mismo puedas verificar si quieres.

La otra motivación para este tema es que desde la primera vez que leí la Biblia cuando era muy joven, a través de una traducción bilingüe español-inglés del Nuevo Testamento que mi abuelo tenía con sus notas personales al margen y que yo aún atesoro, siempre me he preguntado cuán razonable puede ser esa afirmación sobre la Biblia que frecuentemente escuchamos: "La Biblia es la palabra de Dios". Incluso algunos cristianos protestantes, mayormente los evangélicos, añaden que la Biblia es inerrante, infalible y suficiente como autoridad divina. Esta es la doctrina teólogica llamada 'Sola Scriptura'. A diferencia del otro enfoque que plantea que la Biblia está inspirada por Dios pero fue escrita por hombres, por lo cual debe ser "iluminada por la tradición y la razón". Es decir, que para entender las Escrituras, debemos también considerar las tradiciones de los primeros cristianos; como veremos más adelante.

Como nota personal, dado que fui monaguillo en la iglesia católica donde realicé mi Primera Comunión en Cuba, cuando más tarde me preparaba para el sacramento de la Confirmación y trate de hacerle algunas preguntas al cura sobre aparentes contradicciones que yo encontraba al leer el Nuevo Testamento, recuerdo que el sacerdote simplemente me respondió: "La Biblia es un libro complicado". Añadiendo que "por eso los católicos nos basamos en el Catecismo y en la tradición de la Iglesia". Y aunque entiendo la posición del sacerdote católico, su respuesta no me pareció satisfactoria espiritualmente ni intelectualmente. Esa es otra razón por la que siempre he querido tratar de entender qué fue lo que realmente sucedió en aquellos tiempos que tanto ha influido en la historia de la civilización occidental y en nuestros valores morales, y por qué.

Una aclaración necesaria sobre algunos temas que no discutiremos aquí. Este no es un blog de filosofía ni de teología como tal; por lo tanto no trataremos de interpretar o explicar el significado teológico de las Escrituras, ya que eso serían otras disciplinas llamadas exégesis y hermenéutica. Esto es sobre todo un acercamiento a la historia de Jesús de Nazaret a través de las Escrituras, utilizando métodos históricos y de crítica textual, es decir, de análisis de los textos del Nuevo Testamento en paralelo con los textos históricos que existen. Una historia de ideas que tanto han influido en nosotros personalmente y en nuestra civilización.

Tal vez mientras leas estas notas te preguntes de dónde viene toda esta información. Sobre eso debo decir que a lo largo de mi vida he leído unos cuantos libros sobre este tema, y aun continúo estudiando y aprendiendo cada día. La mayor parte viene de historiadores, así como de eruditos y teólogos contemporáneos; algunos que incluso pueden ser considerados apologistas cristianos. También he leído libros de expertos que tal vez son escépticos de la divinidad de Jesús, pero que de todas formas pueden tener gran valor desde el punto de vista de investigación histórica.

No obstante, a pesar de todo lo que he leído y estudiado, no he podido encontrar un único libro que tenga respuestas satisfactorias para todas las preguntas que siempre he tenido sobre Jesús y la Biblia. La realidad es que esta información se encuentra dispersa por todos lados y a menudo está muy sesgada por las creencias personales del autor (sesgo de confirmación). Así que he tenido que hacer mi propia investigación. Y por eso también he escrito estas notas; como un resumen de las mejores respuestas que hasta ahora he podido encontrar.

Espero entonces que estas breves notas sirvan como introducción al tema, e incluso como resumen de algunos hechos relevantes recientemente descubiertos, así como las teorías y las controversias actuales.

Quizás este conocimiento nos permita volver a leer y estudiar la Biblia Cristiana con un renovado interés, y tal vez eso nos ayude a reforzar nuestros valores, nuestra fe y nuestra relación con Dios.


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2. Historicidad de Jesús de Nazaret

La cuestión de la historicidad de Jesús se refiere a si Jesús de Nazaret existió como una figura histórica, y en qué medida los episodios representados en los evangelios se pueden confirmar como eventos históricos. El consenso prácticamente universal entre los expertos es que Jesús existió históricamente, aunque los eruditos bíblicos difieren acerca de las creencias y enseñanzas de Jesús, así como la exactitud de los detalles de su vida que han sido descritos en las Escrituras.

La historicidad de Jesús además se relaciona con el tema de las reconstrucciones eruditas de la vida de Jesús, basadas principalmente en el análisis crítico (que este caso se entiende como 'cuidadoso') de los textos del Nuevo Testamento (NT). Esta es una larga labor de investigación que comenzó desde el siglo diecinueve, cuando los estudiosos se dieron a la tarea de tratar de reconstruir la vida del Jesús histórico, utilizando métodos histórico-críticos para el análisis de los textos disponibles; y ese es el método que trataremos de seguir en estas notas.

La búsqueda del Jesús Histórico ha pasado por varias etapas históricas; valga la redundancia. Y aunque se habla de tres etapas sucedidas en el tiempo, en realidad este ha sido un largo proceso que comenzó durante la era de la Ilustración a mediados del siglo XVIII con el filósofo deísta alemán Hermann Samuel Reimarus. Incluso también se cita a Thomas Jefferson y su obra "The Life and Morals of Jesus of Nazareth" creada en 1819, conocida hoy como "La Biblia de Jefferson", como uno de los pioneros del estudio del Jesús histórico. No obstante, fue el teólogo alemán David Friedrich Strauss y su libro titulado "Das Leben Jesu, kritisch bearbeitet" ("La vida de Jesús, examinada críticamente") publicado en 1835, quien consolida la búsqueda del Jesús histórico como una disciplina con su propia metodología; que va desde el uso de métodos históricos 'positivistas', hasta la lingüística y los métodos de crítica textual de las Escrituras.

Otra importante contribución en el Siglo XX fue la del filósofo y teólogo luteraro Albert Schweitzer, autor de "Von Reimarus zu Wrede" ("La búsqueda del Jesús histórico") en 1906, quien prácticamente acuño el término. Schweitzer también escribió otros importantes libros como "El misticismo de Pablo el apóstol" y "El misterio del Reino de Dios" que complementan la interpretación de Schweitzer sobre Jesús y el Cristianismo. Sobre Albert Schweitzer también es notable que luego recibió el premio Nobel de la paz en 1952 por su labor humanitaria.

Durante la primera etapa de la búsqueda del Jesús histórico se hizo común argumentar que existía una gran brecha entre el Cristo de la fe y el Jesús histórico; llamada Zanja de Lessing en referencia al erudito alemán de la Ilustración, Gotthold Ephraim Lessing. La imagen de una zanja se utilizó entonces para describir la diferencia entre los dos retratos de Jesús; el bíblico y el histórico. Sin embargo, en nuestra opinión, existe una forma fácil de cruzar esa zanja que consiste en la aplicación de los métodos de crítica textual a las Escrituras; sin entrar en debates sobre la divinidad de Jesús (lo cual es esencialmente una cuestión de fe) y sin necesidad que tomar partido en los debates teológicos sobre Cristología (Trinitarios vs. Unitarios), etc. De esta forma el escepticismo no se ve como algo negativo, sino más bien como un entusiasmo renovado en conocer más sobre la vida de Jesús de Nazaret y los orígenes de la fe cristiana, haciendo preguntas válidas y tratando de encontrar las mejores respuestas.

Aunque actualmente la actitud sobre esta búsqueda ha cambiado un tanto, y ahora la frase "búsqueda del Jesús histórico" ha sido reemplazada en gran medida por la de "investigación de la vida de Jesús".

 

Era Cristiana: ¿Cuándo nació Jesús?

La Navidad es una de las festividades más importantes del cristianismo que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, según los evangelios de Mateo y Lucas, aunque Marcos parece sugerir que fue en Nazaret. Además es notable que las narraciones de la Natividad según Mateo y Lucas tampoco coniciden en muchos aspectos, ya que la historia de Mateo se centra en José (Mateo 1:18-25) mientras que la de Lucas revuelve alrededor de María (Lucas 1:26-38). No obstante, desde el año 336 NE la Navidad se celebra el día 25 de Diciembre del calendario gregoriano en la iglesia católica, así como en muchas iglesias protestantes y ortodoxas. Sin embargo esa fecha exacta del nacimiento de Jesús de Nazaret no se encuentra registrada ni en el Antiguo Testamento (AT) ni el Nuevo Testamento (NT).

La adopción de esa fecha se realizó siglos después, empezando por Sexto Julio Africano (considerado el padre de la cronología cristiana) en referencia al calendario litúrgico en el año 221 NE. Aunque otros estudiosos plantean que fue Tertuliano de Cartago, un padre de la Iglesia y un prolífico escritor durante la segunda mitad del siglo II, quien primero reportó que conocía la fecha exacta del nacimiento y la muerte de Jesús, aunque no explicó cómo lo sabía. Pero de todas formas, según los expertos, los más probable es que Tertuliano estuviera equivocado en sus cálculos. Finalmente, según historiadores contemporáneos, fue Hipólito de Roma, un importante teólogo del segundo y tercer siglos, quien escribiendo alrededor del año 222 NE estableció que el nacimiento de Jesús fue el 25 de Diciembre. Incluso en la Biblioteca del Vaticano hay una estatua de Hipólito con una inscripción datada en el 222 NE donde se dice que la "Génesis de Cristo", es decir su concepción, ocurrió durante la Pascua de Abril 2 del 2 ANE, lo cual sitúa su nacimiento cerca de Diciembre 25, nueve meses después.

Por otro lado, algunos plantean que la fecha del 25 de Diciembre fue convenientemente escogida para hacerla coincidir con las celebraciones de las religiones "paganas" (término un tanto peyorativo utlizado por los cristianos para referirse a las religiones no-cristianas que adoraban dioses greco-romanos u otras deidades), quienes celebraban el solsticio de invierno en el hemisferio norte (desde el 21 de Diciembre) y el renacimiento del dios Sol según las varias tradiciones paganas: Apolo para los griegos, Osiris para los egipcios, Mitra para los persas, Febo para los romanos (quienes celebraban el festival de Saturnalia en honor al dios Saturno desde el 17 al 23 de Diciembre), etc. El argumento usual para esta tesis es que la primera celebración formal de la Navidad se realizó el 25 de Diciembre en Roma en el año 336 NE. Aunque en mi opinión la teoría del solsticio tiene una dificultad, y es que la evangelización y 'cristianización' masiva de las poblaciones paganas locales no comenzó hasta el año 315-320 NE cuando el cristianismo obtuvo el poder político sobre el resto de las religiones en el imperio romano en el siglo cuarto, gracias al emperador Constantino, pero para ese entonces el calendario litúrgico ya había sido establecido desde el 222 NE por Hipólito de Roma.

Un problema que enfrentamos al tratar de establecer la historicidad de Jesús de Nazaret con fechas precisas es que hay muy pocas fuentes fuera del Nuevo Testamento que lo mencionan (ver Figuras Religiosas del NT Confirmadas más adelante), ya que los que escribían sobre historia en aquellos tiempos estaban sobre todo interesados en escribir sobre guerras, o en biografías de reyes y emperadores (quienes comisionaban a los historiadores, muchas veces como sus propios propagandistas), y solo mencionan al 'Jesús histórico' de pasada; como un hombre que debe haber nacido alrededor del año 4 a.C. (antes de Cristo) y que fue crucificado a la edad de 33 años en Jerusalén, en el año 30 d.C. (después de Cristo). La discrepancia de 3 años en la historia se debe a que los que inventaron nuestro actual sistema de eras históricas casi coincidieron con la 'era cristiana' original, pero no exactamente.

Pero entonces, cómo pudo Jesús haber nacido en una era "antes de Cristo". ¿No es eso acaso una contradicción de términos? La respuesta está en un cierto eclipse lunar como se explica a continuación.

Los historiadores actuales dividen las eras históricas utilizando términos neutrales (sin connotación religiosa) como 'era común' y 'nuestra era' (con sus correspondientes abreviaturas n.e. o NE) o 'antes de nuestra era' (con sus abreviaturas a.n.e. o ANE). A diferencia de los términos religiosos utilizados originalmente para definir la era cristiana, como 'después de Cristo' (abreviado d.C. o DC) o 'antes de Cristo' (abreviado a.C. o AC). Aunque actualmente los términos 'NE' y 'd.C.' se utilizan como sinónimos ya que en fin de cuentas se refieren a un mismo período de tiempo; y precisamente por esa razón se hizo necesario 'ajustar' la fecha estimada del nacimiento de Jesús al año 4 ANE.

Como curiosidad histórica y matemática, la primera definición de 'era cristiana' se debió a Dionisio el Exiguo, un monje y erudito bizantino, quien creó el concepto de Anno Domini ('año del Señor') para calcular la fecha de la Pascua. Sin embargo Dionisio no proveyó a Nuestra Era de un año cero, ya que en la Europa medieval nadie conocía la cifra o el número cero hasta el siglo nueve, o más tarde aún, ya que no fue hasta el siglo trece cuando Fibonacci, mejor conocido hoy por la serie numérica homónima, introdujo en Europa el cero del sistema numérico indo-árabico.

Una de las razones por la que los historiadores prefieren el término 'nuestra era', en lugar de 'era cristiana', es que nadie sabe exactamente cuando nació Jesús, y la única referencia en los evangelios viene de la historia que se cuenta sobre la visita de los magos y la matanza de los niños menores de dos años ordenada por Herodes el Grande (Mateo 2:1-16, Lucas 2). Aunque algunos teólogos consideran que para ese entonces ya Jesús podía haber tenido más de dos años.

Además el importante historiador judío-romano Flavio Josefo en su obra Antigüedades Judías relata que la muerte de Herodes el Grande (Herodes I) ocurre durante un eclipse lunar antes de la pascua. Este dato, sumado al otro dato de Josefo sobre la duración del reinado de Herodes (37 años desde el momento de su nombramiento en el 40 ANE y 34 años desde su conquista de Jerusalén en el 37 ANE) se toma como referencia al eclipse lunar que ocurrió en Marzo 13 del año 4 ANE en Judea. Por lo cual se concluyó que el nacimiento de Jesús debió haber ocurrido antes o durante el año 4 ANE. Sin embargo algunos físicos y astrónomos recientemente han indicado que en el año 1 ANE también ocurrieron dos eclipses lunares visibles en Judea (uno de ellos en Diciembre 29), lo cual pondría el nacimiento de Jesús más cerca del comienzo de Nuestra Era; aunque esos otros eclipses posteriores no ocurrieron "antes de la pascua", como afirma Josefo.

En cuanto a la historia sobre la Estrella de Belén narrada por Mateo (Mateo 2:1-11), algunos expertos creen que se refiere a un cometa que se observó en el Medio Oriente en el año 5 ANE, según antiguos records astronómicos chinos, lo cual de nuevo pondría la posible fecha del nacimiento de Jesús antes del año 4 ANE. Sin embargo, otra posible explicación para la Estrella de Belén es la "gran conjunción" que ocurrió en el 7 ANE; lo cual pondría la fecha del nacimiento varios años antes del estimado anterior. La "gran conjunción" fue un evento astronómico muy raro debido al paso tres veces de Júpiter y Saturno entre mayo y diciembre de ese año: Júpiter pareció pasar un grado al norte de Saturno el 29 de mayo; prácticamente lo mismo el 30 de septiembre; luego finalmente una tercera vez el 5 de diciembre del año 7 ANE.

La otra referencia al nacimiento de Jesús se encuentra en el Evangelio de Lucas, cuando menciona el censo promulgado por un edicto de Augusto César, que se realizó siendo Cirenio gobernador de Siria (Lucas 2:1-5). Sin embargo existen grandes dificultades para poder aceptar este relato de Lucas como un hecho histórico: (1) El evangelio vincula el nacimiento de Jesús con el reinado de Herodes el Grande (Herodes I), pero el censo tuvo lugar en el año 6 NE, nueve años después de la muerte de Herodes en el 4 ANE; (2) No hubo un censo único de todo el imperio bajo Augusto; (3) Ningún censo romano exigía que las personas viajaran desde sus propios hogares a los de antepasados lejanos; (4) El censo de Judea no habría afectado a José y su familia, que vivían en Galilea.

Natividad de Jesús (Botticelli)


En cuanto al lugar de nacimiento, la ciudad de Belén, a la cual Lucas se refiere como la ciudad de David (Lucas 2:10-11), hay varias razones por la cual esa es la ciudad escogida, según se cuenta en los Evangelios de Mateo y Lucas. Una es la profecía de Miqueas sobre Belén (Miqueas 5:2), de donde saldrá el que será Señor en Israel, citada por Mateo (Mateo 2:6). Pero también hay otra razón que tiene que ver con el nombre propio de Belén (Beth Lechem, en hebreo) que significa Casa del Pan/Alimento y el simbolismo del pesebre.

La historia del pesebre, además de mostrarnos el origen humilde de Jesús, tiene un significado especial como objeto profético, presentando a Jesús como el Salvador. La referencia al 'alimento' de la Casa del Pan (Belén, en hebreo) es un tema recurrente en el Evangelio de Lucas. Por ejemplo durante la última cena Jesús "tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí" (Lucas 22:19). De esta forma, la imagen del niño alimentándose en el pesebre ahora cierra el círculo cuando Jesús ofrece la comida que representa su propio cuerpo, lo que simboliza la buena nueva de la salvación para todos los que participan de él.

 

Cronología de Jesús

El estudio de la cronología de Jesús tiene como objetivo establecer una línea de tiempo, correlacionado los documentos judíos y greco-romanos, con la historia del imperio romano y los relatos del Nuevo Testamento, para así poder estimar las fechas de los principales eventos en la vida de Jesús; además de la fecha de su nacimiento (alrededor del año 4 ANE) como ya se discutió anteriomente. Por esta razón el período histórico que más nos interesa, desde el punto de vista del cristianismo, es el que va desde el reinado del emperador romano Augusto (27 ANE - 14 NE) hasta Constantino (306 NE - 337 NE) -- ver Linea de Tiempo al final para más información sobre los primeros 500 años de Nuestra Era.

De entre estos emperadores hay cuatro de la dinastía julio-claudia que son mencionados en el Nuevo Testamento (NT): Augusto, Tiberio, Claudio y Nerón. Y quizás el quinto, Calígula (Cayo), es referenciado indirectamnete como aquel que "se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios", ya que durante su reinado trató de poner una estatua de sí mismo en el Templo de Jerusalén (aunque esa idea finalmente no se llevó a cabo). Toda esta historia ayuda a establecer la cronología de los eventos narrados en el Nuevo Testamento, como se muestra en la siguiente tabla de los primeros emperadores romanos en orden cronológico.

Emperador Período de Reinado Citas en el NT
Augusto 27 ANE–14 NE Lucas 2:1
Tiberio 14–37 NE Lucas 3:1
Calígula 37–41 NE 2 Tesalonicenses 2:3-4
Claudio 41–54 NE Hechos 11:28; 18:2
Nerón 54–68 NE Hechos 25-26; 28:19

El otro emperador importante en esta cronología es Vespasiano, dado su papel en la Revuelta Judía (66-73 NE), quien tomó el poder durante la guerra civil en el 'año de los cuatro emperadores' tras el suicidio forzado de Nerón (69 NE) y fundó la nueva dinastía flaviana (Vespasiano, Tito, Domiciano). Considerando además que el evangelio de Marcos (el primero en antigüedad) se escribió alrededor del año 70 NE, durante o después de la Revuelta Judía, y los otros se escribieron más tarde aún (hasta el 100 NE), utilizando a Marcos como una de las fuentes; según la Teoría de las Dos Fuentes.

Un dato relevante sobre la edad de Jesús viene de su genealogía según Lucas, donde se puede leer que "Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años" (Lucas 3:23), pero nótese el sentido aproximado en la frase "como de".

Por cierto, la genealogía según Lucas (Lucas 3:23) comienza con Jesús como hijo de José, y sigue su línea ascendente hasta Adán, que fue el primer hijo de Dios; registrándose setenta y siete generaciones en total. Sin embargo, a pesar que la genealogía en Lucas está registrada con el nombre de José, ella sigue el linaje de su madre, es decir, la línea de María -- contrario a Mateo que describe su genealogía descendente desde Abraham hasta José (Mateo 1:1-17). No obstante, a pesar de los posibles errores, inexactitudes y ambigüedades de las genealogías, en ambos casos los evangelistas establecen a Jesús como descendiente del rey David, lo cual le conferiría un derecho legítimo a reclamar el trono de Israel, y lo cual también lo ponía en colisión directa con la dinastía de los Herodes; como se explica más adelante en los evangelios.

Los expertos entonces aplican el método histórico y correlacionan el dato de los "treinta años" de Lucas con el año "quince" del reinado de Tiberio César (Lucas 3:1-3), el cual va del 14 al 37 NE, estableciendo de esta forma un punto de referencia para la cronología de la historia de Jesús. Aunque por otro lado, Tertuliano, uno de los Padres de la Iglesia, en su libro Contra Marción escrito en el segundo siglo, afirma que esto realmemente ocurrió en el año "doce" de Tiberio César, por lo cual de nuevo habría que añadir 3 años de incertidumbre a esta cronología.

A propósito de la mención de Lucas sobre los treinta años. Según la tradición del judaísmo, la edad de 30 años es cuando los nuevos sacerdotes podían comenzar su labor de predica en las sinagogas y en el templo, donde Jesús frecuentemente predicaba (Marcos 1:39; Mateo 4:23; Lucas 4:14-15; Lucas 4:43-44; Juan 18:20), y de esa forma es como posiblemente lo veían los discípulos e incluso los fariseos, quienes en varias ocasiones se refieren a Jesús como "Rabí" o "Rabino" (rabbi o rabboni), el título honorífico dado a un "maestro de la ley" en arameo: 5 veces en Mateo, 6 veces an Marcos, 14 veces en Juan; y curiosamente ninguna vez en Lucas quien siendo un escritor 'gentil' prefiere usar la palabra Maestro.

Además, de acuerdo con los tres evangelios sinópticos, Jesús continuó predicando durante al menos un año; y de acuerdo con Juan, durante tres años, dada las tres celebraciones de la Pascua Judía en las cuales participó (Juan 2:13; 6:4; 11:55–57). Y de ahí se estima que su crucifixión debió haber ocurrido en el año 30 NE, a la edad de 33 años; en tiempos del gobernador Poncio Pilato.

 

¿Jesús o Cristo?
¿Qué hay en un Nombre?

En cuanto al nombre Jesús, escrito como Ἰησοῦς (Iēsoûs) en griego o Iesus en latín, es importante notar que esta es la forma helenizada de un nombre propio semítico (Yeshu o Yeshua, en hebreo) que era popular en Israel durante el primer siglo de Nuestra Era. De hecho en la Biblia y en el Talmud (que incluye el Mishná, el Guemará y cierto material auxiliar) hay referencias a otras personas con el nombre de Jesús, como por ejemplo Jesus Bar-rabban (hijo del maestro) o Bar-abba (hijo del padre), el famoso preso que simplemente es llamado Barrabás en los evangelios (Mateo 27:16; Marcos 15:7; Lucas 23:18; Juan 18:40), o Jesus ben Ananias (mencionado por Josefo en La Guerra de los Judíos) y el sabio Jesus ben Sirach (Simeon Ben Jesus Ben Sira, en el Talmud) autor del Libro del Eclesiástico; comunmente llamado Sirácides.

También en un suplemento del Mishná llamado Tosefta hay varias historias sobre un cierto Yeshu ben Pantera (Jesús hijo de Pantera) que vivió en el primer siglo de Nuestra Era y que algunos han interpretado como una referencia a Jesús como hijo de un legionario romano llamado Pantera. El otro argumento para esta hipótesis viene del filósofo griego Celso (Celsus) quien relata en una polémica obra contra los cristianos que data de finales del siglo II (titulada Discurso Verdadero, que se ha perdido, aunque se conoce gracias al teólogo cristiano Orígenes y su libro Contra Celsum) que él había encontrado que Jesús era hijo de un legionario romano llamado Pantera. Aunque, como explica James Tabor en su libro The Jesus Dinasty (2), la hipótesis de que el padre biológico de Jesús fue un legionario romano llamado Pantera, a pesar que puede tener alguna evidencia arqueológica que la soporta dado que existe una lápida del soldado Tiberio Julio Abdes Pantera encontrada en Bingerbrückque, Alemania, hoy en día esta es una especulación muy debatible y debatida por los expertos.

Solo un comentario más sobre la idea de 'Jesús hijo de Pantera'. Independiente de que esta idea pueda ser cierta o falsa (lo cual actualmente no es posible probar históricamente de manera "positivista", y por eso es una cuestión de fe), esta hipótesis es problemática para los cristianos que creen en la Inmaculada Concepción de María la madre de Jesús. Sin embargo, sin faltar el respeto a aquellos que tienen tales puntos de vista sobre Jesús, y al igual que ocurre con la idea de la "virginidad perpetua" de la Virgen María, para los historiadores es importante seguir la evidencia a donde sea que los lleve, y comprender cuándo, cómo y por qué se desarrollaron estas ideas. La buena historia nunca debe ser enemiga de la fe. El conflicto surge cuando formas posteriores de piedad y "santidad" se le tratan de imponer a una antigua cultura por razones de dogmas religiosos o políticos. Lo que se pierde en este caso es la realidad histórica de quién era Jesús, como un hombre judío de Judea con una familia dentro de su cultura. ¡Lo que perdemos es la historia de Jesús y su familia!

Otra cuestión importante es el uso del término 'Nazareno'. En su tiempo Jesús y sus seguidores fueron llamados Nazarenos, en referencia a su lugar de origen, la ciudad de Nazaret, provincia de Galilea, de donde también procedían los doce apóstoles que acompañaban a Jesús; curiosamente llamada "Galilea de los gentiles" según Mateo (Mateo 4:15). Y por eso durante la cruxificción, Pilato, en un tono sarcástico o como mofa tal vez, mandó que se pusiera sobre la cruz un letrero con las inciales INRI (del latín: Iēsus Nazarēnus, Rēx Iūdaeōrum) que se traduciría como "Jesús Nazareno, Rey de los Judíos". Incluso en el evangelio de Juan se afirma que esto fue escrito en tres idiomas: hebreo, latín y griego (Juan 19:19-22). Más tarde en la historia los seguidores de Jesús fueron llamados Cristianos; término utilizado por primera vez en Antioquía, considerada la cuna del cristianismo (Hechos 11:26)

Aunque, según expertos, Jesús de Nazaret también pudo haber sido llamado por su patronímico formal Yeshua ben Joseph (Jesús hijo de José), como por ejemplo en los evangelios de Juan y Lucas (Juan 1:45; Lucas 3:23). El nombre Yeshua significa 'Salvador' (Mateo 1:18-21), el cual es una derivación de Joshua que significaría 'Yahweh es Salvación' en hebreo. Además hay que tomar en cuenta que el alfabeto hebreo bíblico no incluía vocales, por lo cual en el judaísmo existía la costumbre de hacer derivaciones fonéticas del nombre original a otro que tuviera un significado especial, por ejemplo cuando Jehová cambia el nombre de Abram a Abraham o de Sarai a Sarah (Génesis 17).

Por otra parte, la palabra Cristo, que en griego literalmente significa Ungido, o el 'Ungido del Espíritu' en la interpretación cristiana, se refiere al título dado a Jesús en el Nuevo Testamento en griego, como sinónimo de Mesías en hebreo (el Salvador prometido, profetizado en la Biblia Hebrea) y que posteriormente fue utilizado por los cristianos para referirse a Jesús enfatizando su divinidad, ya sea como Nuestro Señor Jesucristo, o Jesús Cristo, o Cristo Jesús.

En cuanto a los cristogramas o monogramas de Cristo, uno de los primeros que se utilizó fue el Crismón, consistente en las letras griegas Χ (chi) y Ρ (rho) en mayúsculas, las dos primeras del nombre de Cristo en griego: ΧΡΙΣΤΟΣ. Este símbolo fue incorporado por Constantino como sustituto del Lábaro, luego de su conversión al cristianismo.

Crismón: Cristograma Chi-Rho (X-P)

El otro símbolo que muchas personas no conocen es el monograma IHC o IHS mostrado en la imagen a continuación. El monograma IHC/IHS está compuesto de las tres primeras letras IHC correspondientes a Ἰησοῦς en griego, que es el nombre de Jesús en minúsculas, y que corresponde a IHS o ΙΗΣΟΥΣ en mayúsculas.

Cristograma IHC/IHS

Según el escritor americano Mark Twain, este monograma IHC/IHS es de donde viene el expletivo de mencionar el nombre de Jesús como si fuera un nombre compuesto, con una H intermedia y el apellido Cristo. Por ejemplo cuando en inglés se exclama "Jesus H Christ". Aunque otros dicen que la H intermedia surgió por la fonética del 'nombre' del Padre en la oración del Padre Nuestro en inglés, ya que cuando se dice "Hallowed be Thy name" (santificado sea tu Nombre) a algunos les suena como si fuera "Harold be Thy name" (Harold sea tu Nombre). Curioso, ¿no?

 

Crítica Textual: Criterio de Dificultad

Entre las herramientas más utilizadas por los estudiosos del Nuevo Testamento están los llamados 'criterios de análisis textual'. Brevemente, algunos de los criterios más utilizados son los siguientes:
  • Criterio de dificultad. A veces llamado criterio de la vergüenza (del inglés: criterion of embarrassment) sobre acciones y dichos de Jesús que son incómodos para la Iglesia primitiva. Este es un criterio especialmente importante como veremos más adelante.

  • Criterio de testimonio múltiple. También llamado criterio de atestación múltiple (del inglés: criterion of multiple attestation) sobre hechos y dichos de Jesús que aparecen en varias fuentes independientes.

  • Criterio de discontinuidad y originalidad. Sobre prácticas de Jesús que están en continuidad, pero que no se derivan del judaísmo anterior.

  • Criterio de rechazo. Sobre dichos y hechos de Jesús que explican su rechazo y crucifixión.

  • Criterio de sintonía. Con respecto al contexto geográfico, cultural, social y político de la época de Jesús.

  • Criterio de coherencia. Consistencia ente todos los datos recogidos con los criterios anteriores.

Los criterios de crítica textual, junto con el método histórico, normalmente son aplicados por los expertos para evaluar la credibilidad de una narrativa y para tratar de resolver el Problema Sinóptico de los evangelios (cuándo, dónde, cómo y quiénes escribieron los evangelios) y otros problemas similares; como por ejemplo la credibilidad histórica del bautismo de Jesús, según se explica a continuación.

 

Juan el Bautista y el bautismo de Jesús

La descripción del bautismo de Jesús por Juan el Bautista, el popular predicador que bautizaba en el río Jordán, primo de Jesús según Lucas, tal y como se narra en el evangelio de Marcos, así como en Lucas y Mateo, e incluso de alguna manera en el evangelio de Juan, le confiere cierta credibilidad histórica a este evento en particular (Marcos 1:9-11; Lucas 1:5-24; 1:39-45; 3:21-22; Mateo 3:13-17; Juan 1:28-34).

Este pasaje obviamente cumple el criterio de testimonio múltiple. Además gracias al historiador Josefo sabemos que Juan el Bautista existió históricamente y fue el líder de un movimiento religioso mesiánico que predicaba el arrepentimiento de los pecados. Pero cuando Juan denuncia a Herodes Antipas porque su matrimonio era ilegal de acuerdo con la ley de Moisés (ya que su esposa se había divorciado de su hermano Herodes Filipo), el rey Herodes Antipas, temeroso de la popularidad de Juan, lo encarceló y luego lo hizo decapitar durante la infame escena de la danza de la hija de Herodías; que era la princesa Salomé según Josefo, aunque su nombre no aparece en el Nuevo Testamento (Marcos 6:14-29; Mateo 14:6-12; Lucas 9:7-9).

La razón por la que los expertos consideran que el pasaje del bautismo de Jesús por Juan el Bautista es creíble es por el criterio de dificultad. Este es un criterio de 'crítica textual' que establece que es poco probable que un grupo invente una historia que sería embarazosa o dificultosa para sí mismo.

El criterio de dificultad en este caso sostiene que la Iglesia primitiva nunca hubiera querido inventar la historia sobre el bautismo de Jesús por Juan el Bautista, ya que Juan bautizaba para la remisión de los pecados, pero dado que Jesús fue considerado sin pecado, entonces esa historia era problemática y vergonzosa, ya que se coloca a Juan por encima de Jesús.

Aunque hay que notar que mientras que el bautismo de Jesús en sí puede haber sido un evento histórico, la presencia de la paloma y la voz del cielo pueden ser embellecimientos posteriores al suceso inicial.

 

Josefo y el Testimonio Flaviano

Escudriñando dentro de todo lo que escribieron los historiadores romanos de la época como Tácito y Suetonio, así como el historiador romano de origen judío Flavio Josefo, el griego Thallus y el filósofo estoico sirio Mara bar Serapion, podemos ver que en algún momento ellos mencionan a Jesús como alguien que era "llamado Cristo" y a sus seguidores como Cristianos. Nombre dado a los discípulos de Jesús por primera vez en Antioquía, considerada la cuna del cristianismo (Hechos 11:26); ya que anteriormente los seguidores de Jesús eran llamados Nazarenos.

El historiador Flavio Josefo (nacido Yosef ben Matityahu), perteneció a la secta judía de los Fariseos y participó en la La Revuelta Judía (66-73 NE) de parte de los judíos como gobernador militar de Galilea, hasta que se rindió a las fuerzas romanas del general y luego emperador Vespasiano (Tito Flavio) en el 67 NE, trabajando para los romanos presuntamente como traductor. Luego que la revuelta fue derrotada, Josefo fue liberado y se convirtió en ciudadano romano tomando el nombre familiar del nuevo emperador, Flavio, por lo cual algunos judíos lo consideraron 'traidor'. Como historiador romano Josefo escribe varios libros importantes donde cuenta eventos que ocurrieron en Judea durante el primer siglo de Nuestra Era: Antigüedades Judías, Guerra de los Judíos, y Vida (Autobiografía).

Flavio Josefo: ¿Historiador o Traidor?
 

Josefo es quien provee más información sobre esta etapa de la historia en su libro Antigüedades Judías, escrito entre el 93 y 94 NE, e incluso confirma la existencia del movimiento religioso y social originado por 'Juan el Bautista' y su ejecución ordenada por Herodes Antipas (hijo de Herodes I); llamado "Herodes el Tetrarca" en el Nuevo Testamento. Josefo además menciona la muerte de 'Santiago (Jacobo) el hermano de Jesús' ordenada por Anás ben Anás (Anás II). Y tanto Josefo como Tácito mencionan la crucifixión en tiempos de Poncio Pilato; el gobernador de la provincia de Judea bajo el emperador romano Tiberio entre los años 26 y 37 NE. Todo esto Josefo lo establece como hechos históricos.

La segunda, y polémica, referencia de Josefo sobre Jesús aparece en el llamado Testimonio Flaviano donde se menciona a Jesús como un ser de origen supra humano; incluyendo su resurrección al tercer día. Pero según los expertos este supuesto Testimonio es espurio, es decir, que tiene interpolaciones posteriores añadidas por algún autor cristiano, posiblemente para acomodar a sus lectores, quienes eran romanos y griegos, o judíos en la Diáspora. En esencia el Testimonio Flaviano fue redactado a posteriori como una profesión de fe cristiana, que Josefo, siendo un judío tradicional y un historiador romano del primer siglo, nunca hubiera afirmado de esa manera. Además el Testimonio no es mencionado por Orígenes, uno de los Padres de la Iglesia, cuando varias veces se refiere a los escritos de Josefo, y tampoco el Testimonio en su forma actual aparece en el codex de Focio, Patriarca de Constantinopla, que contiene la copia más antigua del Testimonio Flaviano.

El pasaje del Testimonio Flaviano (con las posibles interpolaciones indicadas entre corchetes) dice textualmente:

"Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio [si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo], y atrajo hacia él a muchos judíos y gentiles. [ Era el Cristo.]    Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la Cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron [ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre Él los santos profetas]. La tribu de los cristianos, llamados así por él, no ha cesado de crecer hasta este día." (9)

No obstante, si eliminamos las interpolaciones añadidas a posteriori (indicadas entre corchetes) y releemos el Testimonio Flaviano, la referencia de Josefo sobre Jesús tiene sentido. Esto, sumado al resto de la evidencia histórica, nos permite afirmar que la preponderancia de la evidencia tomada en su conjunto apunta en favor de la existencia histórica del hombre llamado Jesús de Nazaret.

 

Figuras Religiosas del NT Confirmadas

Muchas personas no conocen que, además de Jesús, hay varios nombres de figuras religiosas mencionados en el Nuevo Testamento (NT) cuya existencia se ha podido confirmar en textos históricos. La siguiente tabla muestra un resumen de esos nombres que hasta ahora se han podido confirmar. La última columna contiene la evidencia en los textos históricos; señalando autor y obra.

Nombre Historia Citas en el NT Autor, Obra



Jesús de Nazaret Predicador, sanador y maestro judío, llamado Cristo; crucificado por orden de Pilato; luego se dice haber resucitado Todos los libros del NT excepto la Tercera Epístola de Juan; pero sobre todo en los Evangelios Tácito, Anales; Josefo, Antigüedades; Luciano de Samósata, La Muerte de Peregrino; Celsus (Celso), Discurso Verdadero; Origen, Contra Celsus; etc.



Juán el Bautista Líder religioso judío que predicaba la virtud y la piedad; decapitado por Herodes Antipas Mateo 3:1-15; 11:2-18; Marcos 1:1-9; 6:14-29; Lucas 1:5-23; 7:18-33; Juan 1:6-8; 1:19-37; 3:23-34; Hechos 1:5; 13:24-25 Josefo, Antigüedades



Jacobo, hermano de Jesús Llamado Santiago o Jacobo (no el hijo de Zebedeo) o Santiago el Justo; hermano de Jesus; líder de la iglesia en Jerusalén; martir Mateo 13:55; Marcos 6:3; Hechos 15:13; 21:18; Gálatas 1:19; 2:9; 2:12 Josefo, Antigüedades



Caifás, Sumo Sacerdote Sumo Sacerdote durante el juicio de Jesús Mateo 26:3; 26:57; Lucas 3:2; Juan 11:49; 18:13-28; Hechos 4:6 Josefo, Antigüedades



Anás, hijo de Set Sumo Sacerdote y fundador de una dinastía de sacerdotes; primero en interrogar a Jesús Lucas 3:2; Juan 18:13; 18:19-24; Hechos 4:6 Josefo, Antigüedades



Ananías, hijo de Nebedeo Sumo Sacerdote durante el juicio de Pablo Hechos 23:2; 24:1 Josefo, Antigüedades y Guerra de los Judíos



Gamaliel el Anciano Fariseo que rescata a los apóstoles del Sanedrín Hechos 5:34-39; 22:3 Josefo, Vida; y Mishná (colección escrita sobre tradiciones del Segundo Templo)


 

Osuario de Jacobo, el hermano de Jesús

El descubrimiento del Osario de Jacobo (James Ossuary, en inglés) fue presentado por la Biblical Archaeology Society y el Discovery Channel en el 2002 como el primer vínculo arqueológico directo con el Jesús histórico. Este artefacto arqueológico consiste en una caja de sepultura de piedra caliza del siglo I con la inscripción en arameo: "Jacobo, hijo de José, hermano de Jesús" (Yaakov bar-Yosef akhui di Yeshua).

Sin embargo la autenticidad de la inscripción fue cuestionada por la Autoridad de Antigüedades de Israel, que presentó una denuncia contra el propietario en el 2004. En el 2012 el propietario del osario fue declarado no culpable de cargos de falsificación (aunque fue condenado por cargos menores, incluido el comercio de antigüedades sin licencia), pero la sentencia del juez indicó que la autenticidad de la inscripción del osario de Jacobo (Santiago) el Hermano de Jesús no se había demostrado. No obstante, un estudio posterior de 2014 reportó que la inscripción es auténtica, en contraste con el estudio anterior que había sugerido que era una falsificación (2).

 

Tumba de Talpiot: ¿La Tumba de Jesús?

La Tumba de Talpiot es un sepulcro excavado en la roca descubierto en 1980 en el barrio de Talpiot Oriental, a cinco kilómetros al sur de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Contiene diez osarios de los cuales seis poseen inscripciones. Una de ellas ha sido leída como "Jesús, hijo de José" (Yeshua bar Yehosef). El descubrimiento provocó una gran controversia mediática cuando en 2007 el director de cine James Cameron y el periodista investigador Simcha Jacobovici realizaron un documental titulado "The Lost Tomb of Jesus" (La tumba perdida de Jesús). Posteriomente el descubrimiento de la Tumba de Talpiot de alguna manera se relacionó con el Osario de Jacobo el hermano de Jesús, y con el nombre de María en forma de Miriam o Mariamne, que se puede leer en otro osario del mismo grupo, por lo cual algunos la han interpretado como la tumba de la familia de Jesús.

Sin embargo la inscripción de la Tumba de Talpiot no es completamente legible y la traducción mencionada ha sido criticada por algunos expertos, por lo cual la interpretación de este descubrimiento sigue siendo controversial aún hoy en día. Otro problema es que la especulación sobre la Tumba de Talpiot no cuadra con lo que se cuenta en los cuatro evangelios, ya que después de la crucifixión el cuerpo de Jesús fue llevado a una tumba recientemente cavada en la roca que era propiedad de José de Arimatea; un importante miembro del Consejo del Sanedrín (Mateo 27:57; Marcos 15:43; Lucas 23:50; Juan 19:38).

Como nota historica, es bueno señalar que existen otros dos sitios que han sido considerados como la tumba de Jesús y que actualmente son lugares de peregrinación y adoración cristiana en Jerusalén. Una es la iglesia del Santo Sepulcro establecida desde los tiempos de Constantino y la otra es la Tumba del Jardín (Garden Tomb, en inglés) identificada por Protenstantes y Evangélicos desde el siglo XIX.

Por otra parte la Biblical Archeology Society ha considerado que, aparte de los errores de traducción e interpretación, durante el período del Segundo Templo los osarios de esa clase pertenecían a familias acaudaladas (lo cual no era el caso de la familia de Jesús) y que si la familia de Jesús hubiera tenido un sepulcro familiar, lo más probable es que habría sido en Galilea, no en Jerusalén.

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3. ¿Conoces la historia de tu Biblia?


La Biblia Cristiana en general incluye una versión de la Biblia Hebrea como Antiguo Testamento y añade el Nuevo Testamento con sus cuatro evangelios canónicos, consistentes en los tres evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas, más el evangelio de Juan (históricamente posterior a los sinópticos) tal y como han llegado hasta nuestros días. Además de los cuatro evangelios, el Nuevo Testamento incluye el libro de Hechos de los Apóstoles, más 21 Epístolas (13 o 14 de las cuales se atribuyen a Pablo), y termina con el libro del Apocalipsis o Revelación de Juan de Patmos -- ver nota sobre el Apocalipsis más adelante.

Los evangelios en el Nuevo Testamento relatan la vida y las enseñanzas de Jesús. El origen etimológico de la palabra evangelio es del latín "evagelium", que a su vez proviene del griego "evanghélion", compuesto por 2 vocablos "ev" que significa "bien" y "angelos" que expresa "mensajero", por lo tanto, evangelio significa "buena nueva" o "mensaje feliz".

Muchas personas no conocen que el Nuevo Testamento de la Biblia Cristiana tiene una larga historia, desde que se escribieron las primeras epístolas, y luego los evangelios y demás libros (escritos en griego, dialecto koiné, por autores desconocidos en muchos casos, cuyos originales lamentablemente no existen ya que solo tenemos algunas copias fragmentadas tardías de esos antiguos documentos) los cuales se copiaron, revisaron, editaron y tradujeron muchas veces durante varios siglos, hasta las versiones modernas que han llegado a nuestros días; por lo cual hemos querido contar aquí un resumen de esta importante historia.

Y si además usted quiere conocer de dónde vienen los documentos que sirvieron de 'fuente' para el Nuevo Testamento en la Biblia Cristiana y sobre las copias fragmentadas más antiguas que tenemos (ya que los originales no existen) pues entonces le sugerimos que también lea sobre la historia de los Papiros del Nuevo Testamento, y sobre el llamado Problema Sinóptico que explica cuándo en realidad se escribieron los evangelios y quiénes pueden haber sido sus autores.

 

Religiones del Libro

El Cristianismo, junto al Judaísmo y el Islam, se consideran "religiones del libro", dada la relevancia que tiene El Libro dentro de estas religiones, es decir, las escrituras sagradas de las religiones monoteístas abrahámicas; ya sea la Biblia Hebrea, o la Biblia Cristiana, o el Corán. Lo cual siempre las distinguió del resto de las religiones "paganas" con las cuales coexistieron durante los tiempos de la civilización greco-romana, y contra las cuales lucharon cuando obtuvieron el poder político durante la edad media en Europa; ya que las religiones paganas (que eran politeístas) tenían dioses, templos, sacerdotes, ritos y mitologías, pero no tenían un Libro de escrituras sagradas como tal.

A propósito de las escrituras sagradas de las religiones monoteístas abrahámicas, de ahí también viene el nombre de "Gente del Libro"; término originalmente utilizado desde tiempos inmemoriales para referirse al antiguo pueblo judío, pero sobre todo divulgado por el Islam durante las conquistas musulmanas para referirse tanto a judíos como cristianos (dhimmis) que viven en un país islámico.

Este hecho de tener un libro sagrado es históricamente singular y marca un hito en la historia de la Civilización Occidental, ya que en aquellos tiempos la mayoría de la población era analfabeta, lo cual les impedía apreciar el valor de la palabra escrita. Aunque por otro lado el tener escrituras sagradas propiciaba la formación de comunidades de fe, dada la necesidad de los feligreses de las 'religiones del libro' de congregarse en iglesias o templos, donde los sacerdotes que sí tenían una educación formal y al menos sabían leer, de hecho leían estas escrituras a viva voz para el beneficio de todos los participantes en el culto, y así se convirtieron en parte esencial de la liturgia. Por eso el estudio histórico de las Escrituras es tan importante si queremos entender cómo se desarrollaron estas religiones.

 

Constantino y la Legalización del Cristianismo

El emperador romano Constantino el Grande (Constantino I) (272- 337) fue el primer emperador en detener la persecución de los cristianos, la cual había comenzado con Nerón desde el gran fuego de Roma en el 64 NE, y luego continuó con otros emperadores romanos, hasta el Edicto de Milán, firmado por Constantino y Licinio, el cual legalizó el Cristianismo en el 313 NE. La legalización del cristianismo fue un evento importante en la historia, ya que permitió su consecuente desarrollo como religión organizada hasta convertirse en la religión preferida durante el último siglo del imperio romano.

Aunque la relación de Constantino con el Cristianismo fue difícil, ya que él fue educado en la adoración del dios Sol o Apolo (Sol Invictus), cuyo símbolo portaba y cuyo culto estaba asociado oficialmente al del emperador, y su familia practicaba el Mitraísmo, una religión mistérica greco-romana basada en la adoración del dios Mitra (una divinidad angélica del Zoroastrismo persa) en la cual solo podían participar los iniciados; la cual se difundió en el imperio romano entre los siglos I y IV NE. Además su comportamiento personal como emperador estaba bastante lejos de las virtudes y valores morales cristianos; de hecho mandó a matar al primer hijo de su primera esposa (Crispus) y a su segunda esposa (Fausta) en un arrebato de celos.

Otra historia interesante sobre la familia de Constantino (y esta vez positiva) es que su madre Helena de Constantinopla (Santa Helena) es una figura reverenciada en la historia del cristianismo, ya que realizó un peregrinaje a Tierra Santa en busca de reliquias y sitios sagrados cristianos, como la Vera Cruz (la auténtica cruz de Cristo) y el Santo Sepulcro, donde construyó la iglesia homónima, por lo cual muchos la consideran como la 'primera arqueóloga' de la historia.

Constantino también es conocido por la debatida historia de su conversión. Según cuenta el historiador de la Iglesia, Eusebio de Cesarea, en su libro Vita Constantini, Constantino fue marchando con su ejército hacia la batalla del Puente Milvio al norte de Roma, el 28 de octubre del año 312, cuando levantó la vista al sol y vio una luz con una señal y las palabras en griego "εν τούτῳ νίκα" ("por esto la victoria"), transliteradas como "en toútōi níka" y traducidas al latín como "hoc signo vinces" ("por este signo vencerás"). Al principio Constantino no entendió el significado de la aparición, pero en la noche siguiente tuvo un sueño en el que Cristo le explicó que debía usar el signo en contra de sus enemigos. Tras esta visión, Constantino modificó el estandarte imperial -el Lábaro- para marchar a la batalla bajo el signo cristiano del Crismón.

La señal, de acuerdo con Eusebio, no fue una cruz, sino fueron la letra griega Chi (Χ) atravesada por la letra Rho (Ρ) para formar el símbolo cristiano del Crismón (Chi-Rho), que representa las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego: ΧΡΙΣΤΟΣ. Constantino lo mandó pintar de inmediato en los escudos de su ejército, comenzó la batalla y venció a su oponente, su cuñado Majencio. Se dice que tras estas visiones y por el resultado militar de la batalla del Puente Milvio, Constantino se convirtió de inmediato al cristianismo.

Aunque también hay que decir que el tener visiones de Apolo antes de las batallas era más común de lo que parece entre los generales-emperadores romanos de aquellos tiempos. De hecho el emperador Aureliano tuvo una visión de Sol Invictus (Apolo) antes de la batalla de Emesa (272), y el propio Constantino ya había reportado otra visión de Apolo anteriormente.

Algunos historiadores dudan de la sinceridad de la conversión de Constantino, viendo esta historia como una forma de oportunismo político y una astuta táctica militar, como un mensaje para los soldados de su enemigo Majencio y para la guarnición de Roma, quienes eran mayormente de origen sirio y por ese tiempo profesaban la fe cristiana en secreto, o al menos conocían de qué se trataba. Y también porque la nueva religión del Cristiniamo ya había logrado ganarse los corazones y las mentes de la población marginalizada de Roma, gracias al trabajo caritativo y de evangelización de los apóstoles y seguidores de Jesucristo; a pesar de las muchas presecuciones a las que habían sido sometidos hasta ese momento -- contándose al menos 10 grandes persecuciones a cristianos desde Nerón hasta Diocleciano. No obstante, al final de su vida al parecer Constantino profesó la fe cristiana sinceramente, permitiendo ser bautizado antes de su muerte, e incluso trató de cambiar el culto de sus soldados, haciéndolos recitar sus pregones en latín en un intento de convertir a toda la clase militar al cristianismo.

 

El Primer Concilio de Nicea y La Biblia Cristiana
La Controversia Arriana

La historia de la Biblia Cristiana como Escritura completa comienza luego del Primer Concilio de Nicea en el siglo cuarto de Nuestra Era. Este Concilio fue un evento eclesiástico crucial en la historia del Cristianismo como religión organizada, y es ahí donde comenzaremos nuestro viaje por la historia de La Santa Biblia como la conocemos hoy.

El Primer Concilio de Nicea realizado en el año 325 NE, convocado y auspiciado por el emperador romano Constantino, y presidido por el obispo Osio de Córdoba, de hecho institucionalizó el movimiento religioso cristiano que tres siglos antes había comenzado como una 'secta judía mesiánica' en Jerusalén, y que luego de haber sufrido fuertes persecuciones (desde Nerón y el gran fuego de Roma en el 64 NE hasta el Edicto de Milán que legalizó el Cristianismo en el 313 NE), ahora en la práctica se convertía en religión oficial del Imperio Romano gracias al emperador Constantino, llegando eventualmente a ser la mayor religión del mundo en número de adherentes.

Los obispos allí reunidos tuvieron entonces que decidir sobre algunas cuestiones teológicas fundamentales para la naciente fe cristiana, como la naturaleza de Jesucristo (Cristología), la cuestión de la Trinidad (Controversia Arriana), y la aprobación del Credo Niceno (Credo de los Apóstoles). Aunque, contrario a lo que muchos creen, el Concilio de Nicea no decidió sobre el Canon de las Escrituras Cristianas; eso se hizo después como se explica más adelante. Brevemente:

  • La Controversia Arriana: Se refiere a la disputa entre el obispo Atanasio de Alejandría a favor del Trinitarismo y el presbítero Arrio a favor del Unitarismo. El Trinitarismo es el dogma central de la Iglesia Católica sobre Dios como un ser que existe como tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Mientras que el Unitarismo o Arrianismo, apoyado por Arrio y por el prestigioso obispo Eusebio de Nicomedia, es estrictamente monoteísta y plantea que existe un único Dios (el Dios Padre o Jehová) y que Jesús fue inspirado por Dios en sus enseñanzas morales, por lo cual es considerado el Cristo (que en griego significa el Ungido y que correspondería al Mesías en hebreo), pero que Jesús fue creado y vivió como una persona humana solamente.

  • El Credo Niceno (Credo de Nicea o Credo de los Apóstoles): Promulgado en el Concilio de Nicea (325), ampliado en el Concilio de Constantinopla (381), y confirmado en el Concilio de Calcedonia (451), esta es la conocida proclamación de fe cristiana, basada en la teología de la Trinidad, la cual aún hoy es utilizada en la liturgia de la misa católica así como de varias iglesias protestantes y ortodoxas (8). El Credo Niceno establece la posición de la Iglesia respecto a la controversia arriana, o sea, que Jesús es Dios y que fue "engendrado, no creado", proclamando: "... Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; ...".

  • El Espíritu Santo y la cláusula "filioque": La redacción exacta del Credo de Nicea fue un factor en el Gran Cisma entre la Iglesia Católica occidental (romana) y la Iglesia Otodoxa oriental (bizantina) en 1054; debido a una compleja mezcla de desacuerdos religiosos y conflictos políticos. Especialmente la llamada cláusula "filioque" que significa "y [del] hijo" es una parte muy controvertida de la teología trinitaria cristiana y una de las diferencias centrales entre las tradiciones católica y ortodoxa. El término latino filioque se refiere a si el Espíritu Santo "procede" solo del Padre o tanto "del Padre como del Hijo". Por ejemplo, en la tradición ortodoxa, el Credo de Nicea dice: "Creemos en el Espíritu Santo que procede del Padre" -- sin mencionar "y del Hijo". Otros desacuerdos religiosos tenían que ver con si era aceptable o no usar pan sin levadura para el sacramento de la comunión (Occidente apoyó la práctica, mientras que Oriente no) y con la disputa sobre la creencia occidental de que los clérigos deben permanecer célibes. Estos desacuerdos religiosos se vieron agravados por una variedad de conflictos políticos, particularmente relacionados con el poder de Roma. Roma creía que el Papa (el líder religioso de la iglesia occidental) debería tener autoridad sobre el Patriarca en Constatinopla (la autoridad religiosa de la iglesia oriental). Constantinopla no estuvo de acuerdo, obviamente.

La teología de la Trinidad más tarde fue desarrollada en detalle por algunos Padres de la Iglesia Latina, como el filósofo y teólogo San Agustín de Hipona, que escribió un libro titulado La Trinidad alrededor del año 412. Y también Tomás de Aquino en su libro Suma Teológica del siglo XIII desarrolla el concepto de La Santísima Trinidad. Todo esto de alguna manera acercaba el Cristianismo a las ideas del Neoplatonismo greco-romano de Plotinus y la filosofía idealista de Platón; un proceso que los expertos han llamado 'platonización del cristianismo'. Y quizás también fue una forma de contraponerse al Maniqueísmo (una religión dualista que reverenciaba al sabio persa Mani considerado el último profeta después de Zoroastro, Gautama Buda y Jesús) que en esos tiempos competía con el Cristianismo.

Las consecuencias del Primer Concilio de Nicea fueron monumentales. Según se cuenta, la controversia Arriana llegó a ponerse tan caldeada, con riñas y peleas, que incluso las partes litigantes hasta se fueron a las manos. Y de ahí por cierto viene la expresión en español: "Se armó la de Dios es Cristo", para hacer referencia a que se ha desatado una pelea o una discusión en la que parece imposible llegar a un buen entendimiento de forma pacífica o sosegada.

Poco después de concluído el Primer Concilio de Nicea comenzó el proceso de edición de la Biblia Cristiana, a partir de una lista de 27 libros preparada por el obispo Atanasio en el año 367 NE, los cuales eventualmente se convirtieron en el Nuevo Testamento de la Biblia Cristiana.

Por cierto, Voltaire, el famoso filósofo de la Ilustración, escribiendo en el siglo XVIII, contaba que la Biblia fue canonizada en Nicea colocando todos los libros conocidos sobre una mesa, diciendo una oración y viendo qué textos ilegítimos caían al suelo. Pero ese cuento (¿chiste, quizás?) es solo un mito centenario repetido muchas veces por muchos autores; incluyendo a Dan Brown y su novela 'El Código de Da Vinci'. La realidad es que la aprobación del canon bíblico (la lista oficial de libros en la Biblia) fue un largo proceso donde no hubo un único concilio que se reuniera solo para aprobar el canon bíblico, como veremos a partir de la próxima sección.

Como nota histórica, es interesante mencionar que el Arrianismo de alguna manera también se relacioanaba con las creencias de otros grupos cristianos de entonces, como los Nazareos (o los Nazaritas, que no se deben confundir con el grupo de acompañantes de Jesús llamados Nazarenos) y los Ebionitas (ascetas que hacían voto de pobreza), las cuales eran sectas judeo-cristianas del primer siglo que seguían la Ley de Moisés y tenían sus propios evangelios (ver 'evangelios judeocristianos' más adelante), quienes creían que Jesús era el "profeta" prometido por Jehová Dios (Deuteronomio 18:15).

Sin embargo, es importante notar que el Unitarismo o Arrianismo no desapareció completamente luego del Primer Concilio de Nicea y los debates entre sectas cristianas continuaron por más de cien años, incluyendo varias guerras civiles y religiosas entre los hijos y sobrinos de Constantino. De hecho el Credo Niceno no se estableció oficialmente como ortodoxia del cristianismo hasta el año 380 cuando el emperador Teodosio I, después de dos guerras civiles y otra guerra contra los Godos, decretó el Edicto de Tesalónica y convirtió el cristianismo niceno en la religión oficial del Imperio Romano.

Y también es notable que muchas de las primeras tribus germánicas que se convirtieron al cristianismo luego de la caída del Imperio Romano Occidental en el 493 (Visigodos, Ostrogodos, Burgundios, Lombardos, Suevos y Vándalos) lo hicieron a alguna forma de arrianismo; con la excepción de los Francos que se convirtieron al cristianismo niceno trinitario alrededor del año 496; primero a través de la dinastía merovingia, con Clodoveo (Clovis I) quien unificó las tribus de los francos, y luego con la dinastía carolingia (Carlos Martel y Carlomagno, precursor del Sacro Imperio Romano Germánico) -- ver Linea de Tiempo al final.

Incluso el Arrianismo es citado como un factor en la historia de la invasión de los musulmanes del norte de África a la Península Ibérica en el año 711 y la historia del conde Don Julián, el gobernador visigodo de Ceuta que según se cuenta "invitó" la invasión musulmana a España, ya que aunque él era visigodo (cristiano arrianista), de todas formas se sentía religiosamente más cerca del monoteísmo del Islam que de la Trinidad de los católicos franceses e italianos. Aunque por supuesto esta historia cambió luego de casi ocho siglos de dominación árabe y guerras de Reconquista que culminaron en 1492 con la victoria de los reyes católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, quienes desde entonces pusieron a España firmemente en el campo del Catolicismo y la adoración de La Santísima Trinidad.

 

El Canon de Marción: Un solo Evangelio

Históricamente el primer intento de establecer un canon del Nuevo Testamento ya había ocurrido durante el siglo II de Nuestra Era y se le llamó Canon de Marción. Marción de Sinope, fundador de la teología del Marcionismo, fue un importante teólogo cristiano del segundo siglo y también el primero que intentó formar un canon a partir de las muchas escrituras cristianas que estaban en circulación. El canon de Marción consistía en un único evangelio, llamado Evangelio de Marción (una versión redactada del Evangelio de Lucas), y diez cartas del apóstol Pablo; nueve de las cuales también existen en el Canon de Atanasio; excepto la Epístola a los Laodicenses que aparece en la Vulgata.

El Marcionismo se consideraba una teología 'dualista', la cual argumentaba que el dios Creador del universo según la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento) no podía ser el mismo que el dios Padre del que hablaba Jesús y del cual emana el Cristo (Nuevo Testamento). Consistente con su teología, el canon de Marción no incluía ningún libro del Antiguo Testamento. Marción más tarde fue excomulgado y declarado hereje en el año 144 NE, por lo cual sus escritos prácticamente desaparecieron.

 

El Canon de Atanasio: Cuatro Evangelios

A diferencia del canon de Marción de evangelio único, el canon de Atanasio establecido en el siglo IV incluyó cuatro evangelios de cuatro zonas o polos del mundo cristiano de entonces (los "cuatro vientos" y "cuatro pilares" a que se refirió Ireneo en su obra Contra las herejías en el año 180 NE), como una especie de compromiso entre los cuatro grupos cristianos principales que existían en diferentes regiones del mundo. De esta forma, los 'judíos-cristianos' que seguían la Ley de Moisés preferían el Evangelio de Mateo, los 'paulistas' y los 'cristianos-romanos' preferían el Evangelio de Lucas, los 'unitarios' y 'arrianistas' que eran estrictamente monoteístas solo aceptaban el Evangelio de Marcos, y los gnósticos conocidos como 'valentinianos' solo aceptaban el Evangelio de Juan sobre la teología del Logos (6).

Por su parte la lista de libros de Atanasio pudo haberse basado en otra lista anterior de autor desconocido que aparece en el llamado Fragmento Muratoriano, escrito en latín antiguo (y bastante pobre por cierto) del cual solo queda un fragmento de 85 lineas; fechado alrededor del año 170 dada la mención de Pius I, obispo de Roma. Y es interesante que el Fragmento Muratoriano además plantee que algunas epístolas atribuidas a Pablo que estaban en circulación eran espurias, "falsificadas en nombre de Pablo" -- ver nota más adelante sobre la Epístola a los Hebreos y las epístolas paulinas en general.

Fragmento Muratoriano (Biblioteca Ambrosiana, Milán)

Pero hay que destacar que la formación definitiva del canon del Nuevo Testamento (consistente en 4 Evangelios, más el libro de Hechos, con 21 Epístolas, y terminando con el libro del Apocalipsis) no ocurre hasta el año 367. Estos textos luego fueron confirmados como el canon oficial del Nuevo Testamento en los concilios de Hipona (383) y Cartago (397). Los evangelios y libros que quedaron excluidos de esta lista fueron considerados apócrifos.

 

Fragmentación del Imperio Romano

Este proceso culminó con dos clases de ediciones de la Biblia Cristiana según el idioma utilizado, luego que el imperio romano se fragmentó en oriental (griego) y occidental (latín) en el siglo V, y luego del Gran Cisma de la iglesia católica en Roma con las iglesias ortodoxas orientales en 1054:
  • Por un lado, Constantino había ordenado la producción de cincuenta copias de la Biblia en griego, cuya elaboración fue coordinada por Eusebio de Cesarea (ver Códices Unciales más adelante), las cuales fueron utilizadas en Constantinopla y en todo el imperio romano oriental, y luego en el imperio bizantino.

  • Por otro lado, la edición de la Vulgata Latina, que es una traducción al latín de las escrituras en hebreo y griego, comisionada por el Papa Damasus a Jerónimo de Estridón, fue utilizada en el imperio romano occidental. El término 'Vulgata' significa 'divulgada' y se refiere al uso de la lengua vernacular o 'vulgar' de entonces, es decir, al latín.
Eusebio de Cesarea suele ser llamado el 'Quinto Evangelista' por los expertos, ya que además de historiador de la Iglesia y biógrafo del emperador Constantino, también desarrolló un método para leer los evangelios en paralelo llamado Apparatus Eusebianos, mediante el cual él y sus asistentes dividieron los evangelios canónicos en secciones numeradas y produjeron un conjunto de tablas de referencia cruzadas que permiten a los lectores comparar versiones de la misma historia en otros evangelios.

 

Los Códices Unciales
Las más antiguas Biblias Cristianas en Griego

Durante la segunda mitad del siglo IV y principios del siglo V comenzaron a circular los llamados 'Códices Unciales' (Codex Sinaiticus, Codex Vaticanus, Codex Alexandrinus, Codex Ephraemi, etc.) que son manuscritos de la Biblia Cristiana completa escritos en griego (dialecto koiné) que incluyen una versión de la Septuaginta (13) añadiendo manuscritos del Nuevo Testamento en griego (15). El término Codex o Códice se refiere a un formato de manuscritos encuadernados y cosidos que históricamente reemplazaron a los Rollos de papiro o pergamino, y Uncial se refiere a un tipo de caligrafía Alejandrina del alfabeto griego en mayúsculas -- a diferencia de los textos de tipo Bizantino que generalmente se escribían utilizando el alfabeto griego en minúsculas con una ortografía politónica (con muchos tonos o acentos) inventada en el siglo III.

El nombre específico del códice se refiere al lugar donde fue descubierto (el Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí en el caso del Codex Sinaiticus) o el lugar donde actualmente está depositado (la Biblioteca del Vaticano para el Codex Vaticanus).

Codex Vaticanus con una nota del escriba (Biblioteca del Vaticano)

Los Códices Unciales se supone fueron parte de las cincuenta copias de la Biblia que Constantino había ordenado debido al gran incremento de fieles en Constantinopla, cuya elaboración fue coordinada por Eusebio de Cesarea; el obispo de Cesarea conocido como el padre de la historia de la Iglesia.

El Codex Sinaiticus y el Codex Vaticanus son las copias más antiguas de la Biblia Cristiana completa en griego que existen en la actualidad. Pero también debe notarse que los Códices Vaticanus y Sinaiticus no son idénticos y en realidad hay bastantes diferencias entre estos dos textos.

Por otro lado, hablando de ediciones antiguas de la Biblia Cristiana es interesante notar que, aparte de los textos griegos mencionados anteriormente y la Vulgata en latín, también existen algunas versiones antiguas de los textos del Nuevo Testamento escritas en otros idiomas, por ejemplo los evangelios de Garima pertenecientes a la Biblia Etíope y los evangelios de Dura-Europos pertenecientes a la Biblia Siria. Aunque, según los expertos, los "originales" del Nuevo Testamento (que lamentablemente no existen) deben haberse escrito en griego.

 

La Vulgata: La Biblia en Latín

Jerónimo de Estridón (San Jerónimo) fue un monje y un importante teólogo cristiano, comisionado por el Papa Damasu como editor de la primera versión de la Biblia en latín, para lo cual se basó en la Septuaginta en griego (LXX para los especialistas) y en las escrituras aprobadas como canónicas para completar la Vulgata Latina a finales del siglo IV (12). La Septuaginta (13) es una traducción al griego koiné de los textos hebreos y arameos del Tanaj o Biblia Hebrea, realizada por el grupo de Setenta rabinos en el siglo III ANE en Alejandría; durante el reinado de Ptolomeo II. El término 'Vulgata' significa 'divulgada', en referencia al uso de la lengua vernacular de entonces, es decir, al latín.

Aunque más tarde el Concilio de Roma (382) decidió que algunos libros de la Septuaginta, como los libros de Esdras, no deberían ser considerados Escrituras (inspirados y canónicos) por lo cual la Biblia Católica actual difiere de la Vulgata original en algunos libros (12). No obstante la Vulgata continuó siendo utilizada con el nombre de Biblia Latina. Incluso durante el Concilio de Trento (1545-1563), convocado por la Iglesia Católica como respuesta a la Reforma Protestante, la Vulgata fue reconocida como ejemplo para el canon bíblico católico, a partir de la cual se comisionó la creación de la versión estándar de La Sagrada Biblia Católica en 1590.

Algo interesante sobre la Vulgata es que Jerónimo también utilizó la Biblia Hebrea, en el hebreo original, para traducir algunos pasajes del Antiguo Testamento al latín, y al parecer tuvo dificultades con ciertas palabras en hebreo, por lo cual algunas frases se convirtieron en un reto de interpretación para los futuros lectores. Por ejemplo en la escena donde Moisés recibe la ley en el Monte Sinaí, luego de ver la gloria de Dios, en la Biblia Hebrea se cuenta como la cara de Moisés luce radiante (Exodo 34:29-30) y la palabra hebrea que se utilizó para describir la apariencia de Moisés es "qeren" que literalmente significaría "rayos", la cual en la Septuaginta se tradujo al griego como "dedoxastai" que significa "glorificado". Sin embrago Jerónimo en la Vulgata traduce esa frase como "cornuta esset facies", que literalmente significa "su cara tenía cuernos". Y por eso en la estatua del Moisés de Miguel Ángel, en la basílica de San Pedro en Roma, Moisés se representa con cuernos, lo cual siempre ha sido un problema para los guías turísticos de la basílica dado el simbolismo 'pagano' que generalmente se asocia con los cuernos.

Otro punto de contención entre la Vulgata y las iglesias protestantes modernas es una frase que existe en la primera epístola de Juan, llamada 'Coma joánica', que es el único lugar en la Biblia donde se menciona explícitamente la Trinidad diciendo: "Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno" (1 Juan 5:7-8). Sin embargo esta frase sobre la Trinidad no aparece en los manuscritos griegos más antiguos; por lo cual se considera una interpolación posterior. Un ejemplo de esto se puede observar en el Codex Sangallensis en la Abadía de San Galo (ver imagen de la Vulgata con la Coma joánica en el margen inferior) posiblemente escrito por un monje irlandés en el siglo octavo.

Vulgata con la Coma Joánica (Abadía de San Galo)

Otra diferencia entre la Vulgata católica y las Biblias protestantes es que el Antiguo Testamento protestante se basa en la Biblia Hebrea aprobada por el Concilio de Jamnia (90 NE) que tiene menos libros que la Septuaginta. Por ejemplo, el Libro de la Sabiduría (Sabiduría de Salomón) y el Libro del Eclesiástico o Sirácides (Sabiduría de Ben Sira), personalmente dos de mis favoritos, y otros llamados 'Deuterocanónicos', no aparecen en las Biblias protestantes; a pesar que existen en la Septuaginta. Además las Biblias protestantes en general se basaron en versiones del Nuevo Testamento en griego, no en latín, como por ejemplo las traducciones basadas en el llamado Textus Receptus -- ver sección sobre 'La Biblia Impresa y el Textus Receptus' más adelante.

Más tarde en la historia la Vulgata también fue traducida a otras lenguas vernáculas, dando lugar a la Biblia Alfonsina en español (1280), la primera biblia en castellano traducida del latín, comisionada por el rey Alfonso X de Castilla conocido como "el sabio", y la Biblia de Douay-Rheims en inglés (1582).

 

Las Biblias Ilustradas

Más tarde aún, durante el siglo VI, comienzan a producirse versiones iluminadas (ilustradas) de la Biblia, como los famosos Evangelios de Rabbula, considerados una da las más finas obras de arte bizantino y uno de los más antiguos manuscritos de los evangelios en siríaco que se han conservado; dando comienzo al importante movimiento de la iconografía cristiana, así como el arte religioso de la Edad Media y luego del Renacimiento.

Evangelio de Rabbula (Biblioteca Medicea-Laurenziana, Florencia)

Las Biblias ilustradas en ocasiones llegaron a ser bellas obras de arte, pero más importante aún desde el punto de vista práctico es que proveían una forma eficiente de evangelización entre las poblaciones "paganas" que muchas veces no sabían leer ni escribir.

 

La Biblia Impresa y el Textus Receptus de Erasmo

La historia de la Biblia impresa comenzó con Gutenberg, el inventor de la imprenta, a quién le tomó 6 años (1450-1456) producir la primera copia impresa de la Vulgata Latina. La impresión de la Biblia de Gutenberg fue un hito histórico en el avance de la civilización occidental, y también significó el fin del problema de las copias que existió con los manuscritos de la Biblia Cristiana.

Sin embargo, nadie trató de imprimir una versión de alguno de los manuscritos de la Biblia en griego hasta que el cardenal español Francisco Cisneros, asistido por el erudito Diego López de Zúñiga (Stunica), en 1502 produjeron una Biblia políglota en varios tomos de tres columnas que incluía el Antiguo Testamento en hebreo, la Septuaginta en griego, y la Vulgata en latín. El trabajo de impresión se realizó en Alcalá (cuyo nombre en latín era Complutum) y de ahí el nombre de Biblia Políglota Complutense. Pero dado que la Biblia Complutense era una Biblia Católica, su 'publicación' requería la revisión del "Censor Librorum" y el sello de "nihil obstat" o "imprimatur", es decir, que tuvo que esperar por la aprobación del Papa León X, por lo cual no salió a la luz hasta 1522.

Para ese entonces el humanista, erudito, filólogo y teólogo católico neerlandés, Desiderius Erasmus (Erasmo de Róterdam) ya había publicado una edición del Nuevo Testamento en griego, y por eso Erasmo recibe el crédito histórico del primer Nuevo Testamento publicado en griego en 1516, llamado 'Textus Receptus' (14); que significa 'Texto Recibido', en latín.

 

El Textus Receptus y las Lenguas Vernáculas

El Textus Receptus creado por Erasmo es un texto ecléctico, es decir, una reconstrucción basada en la lectura de una docena de manuscritos del Nuevo Testamento de categoría bizantina en griego, datadas del siglo doce.

Este fue el texto que sirvió de base para varias famosas traducciones de la Biblia Cristiana a las lenguas vernaculares, como la Biblia de Reina-Valera en español, la de King James en inglés (Biblia del Rey Jacobo), la de Lutero en alemán, la de Louis Segond en francés, etc. -- ver a continuación.

 

Denominaciones Cristianas

En el siglo XVI, Martín Lutero y otros, durante la Reforma Protestante, comenzaron a traducir la Biblia del texto griego a las lenguas vernáculas, es decir, a los idiomas de la gente común. Antes de esto, la mayoría de las personas en Europa estaban expuestos a la Biblia a través de la Vulgata, la versión en latín del Antiguo y Nuevo Testamento que solo los hombres educados, en su mayoría sacerdotes católicos, podían leer.

Un efecto histórico de las traducciones en vernacular fue que la gente común comenzó a leer (muchos por primera vez) y a interpretar la Biblia en diferentes formas, y eso trajo como consecuencia el surgimiento de las tantas denominaciones Protestantes que existen en Europa y Norte América: Anglicanos, Episcopales, Puritanos, Presbiterianos, Bautistas, Luteranos, Calvinistas, Cuáqueros, etc.

En Estados Unidos además ocurrió un singular fenómeno religioso a medida que el país se volvió más democrático. Lo que el viajero y diplomático francés Alexis de Tocqueville describió como "individualismo americano" también tuvo una profunda influencia en la interpretación bíblica y la forma en que los laicos evangélicos leen el texto sagrado. Aunque en realidad estos movimientos evangélicos no se desarrollaron en completo aislamiento y a menudo siguieron las interpretaciones de líderes carismáticos, surgidos durante los períodos del Great Awakening (Gran Despertar o Avivamiento Cristiano, en español) como por ejemplo: Joseph Smith (Mormones o Santos de los Últimos Días), Barton Stone y Alexander Campbell (Restauracionistas), Ellen White y William Miller (Adventistas), Lorenzo Dow (Metodistas), Charles Fox Parham (Pentecostales), Charles Taze Russell (Testigos de Jehová), etc.

 

Nuevo Testamento Greco: Traducciones Modernas

El Textus Receptus de Erasmo se convirtió en el texto griego dominante por doscientos ciencuenta años, hasta que Westcott y Hort publicaron su libro titulado The New Testament in the Original Greek en 1881; una 'crítica textual' del Nuevo Testamento a partir del análisis de los más antiguos manuscritos griegos de categoría Alejandrina en existencia, el cual favoreció los Codex Vaticanus y Sinaiticus sobre el Textus Receptus.

Actualmente, sin embargo, la versión que la mayoría de los expertos utilizan como Nuevo Testamento en Griego es la NA28, es decir, la edición 28 del Novum Testamentum Graece de Nestle-Aland, la cual tiene en cuenta tanto el Textus Receptus de Erasmo así como la revisión de Westcott y Hort de los Códices Unciales -- ver nota al final para más información (10).

Por eso la mayoría de las traducciones modernas del Nuevo Testamento, como la Nueva Versión Internacional y la Nueva Biblia de las Américas, están basadas en un texto ecléctico griego que depende tanto del Codex Vaticanus como del Textus Receptus.

 

Traducciones al Español

En cuanto a traducciones al español, existen más de 20 versiones o traducciones reconocidas de la Biblia completa, muchas de las cuales son versiones en español de otras famosas Biblias que originalmente se publicaron en otros idiomas.

La primera Biblia traducida integralmente del griego al castellano en 1569 fue la llamada 'Biblia del Oso', la cual está basada en el Textus Receptus en griego. El nombre 'Biblia del Oso' se refiere al diseño de la portada donde aparece un oso que recuerda al Oso del Madroño; símbolo de Madrid. La Biblia del Oso fue una traducción preparada por Casiodoro de Reina en 1569, y revisada por Cipriano de Valera en la llamada 'Biblia del Cántaro' de 1602; de ahí el nombre moderno de Biblia de Reina-Valera (Reina-Valera Revision o RVR).

Algo interesante sobre los eruditos Reina y Valera es que ambos fueron monjes de la Orden Católica de San Jerónimo convertidos al protestantismo (7), quienes en algún momento tuvieron que salir de España por temor a la Inquisición. Valera luego fue reconocido como un gran erudito en toda Europa, llegando a ser profesor de teología en la Universidad de Cambridge, Inglaterra.

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4. Papiros, Pergaminos y Códices: Las copias más antiguas

Desafortunadamente no poseemos ninguno de los escritos originales del Nuevo Testamento, y las copias más antiguas que tenemos son fragmentos tardíos que pueden haber tenido alteraciones, ya sean negligentes o intencionales. Tal es el caso de los llamados 'Papiros del Nuevo Testamento', que son las copias más antiguas que existen, aunque sean fragmentarias, y que se clasifician en varias categorías según los tipos de letra utilizadas (paleografía), como por ejemplo los de tipo Alejandrino, Bizantino y Siríaco.

 

Los fragmentos de papiro más famosos

Entre los más antiguos y más famosos fragmentos de papiros que existen están los de categoría Alejandrina. Por ejemplo los que se encuentran en la biblioteca John Rylands en Mánchester, Reino Unido (fechados entre el 125 y el 160), los Papiros Bodmer en la Biblioteca Bodmeriana de Suiza y en la Biblioteca Vaticana (fechados desde 175 al 225), los de Chester Beatty en el Castillo de Dublín y en la Universidad de Míchigan (fechados en el siglo III) y uno en la biblioteca Sackler de la Universidad de Oxford (fechado en el siglo II).

Otros papiros famosos y controversiales son los Papiros de Oxirrinco (una antigua ciudad del Alto Egipto) que se encuentran en el Museo Ashmolean de la Universidad de Oxford (algunos donados al 'Museum of the Bible' en Washington D.C.), descubiertos desde 1897 en un antiguo vertedero de basuras. Según se cuenta estos papiros fueron extraídos de máscaras de momias que los egipcios fabricaban con fragmentos de papiro reciclados. Los Papiros de Oxirrinco son un conjunto de aproximadamente medio millón de papiros, la mayoría de los cuales son documentos administrativos, contratos y cartas privadas, junto a algunos manuscritos sobre matemática, historia, música, teatro y poesía, y que además contienen algunos fragmentos del Nuevo Testamento, así como manuscritos del Antiguo Testamento, e incluso documentos cristianos no canónicos; como algunos fragmentos del Evangelio de Tomás. Los fragmentos del Nuevo Testamento de los Papiros de Oxirrinco están fechados desde la segunda mitad del segundo siglo hasta el siglo quinto; siendo los más antiguos dos capítulos de Juan (Juan 18–19) y uno de Mateo (Mateo 21) fechados alrededor del 150 NE.

 

El papiro más importante: P75

El texto griego del Nuevo Testamento que se utiliza en nuestras traducciones modernas no se basa en un solo manuscrito. Es lo que llaman un texto ecléctico, una reconstrucción que se basa en lecturas de varios manuscritos antiguos diferentes. Pero el texto ecléctico griego depende en gran medida de un manuscrito en particular, el Codex Vaticanus del siglo IV -- ver sección sobre La Biblia Cristiana para más información sobre el Codex Vaticanus.

Hasta mediados del siglo veinte la mayoría de los críticos textuales del Nuevo Testamento creían que el texto preservado en el Codex Vaticanus era el resultado de una revisión editorial que tuvo lugar en el siglo IV. Sin embargo, en 1961 se encontró un códice de papiro con 51 páginas que contiene extensos fragmentos de los Evangelios de Lucas y Juan en griego (P75 para los especialistas) y que a menudo se le llama el papiro neotestamentario más importante descubierto hasta ahora porque fue fechado, sobre la base de su escritura, alrededor de 175-225 d.C., y su texto coincide muy de cerca con el del Codex Vaticanus, lo cual eleva la relevancia de este codex griego en particular al poner su posible 'fuente' a finales del segundo siglo o principios del tercero; un siglo antes de lo que inicialmente se pensaba.

Papiro P75 (Biblioteca Apostólica Vaticana)

El Papiro P75 originalmente perteneció a la Biblioteca Bodmeriana (propiedad del coleccionista suizo Martin Bodmer) y se le dio el nombre de Papiros Bodmerianos 14-15. Más recientemente, en el 2007, la Biblioteca Vaticana adquirió estos importantes papiros, ahora conocidos como P75.

 

La Prueba del Carbono-14: ¿Por qué casi nunca se utiliza?

La famosa prueba del carbono-14, o radiocarbono, es una herramienta muy útil en arqueología en general para datar restos orgánicos antiguos, y tambien se puede utilizar para estimar la edad del material en el cual se escribieron los manuscritos. Sin embargo esta prueba no está libre de incertidumbre y errores.

El principio físico del análisis del carbono-14 es que todos los seres vivos absorben de la atmósfera el isótopo de carbono radiactivo, el carbono-14, en una proporción determinada con respecto a los isótopos de carbono no radiactivos del dióxido de carbono como el carbono-12. Cuando los seres vivos mueren, el carbono-14 presente en el organismo comienza su proceso de desintegración radiactiva a un ritmo regular conocido, llamado Periodo de Semidesintegración (semivida); que es el tiempo necesario para que se desintegren la mitad de los núcleos de una muestra inicial de un radioisótopo (5,730 años en el caso del carbono-14).

Pero el problema práctico es que el nivel del carbono-14 en la atmósfera no es constante, y eso requiere estimados adicionales de la concentración de carbono-14 durante eras históricas pasadas, basándose por ejemplo en los anillos de los árboles de muestras de maderas de edades conocidas. Entonces, conociendo la proporción de isótopos de carbonos, es posible calcular el tiempo cuando el organismo murió; o para ser más precisos, calcular los años transcurridos desde la muerte del ejemplar hasta el año 1950; fecha elegida por convenio y por las severas anomalías causadas por los ensayos nucleares en la segunda mitad del siglo XX -- y por cierto de ahí viene el término BP o "Before Present" (Antes del Presente, en español). No obstante, todo este procedimiento introduce errores en el análisis del carbono-14 que pueden ser hasta del 68% del valor estimado.

Aparte del problema de la posible contaminación de la muestra con trazas de carbono-14 foráneas durante todo el tiempo (siglos) que la muestra fue transportada de un lugar a otro, o estuvo almacenada, lo cual puede sesgar significativamente al análisis del radiocarbono.

Además del hecho que muchas veces los papiros y pergaminos se reciclaban y se reescribían, ya que estos materiales podían resultar caros para las personas que copiaban estos documentos, y lo que realmente nos interesa saber es la fecha cuando se escribió originalmente, o cuando se copió o se tradujo un manuscrito dado; no la fecha del papiro o pergamino en el cual se escribió.

Y por eso siempre hay que hablar del 'nivel de confianza' de una fecha dada.

 

El reto de fechar los manuscritos

La tarea de fechar estos antiguos manuscritos puede ser todo un reto para los expertos, ya que el procedimiento depende de muchos factores que van desde poder encontrar en los documentos referencias a hechos históricos que se puedan corroborar de otras formas, en el mejor de los casos, o al menos poder encontrar un colofón o una nota del autor que tenga una fecha, hasta los menos confiables métodos de análisis de la caligrafía (paleografía). Todo esto sin contar otros problemas a tener en cuenta como la contaminación de la muestra, las condiciones físicas del descubrimiento, la cadena de custodia de los documentos y la posibilidad de fraude, etc.

Por ejemplo, el pergamino llamado "Armonía Dura-Europos" descubierto en 1933 es una 'armonía' o 'concordancia' de los evangelios, es decir, que contiene una combinación de los cuatro evangelios (Dura Pergamino 24, tipo Uncial, para los especialistas). Históricamente las armonías de los evangelios fueron compuestas por Taciano el Sirio, un escritor cristiano del siglo II. Dura-Europos a su vez era una ciudad siria helenística y romana a orillas del Éufrates; en la frontera del imperio romano. La Armonía Dura-Europos con bastante confianza se puede datar de antes del año 256 NE que es cuando la ciudad Dura-Europos fue saqueada; pero cuánto antes es debatible.

Por otro lado, el famoso fragmento de siete lineas del Evangelio de Juan (Juan 18:31–33) de la Biblioteca Rylands (Papiro P52), un pequeño fragmento del tamaño de una tarjeta de crédito que a veces se promociona como el más antiguo manuscrito cristiano con una fecha de "aproximadamente 125 d.C.", en realidad solo está fechado por su letra, su caligrafía, el cual es un método muy poco confiable. De hecho el estilo de escritura utilizado en el papiro de Rylands persistió en el siglo III. Además el fragmento de papiro P52 está escrito por ambos lados, lo cual sugiere que es parte de una página de un libro, a diferencia de los rollos de papiro que solo están escritos por una cara, y dado que históricamente la escritura en 'libros' fue posterior a los 'rollos', eso indica que este fragmento no puede haber sido parte de los manuscritos 'originales'.

Papiro P52 (Biblioteca de Rylands)

Entonces, si bien el papiro de Rylands (y algunos otros papiros cristianos fragmentarios) pudiera ser tan antiguo como el pergamino Dura-Europos, en realidad eso no podemos saberlo con seguridad sin más pruebas.

 

El problema de las copias de los manuscritos

Los manuscritos del Nuevo Testamento que han sobrevivido no son los originales, sino copias de copias hechas por escribas o por personas que al menos sabían leer y escribir, algunas de ellas siglos después que se escribieron los originales, a veces con errores de copia y edición, así como redacciones e interpolaciones posteriores; intencionales o accidentales.

El problema de los errores en las copias de los manuscritos, sean por negligencia o intencionales, era tan prevalente entre los copistas cristianos del segundo y tercer siglo que Orígenes de Alejandría, uno de los Padres de la Iglesia, se quejó abiertamente del problema en su obra Contra Celsum (248) escribiendo: "La diferencia entre los manuscritos se ha hecho tan grande, por negligencia de los copistas o por perversa audacia de otros; ellos ni siquiera comprueban los que se transcribió, y si acaso lo chequean, entonces hacen aún más adiciones o redacciones como les place".

Incluso en una página del Codex Vaticanus, una de las copias más antiguas de la Biblia Cristiana completa en griego, hay una nota al margen donde se puede leer la siguiente protesta del editor contra el copista: "Tonto e ingenuo, deja la lectura anterior, no la cambies". Esa es la razón de las discrepancias que se han encontrado entre las copias más antiguas que existen (6).

Y por eso también en el libro del Apocalipsis el autor envía una 'maldición' contra los copistas 'perversos' cuando dice: "Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida" (Apocalipsis 22:18-19).

Escriba Medieval, Jean Miélot (Biblioteca Nacional de Francia)

Lo cual plantea un dilema para los críticos textuales dado que no tenemos los originales del Nuevo Testamento. Y por eso algunos se preguntan si un pasaje bíblico que solo aparece en las copias más tardías, pero no en las copias más tempranas que tenemos, debería o no ser considerada parte de las Sagradas Escrituras. No todo el mundo va a responder estas preguntas de la misma forma, por supuesto.

 

Manuscritos del Mar Muerto

Los Manuscritos del Mar Muerto fueron descubiertos accidentalmente por pastores beduinos a finales de 1946 en una cueva en las cercanías de las ruinas de Qumrán. Posteriormente, hasta el año 1956, se encontraron manuscritos en un total de once cuevas de la misma región.

El conjunto de manuscritos descubiertos en Qumrán incluye aproximadamente doscientas copias de todos los libros de la Biblia Hebrea, la mayoría muy fragmentada. También se han encontrado textos apócrifos del Antiguo Testamento, así como libros propios de la comunidad de Qumrán que produjo estos documentos, como reglamentos y oraciones propias, escritos en hebreo, arameo y griego.

Entre los Manuscritos del Mar Muerto (Qumrán Cueva 7) en 1972 se encontró un fragmento (7Q5 para los especialistas) que se especula corresponde a dos versículos de Marcos (Marcos 6:52-53) y que pudo haber sido depositado en dicha cueva en el año 70 NE, o un poco más tarde quizás. Esta es una especulación muy debatida entre los expertos, pero de ser cierta lo convertiría en el fragmento más antiguo de cualquier documento del Nuevo Testamento, y que, a diferencia de los papiros mencionados anteriormente, hasta ahora sería el único de finales del primer siglo.

Además en Qumrán (Cuevas 4,5,6) se encontró un intrigante manuscrito llamado Documento de Damasco que contiene la historia sobre un 'Maestro de Justicia', con algunos paralelos a la historia de Jesús, y que según especialistas puede ser una conexión entre la comunidad de los Esenios y el Evangelio Q -- ver Sectas del Judaísmo: Q y los Esenios para más información.

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5. Problema Sinóptico
¿Cuándo se escribieron los Evangelios?

El Problema Sinóptico se refiere a la perícopa de aproximadamente doscientos versículos que comparten los evangelios de Mateo y Lucas, los cuales coinciden casi literalmente, pero que no existen en el evangelio de Marcos; considerado el primero de los evangelios.

Lo cual plantea varias preguntas, como por ejemplo, ¿acaso Mateo y Lucas estaban copiando de otra fuente escrita que no se encuentra en el Nuevo Testamento?, ¿o acaso los evangelistas se estaban copiando unos a otros, y entonces quién copió a quién?, ¿y si así fuera, entonces por qué cada evangelista tiene su propio material exclusivo que no se encuentra en ningún otro libro?

Dicho Problema Sinóptico también se relaciona con las llamadas Doble Tradición y Triple Tradición de los evangelios (ver sección sobre Relación entre los Evangelios Sinópticos más adelante) y con la posible existencia de la Fuente Q.

Este es un importante 'problema' que los eruditos deben 'resolver', o explicar de una manera razonable, porque como ha dicho un teólogo, la solución que uno le dé al problema sinóptico influirá en la exégesis (interpretación), la crítica textual (crítica de redacción), además de afectar la búsqueda del Jesús histórico, la historia de la Iglesia primitiva e incluso el texto de los evangelios; como se explica a continuación.

Un hecho que muchas personas no conocen sobre la organización del Nuevo Testamento, y que influye de manera importante en el problema sinóptico, es que los libros no están en orden cronológico. Esto es importante porque los documentos más antiguos del Nuevo Testamento en realidad son las primeras siete epístolas de Pablo a las iglesias escritas entre el 50 y 60 NE, y la epístola de Santiago (Jacobo o James, en inglés, Santiago el Hermano de Jesús, también llamado Santiago el Justo). Y según varios estudiosos y eruditos, estas cartas que circulaban entre las primeras comunidades cristianas influenciaron en los evangelistas y autores que posteriormente escribieron sobre la vida de Jesús -- para más información sobre el apóstol Pablo y las epístolas paulinas ver nota sobre el Nuevo Testamento en Orden Cronológico.

En cuanto a las fechas, los autores y los lugares donde originalmente se escribieron los libros del Nuevo Testamento, hay que decir que este tema es debatible y debatido (ya que los originales no existen y solo tenemos algunas copias tardías de los manuscritos), y tampoco existe una cronología que se pueda establecer con absoluta confianza desde el punto de vista histórico. No obstante, al menos en la actualidad existe un consenso entre los teólogos y euriditos contemporáneos; y es ese consenso el que utilizamos para las fechas en este blog.

 

Los Evangelios Sinópticos

Las primeras escrituras cristianas tenían diferentes características y diferentes propósitos, pero sus autores no eran historiadores en el sentido que lo entendemos hoy. Los autores de estas escrituras en realidad eran personas que vivían dentro de aquellas primeras comunidades cristianas, algunas de ellas en Asia Menor, o en Grecia, o en Roma, o en general fuera de la Palestina romana donde ocurrieron los hechos, y necesitaban comunicarse entre ellos en forma escrita. Por eso las primeras escrituras cristianas parecen ser una superposición de historia y teología dificil de separar. Además estos autores tenían diferentes audiencias para las cuales escribían, ya sean judíos o gentiles ('gentes de las naciones' en hebreo, es decir, griegos, romanos y no judíos en general) y de nuevo esto requería enfoques diferentes en las distintas narrativas.

Algunas escrituras, como los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, llamados 'evangelios sinópticos', son narrativas sobre la vida de Jesús que, como nos dice Lucas, tratan de "poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas" (Lucas 1:1). La razón por la que son llamados sinópticos es porque son muy similares en estructura, contenido y redacción, de forma tal que pueden colocarse fácilmente uno al lado del otro para proporcionar una comparación sinóptica de su contenido. Aunque cada evangelio tiene su propio material exclusivo que no existe en ningún otro; y de ahi viene el llamado Problema Sinóptico.

Por ejemplo, si se comparan los versículos en la Predicación de Juan el Bautista, Mateo 3:7-10 con Lucas 3:7-9, o Mateo 3:11-12 con Lucas 3:16-17, tal y como se muestra en la imagen a continuación, se notará como estas narrativas coinciden palabra por palabra, como si ambos estuvieran copiando de una misma fuente (que por cierto no aparece en Marcos); mientras que por otro lado existen significativas discrepancias en el resto del texto, e incluso cada evangelista tiene su propio material que no existe en ningún otro.

Problema Sinóptico: Mateo y Lucas a veces coinciden palabra por palabra, pero esa misma historia no aparece en Marcos

Otras escrituras tienen un carácter más bien de homilía o tesis teológica, como la tesis del Logos o Verbo Encarnado del Evangelio de Juan que establece que: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1). O eran proclamaciones de fe cristiana: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). O sencillamente eran documentos destinados a algunas de las primeras iglesias y comunidades cristianas, o a un grupo de seguidores de los apóstoles. Y por eso para los historiadores de las religiones es importante leer estas escrituras dentro del contexto histórico en el cual fueron escritas, tratando de separar historia y teología.

 

¿Quiénes eran los Evangelistas?

Es importante también mencionar que, de acuerdo a la mayoría de los expertos y eruditos, ninguno de los autores de los evangelios fue testigo presencial de los hechos que narran sobre la vida de Jesús, y ninguno siquiera explícitamente declara haberlo sido.

Además ocurre que los autores de los evangelios no se identifican como para que sepamos con certeza quiénes eran (sus nombres fueron dados por la tradición de la Iglesia), y en las pocas veces que cuentan algo sobre sí mismos, notamos que realmente ellos no fueron testigos presenciales de los eventos ocurridos durante la vida de Jesús, sino que más bien se están basando en un 'testimonio' de alguien que tampoco es identificado claramente, o en una tradición oral.

En realidad todos los evangelios son anónimos, o de autores desconocidos, y las primeras menciones de los nombres de los evangelistas vienen del apologista cristiano Justino Mártir durante el segundo siglo (120-150) cuando se refirió a "las memorias de los apóstoles", así como de Ireneo el obispo de Lyon en su obra Contra las herejías escrita alrededor del año 180 quien tambiém atribuye los evangelios a "los apóstoles" en general; y de esa forma comenzó la tradición de la Iglesia de asociar los autores de los evangelios con nombres específicos de algunos apóstoles.

Por esta razón la hipótesis de trabajo de los eruditos contemporáneos sobre los orígenes del cristianismo es que los autores de los evangelios en realidad eran los portavoces de sus respectivas comunidades (iglesias), a quienes se les dio la tarea de registrar y escribir en griego (la lengua franca del período helenístico en la antigüedad) las tradiciones orales que sus compañeros cristianos habían conservado por generaciones.

Además debe señalarse que cuando los expertos se dan a la tarea de analizar el origen de los evangelios, lo primero que notan es que la habilidad literaria y el dominio del idioma griego de los autores son excepcionalmente raros en el mundo antiguo. Incluso algunos parecen haber tenido una educación formal en retórica y filosofía. Esto, sumado a las fechas tardías cuando se escribieron los evangelios (entre el 70 y el 100 NE), hace muy improbable que los evangelios que han llegado a nosotros fueran escritos por alguno de los doce apóstoles, o por algunos de los discípulos de Jesús o algunos de los primeros apóstoles.

Más aún, dado que pocas personas en el período greco-romano sabían leer y escribir, o eran lo suficientemente acaudaladas como para escribir y publicar libros por ellos mismos, los autores usualmente trabajaban en comunidades que los apoyaban económicamente y comisionaban sus trabajos. Estos grupos de autores regularmente circulaban, discutían e interpretaban los escritos de otros y los 'testimonios' de fuentes anónimas, e incluso competían entre ellos, de manera similar a otros autores de la antigüedad como Homero, Platón, o los historiadores romanos, o los autores de la Biblia Hebrea, o como también ocurre entre los autores contemporáneos.

Para más información sobre los evangelistas, ver las notas siguientes sobre cada uno de los evangelios, empezando con los sinópticos: Marcos (el primero que se escribió y que contiene el núcleo de la historia), siguiendo con Mateo y Lucas que en muchos aspectos son similares (conteniendo las enseñanzas de Jesús), y terminando con Juan (el cuarto y más tardío que es bastante diferente a los sinópticos).

 

La Revuelta Judía

Para poder entender la historia de Israel a finales del primer siglo de Nuestra Era, así como el contexto histórico en el cual se escribieron los evangelios, hay que empezar por conocer algo sobre la historia de esta región bajo el Imperio Romano y qué pasó durante la Revuelta Judía y la Diáspora posterior. Es una historia que fue un tanto brutal, como muchas veces ha ocurrido y ocurre en la historia humana, pero en este caso es importante conocer si uno realmente quiere entender qué es lo que ocurrió en esos tiempos antiguos, en esas lejanas tierras, que tanto ha influído y aún influye en la actual historia de la civilización occidental.

Luego de la muerte de Alejandro Magno y el fin del imperio griego helénico en la región, hubo un corto período de cuasi-independencia gracias a la revuelta de los sacerdotes Macabeos en el 167 ANE contra el rey del imperio seléucida de la Siria Helenística, que había convertido el Templo de Jerusalén en un santuario del dios griego Zeus Olimpo. Sin embargo, las luchas internas entre los hermanos Macabeos provocó la eventual separación de la nación en dos reinos: el reino de Israel al norte con Samaria como su capital, y el reino de Judea al sur con Jerusalén como la capital. El movimiento de los Macabeos fue sucedido por los Asmoneos o Hasmoneos quienes establecieron una dinastía en el reino de Judea.

La temporal independencia de este estado israelita termina cuando el Imperio Romano conquista toda la región en el año 63 ANE, luego que el general Pompeyo capturó Jerusalén, lo cual convirtió el reino de Judea en una provincia romana regida por un Pretor o Prefecto (Gobernador), como es el caso de Poncio Pilato, el quinto gobernador de Judea nombrado por Tiberio, pero manteniendo un rey de la dinastía local; como un estado vasallo.

De esa forma el rey Herodes el Grande (Herodes I, 72 – 4 ANE) mantiene el título de Rey de Judea; dado a su padre Antígono Matatías por Julio César y confirmado por el Senado Romano. Herodes el Grande (Herodes I) luego fue sucedido por una tetrarquía formada por sus tres hijos y su hermana, en la cual Herodes Antipas (llamado Herodes el Tetrarca) quedó como rey de Galilea y Perea, mientras que Herodes Arquelao y luego Herodes Agripa (nieto de Herodes I) rigieron las provincias de Judea (Israel en la actualidad) y Samaria (Cisjordania en la actualidad). Este es el contexto histórico en el cual se desarrolla la vida de Jesús de Nazaret y los primeros apóstoles.

Reino de Herodes el Grande
(haz click para ampliar el mapa)


Entre los años 66 y 73 NE, varias décadas después de la muerte de Jesús, ocurrió la Revuelta Judía, la cual fue la primera de las tres principales rebeliones de los judíos de la provincia de Judea contra el Imperio Romano (guerras judeo-romanas). Por parte de los judíos varias facciones de rebeldes se unieron para defender Jerusalén contra los romanos, incluyendo los Zelotes, los Sicarios y los Idumeos. Por parte de los romanos la campaña militar fue dirigida por el entonces general y luego emperador Vespesiano con su hijo Tito, y terminó cuando las legiones romanas asediaron y destruyeron Jerusalén en el año 70, donde saquearon e incendiaron el Templo de Jerusalén y demolieron las principales fortalezas judías, especialmente Masada, en el año 73 -- ver nota sobre el Templo de Jerusalén más adelante. Esta victoria fue tan importante para los romanos que ellos construyeron un arco de triunfo en conmemoración, el Arco de Tito que está al lado del Coliseo en Roma.

Las guerras judeo-romanas, y en particular la Revuelta Judía que marca el fin del período del Segundo Templo, tuvieron un impacto dramático en los judíos, definiendo un antes y un después en la historia de Israel y causando la Diáspora, es decir, convirtiéndolos de una población importante en el Mediterráneo oriental a una minoría dispersa y perseguida. La derrota de la Revuelta Judía alteró la demografía y la cultura judía para siempre, ya que muchos de los rebeldes judíos fueron dispersados o vendidos como esclavos.

El historiador Flavio Josefo (nacido Yosef ben Matityahu), quien por cierto participó en la revuelta como gobernador militar de Galilea, pero luego que la revuelta fue derrotada se convirtió en ciudadano romano, en su libro La Guerra de los Judíos afirma que más de un millón de personas murieron durante el asedio, 97 mil fueron capturados y esclavizados y muchos otros huyeron a áreas alrededor del Mediterráneo; aunque los historiadores modernos consideran que el número de muertos según Josefo es un tanto exagerado.

 

Judea y Palestina: Judíos y Filisteos

Como resultado de la Revuelta Judía y las guerras judeo-romanas que causaron la diáspora de los judíos, los romanos borraron a Judea del mapa; literalmente. De hecho a partir del segundo siglo de Nuestra Era, comenzando con el emperador Adriano (Hadrian), los romanos comenzaron a nombrar esta región en sus mapas como "Siria Palestina"; como castigo a Judea o como mofa tal vez. La palabra "Palestina" fue una derivación en latín del nombre que los escritores griegos le habían dado a la tierra de los Filisteos; una tribu de guerreros procedente de alguna isla en el Mediterráneo que habitaba la tierra de Canaán (junto a otros pueblos cananeos mencionados en la Biblia, como los Amorreos y los Heteos), desde la Edad de Bronce tardía hasta la Edad de Hierro; luego que el dominio egipcio colapsó en el territorio al oeste del río Jordán.

Sobre los Filisteos, de donde deriva el nombre Palestina, es interesante notar que algunos famosos filisteos aparecen en la Biblia Hebrea como enemigos del pueblo de Israel con un enfoque muy negativo. Por ejemplo, una de las figuras no israelitas más famosas de la Biblia es Goliat, el brutal gigante filisteo que David derrotó de manera dramática (1 Samuel 17). Luego está la infame filistea, Dalila, que se basó en el engaño y la astucia para derrotar a Sansón, el enemigo de su tribu (Jueces 16). Y como a tantos niños pequeños se les enseña cuando se comentan estos cuentos, los filisteos eran tan inhumanos e incultos que su mismo nombre nos ha llegado a través de milenios como un adjetivo para alguien que es grosero, tosco e inculto. Sin embargo, la imagen de los filisteos ha cambiado mucho recientemente gracias a nuevos descubrimientos arqueológicos e históricos.

Aunque también hay que decir que luego de la conversión de Constantino al Cristianimo, y durante la Edad Media, esta región fue conocida como "La Tierra Santa", y el nombre "Palestina" no fue utilizado oficialmente hasta la ocupación británica en 1915; luego de la caída de Imperio Turco Otomano y el fin de la Primera Guerra Mundial.

En resumen, luego de los eventos de la Revuelta Judía, el dominio judío en el sur de Levante desapareció totalmente y solo se recuperó a mediados de siglo XX con la fundación del moderno estado de Israel en 1948; luego del fin de la Segunda Guerra Mundial y la Resolución 181 de la ONU que dividió el "mandato británico" de la región en varios estados.

Aunque, a riesgo de desviarnos un poco del tema de este blog, es bueno también señalar que el actual estado de Israel es una democracia que incluye un mosaico de culturas y grupos étnicos, no solo judíos. Como dato demográfico, de los 16 millones de personas que en todo el mundo se identifican como judías, más de 7 millones de ellas viven en Israel. El país también alberga a más de 2 millones de personas que no son judías, principalmente árabes israelíes, que representan el 20% de la población y que en su mayoría son musulmanes. Y también existen pequeñas minorías que se adhieren a varias denominaciones cristianas, así como a la religión drusa (una comunidad gnóstica árabe que enfatiza el monoteísmo abrahámico pero que cree en la reencarnación y se considera separada del Islam).

 

Relación entre los Evangelios Sinópticos
Tradición Doble y Triple

El consenso actual entre la mayoría de teólogos y eruditos es que el primero de los evangelios fue el de Marcos, el cual fue escrito alrededor del año 70 de Nuestra Era dada la referencia a la destrucción del Templo de Jerusalén durante la Revuelta Judía (Marcos 13:2).

Poco después de la Revuelta Judía, entre los 80 y 90 NE, se escribieron los evangelios de Mateo y Lucas utilizando a Marcos como una de las fuentes (ver Teoría de la Dos Fuentes más adelante). A esta relación se le llama Triple Tradición. Aunque cada uno de los evangelios sinópticos tiene su propio material exclusivo como se muestra en el siguiente gráfico.

Relación entre los Evangelios Sinópticos

La Doble Tradición es el centro del llamado 'Problema Sinóptico' y se refiere a la perícopa de aproximadamente doscientos versículos que comparten Lucas y Mateo, los cuales prácticamente coinciden al pie de la letra, pero que sin embargo no existen en Marcos. Lo cual sugiere que tanto Lucas como Mateo posiblemente estaban utilizando otra fuente escrita; aparte de Marcos. A esa hipotética fuente escrita se le llama Q – ver Evangelio Q y Teoría de las Dos Fuentes más adelante.

 

Evangelio de Marcos: La Historia
(El más antiguo de los Evangelios Canónicos)

Como ya se ha explicado anteriormente, el consenso entre los expertos es que el primer evangelio que se escribió, es decir el más antiguo, es el de Marcos, el cual se estima que fue escrito alrededor del año 70 de Nuestra Era dada la referencia a la destrucción del Templo de Jerusalén durante la Revuelta Judía (Marcos 13:2). A esta hipótesis se le llama Prioridad Marcana; inicialmente propuesta por el teólogo alemán Gottlob Christian Storr en 1786. Con respecto a la autoría del evangelio, según la tradición de la Iglesia, el evangelista (San Marcos) pudo haber sido Juan Marcos, quien es mencionado en el libro de Hechos de los Apóstoles como un acompañante del apóstol Pedro (Hechos 12:12). En cuanto al lugar donde se escribió, el consenso entre los expertos es que fue en Roma, pero otros creen que fue en Siria, aunque la 'tradición' que dio origen a la narrativa de Marcos se supone que se originó en una comunidad de Galilea. -- Ver nota sobre los evangelistas para más información sobre los nombres dados por Justino Mártir y la tradición de la Iglesia sobre "las memorias de los apóstoles".

El Evangelio de Marcos es una narrativa sobre la historia de Jesús, su vida pública y su ministerio, desde su bautismo por Juan el Bautista, hasta su muerte y el descubrimiento de la tumba vacía. Sin embargo este evangelio no tiene muchos de los dichos y enseñanzas (logias) que se pueden leer en Mateo y Lucas. Tampoco el evangelio de Marcos cuenta la historia de la Natividad, ni menciona a José como su padre, refiriéndose a Jesús solo como "hijo de María" (Marcos 6:3). Lo cual resulta muy inusual, ya que los varones judíos normalmente se nombraban por su patronímico, utilizando el nombre del padre como apellido y la palabra "ben" (en hebreo) o "bar" (en arameo), que significa "hijo de"; por lo que llamar a alguien como hijo de su madre solamente sería casi que ofensivo dentro de la patriarcal cultura judía. Lo cual, según los expertos, indica que el nacimiento de Jesús de alguna manera debe haber sido considerado ilegítimo. Y tampoco Marcos soporta la supremacía de Pedro sobre los demás apóstoles -- en claro contraste con Mateo, como se verá más adelante. Además es interesante que la versión más antigua que tenemos del Evangelio de Marcos termina un tanto abruptamente en el versículo 16:8, pero sin mencionar la resurrección de Jesús ni sus apariciones posteriores.

Jesús en el Evangelio de Marcos es un hombre de acción heroica, un exorcista, un sanador y hacedor de milagros; incluyendo el milagro cuando se dice que resucita a la hija de Jairo, curiosamente diciendo: "La niña no está muerta, sino duerme" (Marcos 5:21-43).

Marcos al inicio nos presenta a Jesús como una persona de origen humilde (por eso la ofrenda de sus padres de solo dos palominos durante la presentación de Jesús en el Templo, según Lucas 2:24), con varios hermanos y hermanas, posiblemente un carpintero de profesión (tradución del griego "tekton" que realmente significa "artesano"); quien a su vez es un rabino o un sabio predicador de la ley, rechazado por sus coterráneos (Marcos 6:3).

Jesús es también el Cristo (el Mesías profetizado en la Biblia Hebrea) y el Hijo de Dios (según nos informa Marcos en el prólogo; Marcos 1:1) o el Hijo del Hombre (que es como Jesús se llama a sí mismo), lo cual se revela hacia el final del evangelio cuando es acusado de blasfemia y el sumo sacerdote le pregunta: "¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo" (Marcos 14:60-65).

Aunque la mayor parte del tiempo Jesús mantiene su identidad en secreto (el secreto mesiánico), ocultándola con parábolas de modo que incluso la mayoría de los discípulos no entienden, pero al menos Pedro sí lo reconoce como el Cristo (la palabra griega sinónimo de Mesías en hebreo): "Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo. Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno" (Marcos 8:29-30).

Todo esto de acuerdo con las profecías sobre el Mesías y el Hijo del Hombre.

Y es interesante que en la escena anterior, cuando Jesús por primera vez les explica a los doce apóstoles por qué "es necesario al Hijo del Hombre padecer mucho", y Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle, "Jesús reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!", por lo que algunos expertos se refieren a este pasaje como el de la 'falsa' confesión de Pedro (Marcos 8:31-33).

También el pasaje anterior se cita como un ejemplo de discrepancia con los sinópticos posteriores, Mateo y Lucas, quienes posiblemente utilizaron a Marcos como una de sus fuentes (ver Teoría de las Dos Fuentes), pero redactando algunas frases de Marcos y añadiendo sus propias interpolaciones (Mateo 16.13-20; Lucas 9:18-27), ya que por ejemplo en Mateo se cuenta una versión diferente en la que Jesús bendice a Simón Pedro y resalta su relevancia entre los apóstoles diciendo: "Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos." (Mateo 16:17-19) -- Nótese el juego de palabras con el nuevo nombre 'Pedro' que Jesús le da a 'Simón hijo de Jonás', que es la forma masculina de 'Petra' o 'Piedra' en griego, una traducción del nombre bíblico 'Cefas' o 'Kefas' que significa 'Piedra' o 'Roca' en arameo.

Además es notable que la primera y mas confiable versión del manuscrito del Evangelio de Marcos (la versión original según los Padres de la Iglesia Eusebio y Jerónimo, que existe en los Codex Sinaiticus y Codex Vaticanus) termina en el versículo 16:8 con una linea en blanco y la frase "KATA MAPKON" (pronunciado "kata Markon" en griego; "según Marcos") que indica el final del documento. Terminando cuando las tres mujeres (María Magdalena, María la madre de Jacobo [Santiago], y [María] Salomé) entraron en el sepulcro vacío y vieron a un joven sentado (no a un ángel, lo cual es curioso) y se espantaron. "Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado" -- ver nota sobre el uso de la palabra 'anastasis' en griego, traducida como 'resucitado'. "Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo" (Marcos 16:8). Un final que lo deja a uno soprendido, preguntándose si las mujeres que "ni decían nada a nadie" al menos le dijeron a Pedro que Jesús había sido 'ascendido' por lo cual debían ir a Galilea.

Sobre el uso de la palabra 'anastasis' (ἀνάστασις, en griego), traducida como 'resucitado' en el Nuevo Testamento, esta palabra realmente significa 'levantado' o 'ascendido', según explican los expertos en griego koiné, aparte que 'resucitación' no es lo mismo que 'resurrección', lo cual es importante para entender las diversas interpretaciones teológicas que existen sobre la narrativa de Marcos.

El final abrupto de Marcos resulta sorprendente y hasta un tanto chocante, comparado con Mateo, Lucas, y Juan, que sí cuentan abundantes detalles sobre las apariciones en el camino de Emaús y en Galilea (Mateo 28; Lucas 24; Juan 21) y en los eventos del Pentecostés, que era la fiesta judía de acción de gracia por la cosecha del trigo, y que para los cristianos representa el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hechos 2). Por eso se sabe que los versículos finales 16:9-20 que aparecen en las traducciones modernas sobre la resurrección, la 'Gran Comisión' y la 'Ascensión', fueron añadidos posteriormente para darle al evangelio de Marcos un final más satisfactorio (2).

Kata Markon: Colofón de Marcos 16:8 en Codex Vaticanus

Según algunos estudiosos de las tradiciones judeo-cristianas, la necesidad de creer en la resurrección corporal de Jesús era muy importante para los que creían que Jesús era el Mesías prometido en la Biblia Hebrea (el Cristo en griego) enviado por Jehová Dios para liberar a su pueblo de la opresión romana y así poder unificar de nuevo a todas las tribus de Israel en una teocracia ideal que ellos imaginaban para el pueblo elegido. Pero para lograr eso el Mesías no podía estar muerto -- el Mesías tenía que estar vivo "en la carne".

Y es en estos pasajes finales, añadidos a posteriori, donde también se leen cosas como que "estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán" (Marcos 16:14-18). Lo cual por cierto ha servido como justificación para los "snake handlers" en los montes Apalaches, que 'hablan en lenguas' y manipulan serpientes en nombre de la fe, y que incluso les han causado la muerte en algunos casos ... increíble pero cierto ... ¡Alguien debería decirles a esas personas que el pasaje sobre manipular serpientes no estaba en las escrituras originales!

Algunos críticos utilizan el final abrupto de Marcos 16:8 para argumentar que la idea de la resurrección no forma parte de la tradición original del Evangelio de Marcos, sino que fue algo "interpolado" posteriormente por otros escribas cristianos. Sin embrago, en mi opinión, aunque en efecto los detalles sobre la Gran Comisión y la Ascensión se le añadieron al evangelio a posteriori, la idea de la resurrección de todas formas era parte del Evangelio de Marcos, solo que no aparece al final, sino durante el pasaje de la negación de Pedro, cuando Jesús anuncia su resurrección y su epifanía ("manifestación") a los discípulos reunidos en el Monte de los Olivos, diciéndoles: "Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea" (Marcos 14:28).

 

Evangelio de Mateo: ¿Griego, Hebreo o Arameo?

El Evangelio de Mateo es el primero que aparece en el Nuevo Testamento, aunque cronológicamente no sea el primero que se escribió (el primero fue el de Marcos como ya se explicó), pero hay una razón teológica para eso, y es que el objetivo de Mateo es demostrarle a los judíos que Jesús era efectivamente el Mesías de Israel que tanto habían esperado, a través de las múltiples profecías del Antiguo Testamento que son citadas como cumplidas por Jesús, pero al ser Jesús rechazado y ejecutado, ahora se convierte en la salvación de los gentiles, es decir, de las 'gentes de las naciones no judías'. Además, la naturaleza divina de Jesús es un tema importante en Mateo, y es el elemento crucial que separaba a los primeros cristianos de sus compañeros judíos.

Según la tradición de la Iglesia, Mateo el Evangelista (San Mateo) era uno de los doce apóstoles, también llamado Leví en los evangelios, hijo de Alfeo o Cleofás, publicano y recaudador de impuestos en Cafarnaúm (Marcos 2:14, Mateo 9:9, Lucas 5:27-29). Según Eusebio de Cesarea, Mateo predicó durante quince años en Judea, donde escribió su Evangelio hacia el año 80; al menos medio siglo después de los eventos que se narran. Por eso los evangelios de Mateo y Juan fueron considerados los dos evangelios 'apostólicos', a diferencia de Marcos y Lucas que incluso los Padres de la Iglesia reconocieron que no fueron escritos por ninguno de los doce apóstoles. Sin embargo, según los historiadores y expertos modernos, ninguno de los evangelios fue escrito por alguno de los Doce ni por alguien que fuera testigo presencial de los eventos que se narran, como se explicará en detalle más adelante.

Eusebio, en su libro Historia Eclesiástica (c. 313 NE), también dice que Mateo "recogió los logia en hebreo y los interpretó como podía"; aunque el término 'logia' en esa época no significaba necesariamente un evangelio; podía tratarse simplemente de una colección de máximas o enseñanzas. Y la frase "como podía" hace que algunos eruditos se cuestionen el dominio del idioma hebreo bíblico que Mateo pudo haber tenido; lo cual a su vez se relaciona con la exactitud de algunas profecías del Antiguo Testamento citadas por Mateo como se verá más adelante.

La tradición de la Iglesia de que el Evangelio de Mateo fue escrito por Leví el Publicano (Lucas 5:27-29), devenido Mateo el Apóstol, es rechazada por los expertos modernos, quienes aluden a varios factores, como la fecha tardía cuando se escribió el evangelio (80-90 NE), el pulido estilo de "griego de sinagoga" que se utiliza en la narrativa, con un tono mucho más "litúrgico" que Marcos y Lucas, y por la forma en que el autor del evangelio se refiere al apóstol Mateo (Mateo 9:9). Lo más probable entonces, según los expertos, es que el autor era un judío conocedor de los valores tradicionales y no tradicionales de su comunidad, y familiarizado con los aspectos legales de las escrituras que se debatían en su tiempo, escribiendo en un pulido "griego de sinagoga" semítico, que se basó en el Evangelio de Marcos como fuente, además de la colección hipotética de dichos conocidos como la Fuente Q (material compartido con Lucas pero no con Marcos) y también algún material exclusivo de su propia comunidad; que los eruditos llaman Fuente M (M Source) o Libro de Testimonio (Testimony Book). Este es el "material especial de Mateo" que no está en Q ni en Marcos.

Incluso, según especulan algunos expertos, el Libro de Testimonio puede haber estado en circulación desde los tiempos de Pablo (entre el 50 y 60 NE) y por eso en su primera epístola a los Corintios él se refiere a las Escrituras, como si se tratara del 'primer credo cristiano', diciendo: "Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;" (1 Corintios 15:3-4).

Además el Evangelio de Mateo es notable por el debate que existe entre los expertos sobre el idioma en que se supone se escribieron los evangelios originales; que lamentablemente no existen. Según se explica en los capítulos anteriores sobre la Biblia Cristiana y los Papiros del Nuevo Testamento, las copias más antiguas que tenemos de los evangelios canónicos fueron escritas (y copiadas) en griego; dialecto koiné. El koiné fue el dialecto 'común' del período helenístico, que era diferente al griego ático utilizado por poetas, oradores y filósofos griegos de la antigüedad (10), como Demóstenes, Platón, etc.

No obstante, varios historiadores de la Iglesia y varios eruditos modernos, han sugerido que el Evangelio de Mateo, que es el que tiene más referencias a las tradiciones del judaísmo y por eso era el favorito entre los cristianos de origen judío, pudo haber sido escrito en arameo (según el historiador Papías de Hierápolis) o en hebreo (según Ireneo, Orígenes, Eusebio y Jerónimo); considerando que casi todo el Antiguo Testamento se escribió en hebreo, con algunas partes en arameo (Génesis 31:47, por ejemplo) que era el dialecto vernacular durante el período del Segundo Templo. El hebreo y el arameo son dos lenguas semíticas hermanas que se hablaban en el antiguo reino de Israel, donde el hebreo predominaba en el sur (en Jerusalén y en el territorio de Judá) mientras que el arameo se hablaba en el norte (en Samaria y Galilea) -- ver Bosquejo Historico sobre el Judaísmo para más información. Por eso se cree que Jesús y sus seguidores nazarenos hablaban en arameo. Incluso algunas veces los evangelistas citan a Jesús en arameo (Marcos 5:41, Mateo 27:46).

La cuestión de las diferencias entre el idioma original en que pudo haberse escrito un documento, versus las traducciones posteriores que tenemos, es importante, e incluso puede tener consecuencias teológicas. Tal es el caso de algunas diferencias que existen entre la Biblia Hebrea y su traducción al griego en la Septuaginta (LXX). Un ejemplo notable lo vemos en la famosa profecía de Isaías sobre la "mujer joven" (Isaías 7:14) que fue traducida y citada por Mateo como "virgen" (Mateo 1:23), quizás porque en la traducción de la LXX en griego la palabra que se utiliza es "parthenos"; pero entonces eso sugeriría que el acceso de Mateo a las escrituras no fue a través del hebreo original, sino a través de la traducción en griego -- para más información ver 'La profecía de la Inmaculada Concepción' en la sección de Profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías.

Y aunque existe un manuscrito del evangelio de Mateo en hebreo, en el libro llamado Eben Bohan ("La Piedra Angular", en referencia a Isaias 28:16), al parecer dicho manuscrito es una traducción realizada en tiempos medievales del griego al hebreo. El Eben Bohan es una obra polémica contra los judíos apóstatas escrita por el filósofo judío y erudito talmúdico español Ibn Shaprut en el siglo XIV (1380 o 1385) en Tarazona, Aragón. Pero según el especialista George Howard, quien publicó una traducción y una crítica textual de esta obra en 1995, el Eben Bohan muestra evidencia de un origen independiente, es decir, que no se trata de un manuscrito originalmente escrito en hebreo.

En resumen, la posible existencia de evangelios 'originales' en arameo o en hebreo es solo una hipótesis y hasta ahora no se han encontrado tales manuscritos. Las copias más antiguas de los evangelios continúan siendo las que existen en griego; dialecto koiné (10).

 

Evangelio de Lucas: Judíos y Gentiles

El Evangelio de Lucas tiene la particularidad de ser el único en el cual su autor cuenta algo de sí mismo (Lucas 1:1-4), aunque tampoco nos dice su nombre. Según la tradición de la Iglesia (y de acuerdo con el Fragmento Muratoriano y la epístola a los Colosenses 4:14) el autor, Lucas de Antioquía (San Lucas Evangelista), debió haber sido un médico griego que vivió en Antioquía, es decir un gentil ('gentes de las naciones'), o quizás un judío helenista acompañante de Pablo. Lucas es también el autor del libro Hechos de los Apóstoles, que empieza con la misma dedicatoria a Teófilo que su evangelio, quien al parecer comisionó ambos libros (Hechos 1:1).

De esta forma el libro Hechos de los Apóstoles es prácticamente una continuación del Evangelio de Lucas que trata mayormente sobre lo que ocurrió con algunos de los apóstoles después de la muerte de Jesús, y especialmente con la historia de Pablo, conteniendo algunos pasajes en primera persona del plural; los pasajes del tipo "nosotros" del libro de Hechos (Hechos 16:10-17; 20:5-15; 21:1-18; 27:1-2), con lo cual la contribución de Lucas es prácticamente un cuarto de los textos del Nuevo Testamento.

Vale notar que en el libro de Hechos de los Apóstoles de Lucas es donde encontramos las mejores descripciones sobre como era la vida comunitaria que los primeros cristianos establecieron voluntariamente (Hechos 2:43-47; 4:32-37), quizás en espera de la Segunda Venida de Jesucristo y el inminente fin de los tiempos, quienes vendían sus propiedades y ponían las ganancias "a los pies de los apóstoles"; aunque en un caso Pedro parece creer que algunos no eran tan sinceros en sus donaciones (Hechos 5:1-11). Y también el libro de Hechos incluye algunas famosas frases que algunos consideran el origen del movimiento político socialista-cristiano en Europa, como cuando se dice "a cada uno según su necesidad" (Hechos 4:35) y "de cada uno conforme a lo que tiene" (Hechos 11:29-30).

Un punto de interés sobre la autoría del Evangelio de Lucas se puede leer en la 'dedicatoria a Teófilo' al principio del evangelio, donde el autor declara su objectivo de contar la historia, escribiendo: "Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra" (Lucas 1:1-2). Sin embargo Lucas no nos dice el nombre de esos 'ministros de la palabra' quienes fueron sus fuentes. Y resulta también interesante saber a través de Lucas que habían muchos otros que estaban tratando de hacer lo mismo; aunque no sepamos nada sobre quienes eran esos otros, y lamentablemente quizás ya nunca podamos llegar a saberlo si esas otras escrituras se han perdido para siempre en el tiempo.

La existencia de otras tradiciones orales también lo podemos confirmar en la primera epístola de Pablo a los Corintios cuando dice: "Porque, o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído" (1 Corintios 15:11).

San Lucas Evangelista (Evangelios de Carlomagno, Abadía de San Ricario)

La narrativa de Lucas resulta ser bastante similar a la de Mateo, y de ahí viene la llamada Doble Tradición de los Evangelios que soporta la Teoría de las Dos Fuentes. Aunque con la diferencia que Lucas, siendo un escritor gentil, no pone el mismo énfasis que Mateo en las tradiciones del judaísmo y las profecías sobre el Mesías. Además el estilo de escritura de Lucas es diferente al de Mateo, ya que Lucas escribe en un estilo "griego retórico", que al ser leído tiene una 'cadencia' similar a la de los oradores antiguos, mientras que Mateo es más "litúrgico", por así decirlo. Y por eso generalmente el evangelio de Mateo es el más citado en la liturgia de las diferentes iglesias, mientras que Lucas resulta más interesante para los historiadores, como se explica a continuación.

Los evangelistas en general estaban sobre todo interesados en la teología que se deriva de la historia de Jesús, pero no eran historiadores en el sentido que lo entendemos hoy. Sin embargo al menos el autor del Evangelio de Lucas parece tener cierta motivación hacia el testimonio histórico, ofreciendo algunos detalles sobre el nacimiento y la cronología de Jesús que en principio permiten ser corroborados (o no) con otras fuentes históricas.

Aparte de la genealogía de Jesús según Lucas que se mencionó anteriormente, y que Mateo también incluye con algunas variantes, Lucas es el único de los evangelistas que cuenta algo sobre la niñez de Jesús, cuando la familia visita el templo de Jerusalén y el grupo regresa a Nazaret, pero el niño de doce años queda atrás en Jerusalén. Y es curioso que cuando "tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley", su madre le dice: "Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Mas ellos no entendieron las palabras que les habló" (Lucas 2:41-52). Lo cual a veces ha planteado un dilema para algunos teólogos con respecto a la palabra 'padre', y por qué "ellos no entendieron", dado que en el propio evangelio ya se había contado como el verdadero Padre de Jesús es Dios, y esto debía estar bien claro al menos para María y José, por lo cual algunos escribas luego decidieron substituir la frase "tu padre y yo" por "José y yo" en los manuscritos posteriores.

Un elemento interesante sobre el Evangelio de Lucas y su relación con los otros dos evangelios sinópticos, es el hecho que Lucas nunca cita a Jesús en arameo y no menciona algunas tradiciones que se encuentran en Mateo y Marcos, como el 'grito de abandono' que Jesús exhala durante su crucifixión (en arameo): "Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:45; Marcos 15:34). Por cierto este pasaje también queda fuera del Evangelio de Juan, aunque eso no es tan sorprendente ya que el Evangelio de Juan no forma parte de los sinópticos y su autor escribió varias décadas después de Marcos, Mateo y Lucas. Quizás la explicación de esta y otras discrepancias entre los evangelistas tiene que ver con que Mateo y Marcos eran judíos mientras que Lucas y Juan eran gentiles.

Lucas además tiene su propio material (llamado Fuente L o "L Source" por los expertos) como por ejemplo: La historia de la Inmaculada Concepción con la visita del ángel Gabriel a María para anunciar el nacimiento de Jesús (Lucas 1:26–38), los intrigantes pasajes de la profetisa Ana (Lucas 2:36-38) y el místico Simeón (Lucas 2:22-35) sobre los 'Siete Dolores de la Virgen María' según la Iglesia Católica (Lucas 2:34–35), la famosa parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32), la interesante parábola de El Buen Samaritano (Lucas 10:25-37) que se relaciona con el El Gran Mandamiento y la pregunta sobre "¿Quién es tu prójimo?", la admonición contra los que puedan hacer daño a los niños o "hacer caer en el pecado a estos pequeñitos" (Lucas 17:2), etc.

Incluyendo algunas singulares historias como cuando Jesús envía 70 discípulos delante de él (Lucas 10:1-7), en contraste con la misión de los 12 apóstoles que se cuenta en los tres evangelios sinópticos (Mateo 10:4-15; Marcos 6:7-13; Lucas 9:1-6), cuya interpretación está en el simbolismo de los números 12 y 70, ya que 12 eran las 'tribus de Israel' y de ahí viene la misión de los Doce como predicadores entre los judíos; mientras que 70 era el número de la 'tabla de naciones' creadas por los hijos de Noé luego del diluvio (Génesis 10), y por eso Lucas utiliza el simbolismo de los 70 discípulos para enfatizar el mensaje de Jesús a 'todas las naciones' de la tierra, etc.

En cualquier caso, las diferencias y discrepancias entre los pasajes que los evangelistas narran (o no), y la forma en que lo hacen, seguramente seguirán siendo debatidas por los eruditos y los teólogos por largo tiempo. Y por eso entre los expertos existe una rama de estudio llamada 'sinopsis de los evangelios', que básicamente consiste en poner los evangelios uno al lado de otro y leerlos 'horizontalmente', no 'verticalmente', para poder compararlos cuidadosamente (11).

 

Evangelio de Juan: El Verbo Encarnado

Por su parte el Evangelio de Juan (San Juan) se editó mucho más tarde que los sinópticos, al menos siete décadas después de los hechos que se narran (alrededor del año 100 NE), con un enfoque de tesis teológica sobre la divinidad de Jesucristo (La Tesis del Logos o Verbo Encarnado). El propósito teológico de este evangelio, según nos dice el propio autor, es que "creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Juan 20:31). Además, según el Criterio de Discontinuidad y Originalidad de los teólogos, es en el Evangelio de Juan donde por primera vez se introducen las ideas sobre el "Verbo hecho carne" y el "hijo único del Padre" (Juan 1:14), o "el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre" (Juan 1:18), las cuales definitivamente separan el cristianismo del judaísmo dentro del cual se originó. Y por eso es tan diferente a los tres Evangelios Sinópticos anteriores, como se verá a continuación.

Las diferencias del Evangelio de Juan comparado con los evangelios sinópticos se pueden observar en varios puntos:

(1) El concepto de la preexistencia del Logos/Verbo antes de la encarnación de Jesús de Nazaret (Juan 1:1).
(2) Las historias y los milagros que cuenta (como la resurrección de Lázaro que no se encuentra en los sinópticos).
(3) La curiosa ausencia de exorcismos (que sí abundan en los sinópticos).
(4) Las referencias al "Discípulo Amado", como se verá más adelante en detalle.
(5) El estilo literario, más reflexivo que descriptivo, con largos diálogos; en lugar de cortos proverbios.
(6) Los tiempos y lugares del ministerio de Jesús en Judea; no en Galilea como los sinópticos.
(7) La presentación de Jesús como hijo divino de Dios desde el principio; a diferencia del 'secreto mesiánico' en los sinópticos donde Jesús oculta su identidad, etc.

Otro aspecto singular en el Evangelio de Juan son las referencias a la 'vida eterna', más que al 'reino de los cielos' (Juan 17:3; 20:31), incluyendo explicaciones sobre la vida en el mundo futuro que no se encuentran en los sinópticos, como por ejemplo cuando Jesús dice: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros" (Juan 14:2).

Especialmente notables en Juan son los versículos "Yo Soy" con títulos de divinidad que no se encuentran en los evangelios sinópticos ni en la Fuente Q. Los versículos "Yo Soy" nos recuerdan el encuentro de Moisés con YAHWEH en el episodio de la zarza ardiente, cuando Moisés pregunta qué debe decir a los israelitas cuando le pregunten qué les han enviado los dioses ('Elohim'), y "respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY (YAHWEH) me ha enviado a vosotros" (Éxodo 3:14). Quizas por eso estos versículos se convirtieron en importantes dogmas de fe sobre la divinidad de Jesucristo y la vida eterna, como por ejemplo:
  • "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá" (Juan 11:25)
  • "Yo soy la puerta de salvación; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos" (Juan 10:9)
  • "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6)
  • "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás" (Juan 6:35)
  • "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8:12)
  • "Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto" (Juan 15:1)
  • "De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham naciera, Yo soy" (Juan 8:58)
O como cuando Jesús es acusado de blasfemia por decir "Hijo de Dios soy" (Juan 10:30-36) y cita las escrituras del Antiguo Testamento donde se dice que "vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo" (Salmos 82:6).

El Evangelio de Juan además contiene algunas famosas frases que resumen su teología y que se convirtieron en declaraciones de fe cristiana y en parte de la liturgia. Por ejemplo, la referencia al "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29; 1:36) que se relaciona con la doctrina sobre la expiación (atonement, en inglés), y la referencia al Hijo único de Dios, afirmando: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

Juan es también singular por los detalles que ofrece sobre la muerte y resurrección de Jesús, como cuando Jesús se aparece a María Magdalena y "Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre" (Juan 20:17). Lo cual parece indicar, según varios teólogos, que la resurrección realmente significa que Jesús entró en una forma de existencia completamente nueva.

Por cierto, una famosa historia que se cuenta en el Evangelio de Juan actual, pero que no aparece en los códices más antiguos, es ese conocido pasaje sobre la mujer adúltera, frecuentemente citado como ejemplo de misericordia, donde Jesús dice: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Juan 7:53-8:11).

Curiosamente esta escena es donde también se cuenta que Jesús escribe algo en la tierra, o en la arena, según la traducción (Juan 8:8), lo cual resulta intrigante para los estudiosos que se preguntan qué puede haber escrito Jesús en la arena y por qué. La especulación habitual es que Jesús les estaba enseñando a los fariseos la correcta interpretación de la ley de los judíos sobre el adulterio, la cual exigía que el acusador debía presentar ante el juez tanto a la mujer como al hombre que cometió el adulterio, ambos juntos, inmediatamente después de haber sido encontrados in fraganti, lo cual no se hizo en este caso (Levitico 20:10; Deuteronomio 22:22). Pero además, en mi opinión, hay un elemento metafórico en este pasaje donde Jesús nos enseña como 'las leyes humanas se escriben en arena', por lo cual son temporales y transitorias, mientras que 'las leyes de Dios se escriben en piedra'; como por ejemplo en la historia sobre los 10 mandamientos de Moisés (Exodo 34:28).

Además, según expertos, el capítulo final de Juan (Juan 21), que algunos teólogos llaman 'el apéndice del evangelio', fue añadido posteriormente ya que tampoco aparece en los manuscritos más antiguos del Evangelio de Juan; como por ejemplo el Papiro P66 (Biblioteca Bodmeriana). Esto sugiere que el documento que ha llegado a nosotros como Evangelio de Juan posiblemente sea una composición de al menos dos fuentes -- ver más adelante sobre la pregunta: ¿Quién fue el Discípulo Amado?

En cualquier caso todo esto plantea un dilema. Dado que no tenemos los originales del Nuevo Testamento, uno se pregunta si una historia sobre Jesús que no aparece en las copias más antiguas que tenemos, debería o no ser considerada parte de las Sagradas Escrituras. No todo el mundo va a responder esta pregunta de la misma forma, por supuesto, pero para la mayoría de los historiadores la respuesta es que no debería.

Como nota histórica, cuando se estableció el canon del Nuevo Testamento a finales del siglo IV con cuatro evangelios, soportados por cuatro grupos de cristianos en diferentes lugares, el Evangelio de Juan fue promovido sobre todo por los valentinianos, los cuales eran un grupo gnóstico seguidores de Valentín de Alejandría. Posiblemente la razón se debe al tono místico (relacionado con el conocimiento secreto o gnosis) que se puede leer en algunos pasajes del Evangelio de Juan, como cuando se dice "conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). Otro ejemplo es la frase sobre el Consolador prometido y el Espíritu de Verdad, cuando dice: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad" (Juan 14:16-17). Y también la frase sobre adorar en espíritu y verdad: "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:24). La influencia de la Teología del Logos y la idea del Espíritu de Verdad en el Gnosticismo se puede apreciar por ejemplo en el Evangelio Gnóstico de Valentín; llamado Evangelio de la Verdad.

 

¿Quién fue el "Discípulo Amado"?

Otro misterio sobre los autores y las fuentes de los evangelios es el de las varias referencias que existen en el Evangelio de Juan sobre el discípulo a quien Jesús amaba, también conocido como el "Discípulo Amado" (Juan 20:2; 21:24; 13:23-25; 19:26-27; 20:1-10; 21:1-25), en cuyo testimonio se supone se basa el evangelio (Juan 21:20-23), sin embargo el evangelista no lo nombra explícitamente, ni tampoco su nombre aparece en los otros evangelios canónicos; es decir, en los tres sinópticos.

Una posible explicación sobre por qué el Evangelio de Juan es tan diferente a los sinópticos es que el evangelista utilizó una fuente adicional que algunos expertos llaman 'Evangelio de los Signos'. La hipótesis del Evangelio de los Signos fue propuesta por el teólogo luterano alemán Rudolf Bultmann en 1941. Incluso se especula que el Evangelio de los Signos fue escrito inicialmente por el "Discípulo Amado" que tantas veces aparece mencionado en el Evangelio de Juan, pero este discípulo murió inesperadamente, por lo cual fue necesario escribir una versión revisada de esta tradición. Esta hipótesis cobra peso al considerar que existen al menos dos estilos literarios diferentes en el Evangelio de Juan, según han sido identificados por el experto Robert Fortna, miembro del "Jesus Seminar", en su libro The Fourth Gospel and its Predecessor. Y esa tradición revisada del Evangelio de los Signos, que tal vez inicialmente fue escrito por el "Discípulo Amado", es la que ha llegado a nosotros como el Evangelio de Juan.

Pero entonces uno se pregunta, quién fue el "Discípulo Amado" en realidad.

La última cena (Leonardo Da Vinci)

En la pintura mural La última cena de Leonardo Da Vinci, ejecutada entre 1495 y 1498, se supone que el "Discípulo Amado" es la figura que aparece a la derecha de Jesucristo, y sobre el cual se ha especulado mucho. Aunque la pintura de Da Vinci tiene un problema obvio. La pintura se basa en la tradición de que en la última cena solo habían trece personas, Jesús y los Doce apóstoles. Sin embargo eso no es lo que se deduce de los evangelios, ya que si bien los evangelios dicen que Jesús vino con "los doce" (Marco 14:13-17), en realidad no se dice que *solo* ellos participaron. De hecho se mencionan otros dos "discípulos" que son enviados a hablar con el "padre de familia de esa casa" (Lucas 22:7-13) para preparar la cena (Mateo 26:17-19), quienes se especula podían haber sido las mujeres que normalmente cocinaban para el grupo. Y además está el "discípulo amado" que no era uno de los Doce, y que por cierto era el único a quien Jesús le confió la identidad del traidor Judas Iscariote (Juan 13:21-28; 21:20), quien se especula pudo haber sido María Madgalena o quizás el hermano menor de Jesús, llamado Santiago (Jacobo) el Menor -- ver a continuación. O sea que al menos se cuentan 16 personas, incluyendo los Doce más otros discípulos y posiblemente algunos miembros de la familia y del círculo cercano a Jesús.

La tradición de la Iglesia es que el "Discípulo Amado" es la misma persona que Juan el apóstol, quien también se asume fue el autor del evangelio que lleva su nombre; aunque esto es muy cuestionable dada la fecha tardía cuando se escribió el evangelio (en el año 100 NE o más tarde aún quizás), así como el pulido estilo literario y el profundo conocimiento de la teología del Logos que demuestra el autor. Además porque el autor (o editor) del Evangelio de Juan parece haber tenido una educación formal en retórica y filosofía, y un conocimiento avanzado del idioma griego, ninguno de los cuales sería habitual en un pescador de Galilea; como es el caso de los dos hijos de Zebedeo: Jacobo (Santiago "el mayor") y Juan (el apóstol) (Marcos 1:16-20; Mateo 4:18-22; Lucas 5:1-11).

Mientras que otros especulan que el "Discípulo Amado" pudo haber sido María Madgalena, mencionada varias veces como primera entre las discípulas (Mateo 27:56, 27:61; 28:1; Marcos 15:40, 47; 16:1; Lucas 8:2-3; 24:10), que era la compañera de Jesús, según se dice en el Evangelio Gnóstico de Felipe y en la novela 'El Código de Da Vinci' de Dan Brown; aunque hay que decir que tampoco se han encontrado evidencias históricas de que Jesús se casara con María Madgalena.

Lo que parece más probable, según algunos expertos como James Tabor (2), es que el "Discípulo Amado" era Santiago (Jacobo) el hermano menor de Jesús, mencionado por el historiador Josefo y también en los evangelios judeocristianos (Evangelio de los Hebreos), quien luego de la muerte de Jesús escribió la epístola de Santiago y se convirtió en líder de la iglesia judeocristina en Jerusalén, donde fue conocido como 'Santiago el Justo'. Y por eso durante la crucifixión Jesús le confió el cuidado de María, la madre de ambos, según nos cuenta el evangelista: "Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre" (Juan 19:25-27).

 

Evangelios Apócrifos

Como ha explicado un teólogo, para conocer los orígenes del cristianismo es necesario leer *todos* los evangelios en existencia, ya sean canónicos o apócrifos. Como ejemplo opuesto, si el único evangelio que conociéramos fuera el de Juan, entonces no sabríamos que Jesús fue recordado como un exorcista porque en el evangelio de Juan no se cuenta nada sobre eso.

Por eso también vale la pena aclarar algo sobre la semántica utilizada con relación a los evangelios canónicos o apócrifos. La palabra "apócrifo" viene del idioma griego y significa "oscuro" o "escondido" por lo cual en general tenía un sentido peyorativo. Aunque algunos Padres de la Iglesia la utilizaban para decir que los documentos no eran de "inspiración divina" y por tanto no debían pertenecer al canon del Nuevo Testamento. Y también a veces la palabra apócrifo se entendió como sinónimo de espurio o ilegítimo; falsificado en nombre de otra persona. Por otra parte la palabra "gnóstico" se refiere a un grupo o secta cristiana a principios del segundo siglo de Nuestra Era, autores de varias escrituras y evangelios escritos en griego que luego fueron traducidas al idioma copto en Egipto, quienes más tarde fueron considerados "heréticos" por la ortodoxia eclesiástica romana.

Entonces todos los evangelios gnósticos fueron considerados apócrifos (3), pero además hay otros evangelios apócrifos que no son gnósticos. Por eso tenemos varias clases de evangelios apócrifos:

  • Los 'protoevangelios' (infancy gospels, en inglés) sobre la infancia de Jesús. Uno de los cuales incluye los nombres de los tres Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) que no aparecen en los canónicos (Excerpta Latina Barbari). O el 'Infancy Gospel of Thomas' donde se cuenta como el niño Jesús "se porta mal" cuando tropieza con otro niño y lo madice, por lo cual el otro niño cae muerto instantaneamente. En general los protoevangelios se supone que de alguna forma trataban de llenar el vacío de los 'años perdidos de Jesús' en los evangelios canónicos (el periodo indocumentado entre la infancia de Jesús y el comienzo de su ministerio), sin embargo ninguno de ellos fue incluido en el canon del Nuevo Testamento.

  • Los 'evangelios judeocristianos' citados (y parcialmente copiados) por los Padres de la Iglesia en sus libros. Según el teólogo alemán Schneemelcher deben haber existido al menos tres evangelios juedeocristianos en circulación: (1) Evangelio de los Hebreos (citado por Clemente, Orígenes y Jerónimo) ; (2) Evangelio de los Nazareos (citado por Jerónimo y otras fuentes medievales); (3) Evangelio de los Ebionitas (citado por Epifanio).

  • Los 'evangelios medievales' como el Evangelio de Nicodemo y las Actas de Pilato.

  • Los 'evangelios gnósticos' de los que hablamos en el blog sobre Los Evangelios Perdidos.

De entre los Evangelios Gnósticos el más relevante es el Evangelio de Tomás, atribuido a Judas Tomás Dídimo (el Gemelo o el Mellizo), que es el nombre de uno de los doce apóstoles quien aparece en el pasaje sobre la duda de Tomás en el Evangelio de Juan (Juan 20:24-29). Este evangelio también es llamado 'Evangelio de los Dichos de Jesús' o 'el quinto evangelio', dada su relación con los cuatro evangelios canónicos. La razón es que el texto del Evangelio de Tomás contiene 114 dichos o logias (que siempre comienzan con la frase "Jesús dijo") muchos de los cuales también se pueden encontrar de alguna forma en los evangelios de Mateo y Lucas. Y por eso los expertos lo consideran como un argumento adicional a favor de la existencia del hipotético Evangelio Q.

El Evangelio de Nicodemo es un caso interesante entre los apócrifos, porque narra detalles sobre la pasión, la crucifixión y la resurrección de Jesús, incluyendo su descenso a los infiernos antes de ascender al cielo, así como la historia del velo de Verónica y la Santa Faz, que no se encuentran en los canónicos, y que algunos consideran está relacionada con la tradición medieval del Sudario de Turín. Y porque a pesar de no ser canónico fue utilizado por algunas iglesias durante mucho tiempo. Nicodemo, por cierto, es el nombre del fariseo miembro del Sanedrín, mencionado en el Evangelio de Juan, quien visita a Jesús durante la noche para discutir algunas de sus enseñanzas, como esa intrigante afirmación sobre tener que nacer de nuevo: "De cierto, de cierto os digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:1-21), y quien luego también aparece durante la crucifixión para ayudar a José de Arimatea (quien se especula era tío de María, madre de Jesús (2)) a preparar y sepultar el cuerpo de Jesús (Juan 19:39–42). Pero obviamente eso no significa que este Nicodemo haya sido el autor del evangelio que lleva su nombre; por eso es considerado apócrifo.

Otro de los evangelios apócrifos que es frecuentemente citado por los expertos es el Evangelio de los Hebreos, el cual fue un evangelio judeocristiano que sobrevive gracias a las citas de los Padres de la Iglesia (Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Orígenes de Alejandría, Eusebio de Cesarea, Jerónimo de Estridón, etc.) que incluyen fragmentos del texto original. El Evangelio de los Hebreos es singular por su cristología que se basa en la creencia de que el Espíritu Santo es la madre divina de Jesús y que la primera aparición de la resurrección fue a Santiago (Jacobo) el hermano de Jesús, mostrando un gran respeto por Santiago/Jacobo/James como el líder de la iglesia judeocristiana en Jerusalén.

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6. Q: Enseñanzas de Jesús y Teoría de las Dos Fuentes

Técnicamente el Evangelio Q (de Quelle, que significa 'fuente' en alemán) (5) se refiere al conjunto de enseñanzas o dichos de Jesús que aparecen en los evangelios canónicos de Mateo y Lucas, y en el evangelio gnóstico de Tomás, pero que no se encuentran en el evangelio de Marcos que es el más antiguo de los canónicos.

La Teoría de las Dos Fuentes básicamente plantea que 'las enseñanzas' del Evangelio Q (de alrededor del año 50 NE) se combinaron con 'la historia' de la narrativa del Evangelio de Marcos (fechado en el 70 NE) y se utilizaron como fuentes para los evangelios sinópticos posteriores: el Evangelio de Mateo (85 NE) y el Evangelio de Lucas (95 NE); tal y como se muestra en el gráfico más adelante.

La Hipótesis de las Dos Fuentes (2SH) comenzó en 1838 con los filósofos y teólogos alemanes Christian Hermann Weisse y Heinrich Julius Holtzmann, siendo finalmente enunciada como teoría para resolver el 'problema sinóptico' por el erudito bíblico británico B. H. Streeter en 1924 -- ver nota sobre el Problema Sinóptico.

Históricamente el primero que intentó de alguna forma resolver el problema sinóptico fue Papías de Hierápolis en el siglo II. Papías fue uno de los Padres de la Iglesia o Padres Apostólicos (los primeros teólogos cristianos) contemporáneo de Policarpo de Esmirna, Justino Mártir y Marción de Sinope. Papías escribió un tratado en cinco libros titulado Explicación de los dichos del Señor hacia el año 130, considerada una de las primeras exégesis (interpretación) de los dichos (logias) de Jesús de Nazaret. Pero lamentablemente su obra se perdió en el tiempo, excepto por algunos extractos citados por Ireneo de Lyon (180) y Eusebio de Cesarea (320). De todas formas los expertos reconocen el aporte de Papías y a menudo se refieren a la hipótesis combinada Q+/Papias como solución al problema sinóptico.

 

Reconstrucción del Evangelio Q

Como ya se explicó anteriormente, el Evangelio Q (de "Quelle", que significa "Fuente" en alemán) se define como el conjunto de dichos de Jesús que se encuentran en los evangelios de Mateo y Lucas, pero que no se encuentran en el evangelio de Marcos que es el más antiguo de los sinópticos; según la Teoría de las Dos Fuentes, como se muestra en el siguiente diagrama.

Teoría de las Dos Fuentes: Marcos y Q como fuentes de los Evangelios

El Evangelio Q se puede reconstruir, al menos en principio, lo cual por cierto ya se ha hecho, resultando entonces que Q incluye las más conocidas e importantes enseñanzas de Jesús, como se verá a continuación.

 

Logia Iesus: Las Enseñanzas de Jesús

El Evangelio Q contiene algunas de las más conocidas enseñanzas de Jesús, a través de dichos y parábolas, que a su vez ejemplifican las más elevadas leyes éticas y morales que Jesucristo nos invita a seguir, como por ejemplo:
  • La Regla de Oro (La Ley y Los Profetas): "Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7:12; Lucas 6:31).

  • La Oración del Padre Nuestro: La versión según Lucas (Lucas 11:1-4) o según Mateo que al final añade "porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén" (Mateo 6:9-15). Mateo además nos da algunas comentarios 'litúrgicos' sobre las oraciones y la forma de rezar, como cuando Jesús enseña a los apóstoles: "Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos" (Mateo 6:6-7). Y también sobre la congregaciones: "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mateo 18:20).

  • El Sermón del Monte: Las bienaventuranzas (bendiciones) que ensenó Jesús cuando: "Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos, y él comenzó a enseñarles diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos ...", incluyendo nueve bienaventuranzas (Mateo 5:1-12; Lucas 6:20-23).

  • El juzgar a los demás: "No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados"; "Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido" (Lucas 6.37-38; Mateo 71-2).

  • La puerta estrecha: "Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán" (Lucas 13:24; Mateo 7:13) y entonces "Allí será el llanto y el crujir de dientes" (Lucas 13:28; Mateo 7:21-23) para los que no puedan entrar.

  • La prueba de la buena persona: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:15-20; Lucas 6.43-44).

  • Derogando la Ley del Talión: "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra" (Mateo 5:38-48; Lucas 6:27-36).

  • El amor a tus enemigos: "Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos" (Lucas 6:35; Mateo 5:44-48).

  • Dios y las Riquezas: "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24; Lucas 16:13).

  • Las Parábolas: La parábola de los talentos, la parábola de la oveja perdida, la parábola de la mota y la viga, la parábola de los dos constructores, la parábola del ciego conduciendo al ciego, la parábola de la levadura y la semilla de mostaza, y otras.

 

La Regla de Oro: La Ley y Los Profetas

La Regla de Oro es universal e históricamente ha sido enunciada como una regla de conducta moral, o una ley metafísica, o una expresión de Justicia Divina, por diferentes filósofos en diferentes tiempos y en diferentes formas. En la historia europea específicamente se pueden encontrar referencias a la Regla de Oro desde los tiempos de los filósofos griegos clásicos como Tales de Mileto ("evita hacer lo que tú culparías a otros por hacer"), Sócrates ("¿acaso tienes miedo de verte mal si tratas bien a tu hermano antes de que él te trate bien a tí?") y Platón ("debo hacer a los demás como quisiera que me hicieran a mí").

Incluso existe una antigua fábula de Esopo sobre "la zorra y la cigüeña" cuya moraleja es que te pagarán con la misma moneda, como se suele decir en un refrán español; o bien, "serán tratados de la misma forma en que traten a los demás", utilizando un lenguaje bíblico.

El mismo principio, con otras palabras, también aparece en la filosofía del Estoicismo, muchos de cuyos seguidores se unieron e influenciaron el movimiento cristiano desde sus inicios, e incluso debatieron sobre filosofía con el apóstol Pablo en Atenas (Hechos 17:16-34). Esto lo vemos por ejemplo en Séneca el Joven ("trata a tus inferiores como tú quisieras que te trataran tus superiores") y en las Meditaciones del emperador Marco Aurelio ("ve que nunca sientas hacia los misántropos como esa gente siente hacia la raza humana").

Muchos de los mandamientos de las religiones de alguna manera reflejan este principio, como si fuera una especie de 'factor común' que existe en todas las grandes religiones del mundo; como se muestra en la imagen a continuación.

La Regla de Oro (The Golden Rule) en varias religiones

En el judaísmo en particular esto lo encontramos de alguna forma en los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17; Deuteronomio 5:1-21), en las leyes del Levítico y el Deuteronomio (Levítico 19:18; Deuteronomio 6:5), en el libro de Tobías cuando dice "lo que no te gusta que te hagan, no se lo hagas a los demás" (Tobías 4:15), así como en el Talmud cuando cita al eminente rabino Hilel el Anciano diciendo "lo que es odioso para ti, no lo hagas a tu prójimo: esta es toda la Torá; el resto es comentario; ve y aprende".

Indirectamente, como si fuera una ley de causa y efecto, también ese mismo principio lo podemos encontrar en ese famoso aforismo sobre 'cosechar lo que se siembra'; como cuando se dice: "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará" (Gálatas 6:7).

No obstante, es importante notar que en el cristianismo la Regla de Oro, es decir, 'La Ley y Los Profetas' del Nuevo Testamento (Evangelio Q) es enunciada por Jesucristo en una forma positiva, como una llamada a la acción o una invitación a actuar y hacer el bien al prójimo; a diferencia de la forma negativa como los mandamientos de prohibición en otras religiones. Nótese el lenguage en detalle:

"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7:12; Lucas 6:31).

Y ese detalle es importante.

 

El Gran Mandamiento: ¿Quién es tu prójimo?

La Regla de Oro mencionada anteriormente también se relaciona con el Gran Mandamiento que enseñó Jesús sobre el Amor a Dios y al Prójimo, cuando respondiendo a un escriba sobre cuáles son los principales mandamientos, "Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Marcos 12:28-34; Mateo 22:34-40; Lucas 10:25-28).

Por cierto, antes de continuar con el Gran Mandamiento y la cuestión de quién es tu prójimo, vale la pena hacer un paréntesis sobre por qué para los expertos que leen y comparan los evangelios críticamente, es decir, cuidadosamente, esta escena es uno de esos casos donde mejor se notan las similitudes y diferencias en las narrativas sinópticas, lo cual es importante para entender cómo se escribieron, copiaron y editaron los evangelios. Por ejemplo, en este caso vemos que Marcos (en el primer evangelio que se escribió) nos cuenta como Jesús al final reconoce la sabiduría del escriba diciéndole: "No estás lejos del reino de Dios". Lo cual también de cierta forma se puede leer en Lucas, cuando refiriéndose al escriba como un "intérprete de la ley", Jesús le dice: "Bien has respondido; haz esto, y vivirás". Sin embargo, Mateo (que utilizó el evangelio de Marcos como una de sus fuentes) cuenta esa misma historia diciendo que se trataba de un fariseo que le "preguntó por tentarle" y no menciona nada sobre el reconocimiento de Jesús al tal fariseo -- al parecer Mateo siempre tiene un problema con los fariseos. Y relacionado con esto, otro notable ejemplo de discrepancia entre los sinópticos es la historia sobre Jesús y los fariseos con relación a la ley de no trabajar el sábado (el "Sabbath" o Día de Reposo), que los teólogos consideran uno de los mejores ejemplos de 'ética situacional' en el Nuevo Testamento, cuando, según Marcos, Jesús explica que "el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo" (Marcos 2:23-28). Sin embargo Mateo deja fuera esta importante enseñanza sobre las leyes humanas y solo nos da su interpretación teológica: "Porque el Hijo del hombre es Señor del sábado" (Mateo 12:1-8; Lucas 6:1-5).

Aparte de la nota anterior sobre las discrepancias entre los sinópticos, lo importante de esta historia es que no obstante la relación que se puede observar entre la Regla de Oro y el Gran Mandamiento, este 'mandamiento' normalmente no se incluye como parte del Evangelio Q. La razón es que el Gran Mandamiento en realidad pertenece a la Triple Tradición, es decir, que es una de las enseñanzas que existe en los tres evangelios sinópticos. Mientras que Q por definición se refiere a las enseñanzas de Jesús que existen en Mateo y Lucas, pero no en Marcos (Doble Tradición).

Además el Gran Mandamiento de alguna forma está incluido en el Antiguo Testamento (Levítico 19:18; Deuteronomio 6:5) por lo cual, según el 'criterio de discontinuidad y originalidad' no sería original del cristianismo. A diferencia de la Regla de Oro del Evangelio Q enunciada en forma de acción positiva (Mateo 7:12; Lucas 6:31) que sí es original de Jesús.

Otro aspecto importante en esta historia es el uso del término "prójimo". La interpretación de "prójimo" en el judaísmo de aquellos tiempos era debatible, ya que en Levítico el término se asocia con los "hijos de tu pueblo" (Levítico 19:18). Por eso, cuando un intérprete de la ley, "queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?", Jesús le responde con su parábola de El Buen Samaritano (Lucas 10:25-37), aclarando de esta forma que la frase "amarás a tu prójimo como a ti mismo" no se debe reducir solamente al amor filial de los miembros de una tribu o de un pueblo, sino que el concepto debe ser aplicado universalmente.

La parábola de El Buen Samaritano cuenta como un hombre que iba de Jerusalén a Jericó es atacado por ladrones que lo desnudan y lo golpean. Un sacerdote y un levita pasan sin ayudarle. Pero un samaritano se detiene y lo cuida, llevándolo a una posada donde el samaritano paga por su cuidado. Nóstese como en la parábola Jesús sabiamente escoge un samaritano (un extranjero desde el punto de vista de los habitantes de Judea que en tiempos pasados fueron sus enemigos) para ilustrar el punto sobre "quién es tu prójimo", ya que a pesar que Judea y Samaria eran provincias vecinas durante el reinado de Herodes I (Herodes el Grande), en realidad las tribus de judíos y samaritanos se habían separado desde hacía mucho tiempo por razones históricas y religiosas, e incluso tenían lugares santos rivales: el Monte Gerizim para los samaritanos versus el Templo de Jerusalén para los judíos.

Otro ejemplo de la universalidad de las enseñanzas de Jesús sobre la gracia de Dios y los dones del Espíritu Santo lo podemos ver en el pasaje sobre la fe del centurión romano en Capernaúm que busca la sanación de su criado que estaba paralítico, pidiéndo con esa famosa frase que luego se convirtió en una forma de plegaria para los cristianos y en parte de la liturgia: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; mas una palabra tuya bastará para sanar a mi criado". Y al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que le seguían: "En verdad os digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande" (Mateo 8:5-11; Lucas 7:1-10). Esto debe haber sido un chok para los judíos que seguían a Jesús, considerando que los romanos eran sus opresores y sus enemigos.

La expresión "la ley y los profetas" que Jesús utiliza varias veces se refiere a las dos divisiones principales del Antiguo Testamento. La Ley, o Ley de Moisés, consta de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, conocidos como la Torá en hebreo y el Pentateuco en griego. Los Profetas consta de varios libros agrupados en diferentes arreglos de acuerdo con la tradición judía o cristiana.

Aunque es bueno mencionar que algunos estudiosos consideran que en la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento) en realidad hay tres divisiones: La Ley, los Profetas y los Escritos. Los Escritos (Ketuvim) a su vez incluyen varios géneros literarios. Por ejemplo, además de los 5 libros de La Ley (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio) y los 18 Profetas (6 Mayores y 12 Menores, si se incluye el Libro de Lamentaciones como parte de los profetas), también hay libros de carácter histórico (Josué, Jueces, Rut, Ester, Samuel I/II, Reyes I/II, Crónicas I/II, Esdras I/II, Tobías, Ester) y sapienciales o poéticos (Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, El Cantar de los Cantares), con algunos considerados deuterocanónicos, es decir, dudosos en su autenticidad e incorporados solo en algunas versiones del canon (Sabiduría, Eclesiástico, Judit, Macabeos I/II). Incluso hay dos libros en los cuales no se menciona a Dios: El Libro de Ester y El Cantar de los Cantares.

Y por eso Jesús hace una clara distinción entre las doctrinas y los mandamientos anteriores del judaísmo, dados a través de La Ley y los Profetas, y su propia predica sobre el Reino de Dios, diciendo: "La ley y los profetas llegan hasta la época de Juan [el Bautista]; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él" (Lucas 16:16).

 

Ley del Talión: La otra mejilla y la milla extra

La Ley del Talión ("ojo por ojo, diente por diente") es un elemento central de la ley Mosáica en el judaísmo (Éxodo 21:23-25; Levítico 24:18-20; Deuteronomio 19-21) que proviene del llamado "principio de reciprocidad exacta" del Código de Hammurabi (Babilonia, siglo XVIII a. C.). Sin embargo, Jesús lo deja sin efecto a raíz del Sermón del Monte (Mateo 5-7; Lucas 6:20-6:49).

En lugar del "ojo por ojo, diente por diente" de la Ley del Talión, Jesús nos enseña y nos invita a seguir el "principio del perdón" y el "amor a nuestros enemigos".

Lo cual se relaciona con otros famosos dichos pacifistas de Jesús como cuando se refiere a poner la otra mejilla, quizás en un tono un tanto hiperbólico, para impactar a su audiencia y de esa forma enfatizar el punto que quería enseñar: "Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues" (Lucas 6:29; Mateo 5:39). O el ejemplo de ir una milla extra: "Y cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos" (Mateo 5:41). Por cierto, la 'milla extra' en los tiempos de Jesús se refería a la Angaria, que era la ley romana sobre el correo y el reclutamiento.

Estas revolucionarias enseñanzas de Jesús tomadas literalmente y fuera de contexto resultan ser contra-intuitivas y hasta contra-producentes si tratamos de aplicarlas a nuestros tiempos ignorando incluso los casos de legítima defensa propia, ya que si no resistimos al mal, entonces cómo podremos sobrevivir en este mundo tan violento y abusivo. Por lo que uno se pregunta: ¿Acaso una actitud exageradamente pacifista, como lo de poner la otra mejilla, no permitiría el destructivo triunfo del mal en el mundo? ¿Y qué pasa entonces con la Justicia Divina?

El propio Jesús, cuando fue atado e interrogado por el sumo sacerdote, en el único caso registrado en el que fue abofeteado por uno de los alguaciles, él no "puso la otra mejilla", sino que desafió a su abofeteador a que se explicara (Juan 18:22-23).

Incluso el apóstol Pablo, en su epístola a los Romanos (Romanos 12:19-21), citando el libro de Proverbios sobre la venganza (Proverbios 25:21-22), aclara que cuando Cristo ordena a sus seguidores que amen a sus enemigos, eso no implica una mentalidad de sumisión mansa a los matones.

En mi opinión estas son preguntas que solo tienen sentido en el contexto de las otras enseñanzas de Jesús sobre la Vida Eterna, es decir, la vida en el mundo futuro o la pluralidad de existencias, así como la Regla de Oro o la ley de causa y efecto que aplica en esos casos.

 

El Camello y el Ojo de la Aguja

Las enseñanzas de Jesús sobre Dios y el 'señor del dinero' (traducido como Mammón en algunas versiones de la Biblia), y la imposibilidad de servir a dos señores a la vez (Mateo 6:24; Lucas 16:13), también son parte del Evangelio Q, y se relacionan con otros famosos dichos de Jesús sobre las riquezas materiales, como la bienaventuranza (bendiciones) a los pobres: "Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios" (Lucas 6:20; Mateo 5:3). Aunque curiosamente Mateo añade "los pobres en espíritu", quizás para enfatizar el aspecto espiritual de las enseñanzas de Jesús y evitar posibles conflictos con el poder político en esos tiempos.

Por cierto, según los expertos, la etiología de la palabra Mammón puede ser una referencia al 'dios de las riquezas' de los fenicios, que se utilizó en la Vulgata latina para significar Avaricia, y cuyo origen viene de una palabra aramea, posiblemente de la palabra "matmon" que significa "tesoro".

Otra conocida enseñanza de Jesús sobre el dinero es durante el pasaje de la viuda pobre que hace una muy modesta ofrenda en el Templo, y Jesús llama a sus discípulos para decirles: "De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca" (Marcos 12:38-44; Lucas 21:1-4).

Esta idea también aparece en la famosa parábola sobre el camello y el ojo de la aguja, que tiene un tono un tanto hiperbólico en su traducción al griego, cuando Jesús le dice a un joven rico, queriendo unirse a sus seguidores y "tener un tesoro en el cielo", que primero debe dar todo lo que posee a los pobres (Lucas 18:22), concluyendo: "Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Lucas 18:25; Mateo 19:24; Marcos 10:25). Sin embargo la palabra "gamla" en arameo, traducida al griego como camello, en realidad significa 'pelo de camello' o una cuerda construida con este material. Es decir, que posiblemente Jesús no estaba diciendo que es imposible para los ricos que entrar al Cielo, pero sí que sería muy difícil para los que 'adoran a Mammón' entrar en el cielo, dadas las tentaciones terrenales y los pecados que se derivan de las riquezas y el dinero.

 

Sectas del Judaísmo: Conexión de Q con los Esenios

En tiempos de Jesús de Nazaret existían varias sectas o grupos religiosos, algunos mencionados en el Nuevo Testamento, como por ejemplo los Fariseos, Saduceos, Zelotes, y los Esenios; estos últimos llamados "hijos de luz" en el Evangelio de Lucas (Lucas 16:8–9).

Los Fariseos y Saduceos aparecen varias veces en los Evangelios como adversarios de Jesús, o como escribas y maestros de la ley Mosáica que varias veces se acercan a Jesús para debatir ciertos puntos polémicos de la ley. Aunque, según cuenta Mateo en su evangelio, muchas veces las preguntas de los fariseos a Jesús eran para 'tentarlo', es decir, provocarlo para poder acusarlo de blasfemia y para que se metiera en problemas con los poderes políticos y religiosos del momento. Estas sectas eran socialmente importantes en aquellos tiempos ya que algunos de ellos eran escribas (eruditos religiosos y copistas profesionales) y miembros del Sanedrín, una asamblea o consejo de rabinos (un grupo de 23 o 71 sabios o ancianos), quienes hacían la función de juez en cada ciudad de Israel. Según algunos estudiosos, las diferencias entre saduceos y fariseos eran como las diferencias que luego existieron entre las clases de la nobleza y el sacerdocio en la Edad Media.

Los Saduceos eran como los 'materialistas' de aquellos tiempos, ya que no creían en la vida eterna ni en la resurrección de los muertos, por lo cual son criticados por Jesús cuando predica sobre la resurrección y la vida futura. Además los Saduceos mayormente pertenecían a la élite o la clase alta sacerdotal que controlaba las actividades del Templo y favorecían la helenización de Israel. Un ejemplo de interacción adversarial es cuando los Saduceos le platearon una pregunta capciosa a Jesús sobre qué pasaría en el cielo con el hipotético caso de siete hermanos que tuvieron la misma mujer y murieron sin dejar descendencia, ya que según la ley Mosáica del Levirato (Deuteronomio 25:5-10) los hermanos por ley debían casarse con la viuda de su hermano mayor, y Jesús les responde con una de sus famosas enseñanzas sobre el Reino de los Cielos: "Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos" (Marcos 12:18-27; Mateo 22:23-33; Lucas 20:27-40).

Los Fariseos tenían creencias sobre la vida después de la muerte que parecen coincidir con las enseñanzas de Jesús sobre la vida eterna. Según Josefo, que era fariseo, los fariseos sostenían que solo el alma era inmortal y que las almas de las personas buenas resucitarán o reencarnarán y "pasarían a otros cuerpos", mientras que "las almas de los malvados sufrirían castigo eterno". Los Fariseos además se caracterizaban por ser una secta 'ortodoxa' dentro del judaísmo de entonces, dado su estricta observación de la ley Mosáica y por enfatizar la práctica de los ritos públicos en el Templo, pero quizás algunos privadamente no fueran tan piadosos, y esa es la razón por la cual, según Mateo, varias veces Jesús los critica como hipócritas (Mateo 15:1-20; 16:5-23; 23; 25; 29) y previene a sus discípulos sobre 'la levadura de los fariseos' (Mateo 16:6-12). Además, según Juán, fueron los fariseos los que enviaron alguaciles para prender a Jesús (Juan 7:32). Aunque por otro lado algunos notables fariseos, como Nicodemo (Juan 3:1-12; 19:39), José de Arimatea (Marcos 15:43; Mateo 27:57; Lucas 23:50-56; Juan 19:38) y Gamaliel (Hechos 5:34; 22:3), eran simpatizantes de Jesús y de los primeros cristianos, por lo cual tienen un rol positivo en varios pasajes de las escrituras.

Los Zelotes o Celadores eran un movimiento político-nacionalista y la facción más violenta del judaísmo de la época, por lo cual el término "zelote" a menudo se considera sinónimo de "fanático". Algunos de los zelotes, como Simón el Celador o Simón el Zelote, aparecen en el Nuevo Testamento como discípulos de Jesús (Lucas 6:15; Hechos 1:13). Aunque en el libro de Hechos de los Apóstoles, algunos zelotes o "fanáticos" parecen estar relacionados con la persecución contra los primeros cristianos, y con la historia de la conversión de Pablo en el camino a Damasco.

Los Esenios por otra parte fueron una pacífica comunidad de ascetas judíos que existió desde el 150 ANE hasta el 70 NE, llamada "Comunidad de Qumrán" dada la vida monástica que este grupo llevaba en dichas cuevas. La historia de los Esenios se conoce en parte a través del escritor romano Plinio el Viejo y su obra Historia Natural escrita en el 77 NE, así como a través de los Manuscritos del Mar Muerto descubiertos accidentalmente por pastores beduinos a finales de 1946 en una cueva en las cercanías de las ruinas de Qumrán, y también por algunas referencias del historiador Josefo. Según Josefo, la palabra "essen" en griego vine de "choshen" que se utiliza en hebreo para referirse a los símbolos egipcios de "luz y verdad".

El primer erudito que afirmó que Jesús era un esenio fue Johann Georg Wachter en su obra "De primordiis christianae religionis" (1713). Esta relación se estableció debido a varios puntos comunes que Wachter encontró. Sin embargo hoy en día aún se debate si Jesús pudo haber estado más cerca de los Fariseos que de los Esenios.

La principal divergencia entre el pensamiento de Jesús y los Esenios están en las ideas sobre el Reino de Dios y el Reino de los Cielos, las cuales son centrales en la predica de Jesús. Sin embargo, la idea sobre el Reino de los Cielos desempeña un escaso papel en los documentos de Qumrán, ya que los Esenios ponían el énfasis de sus enseñanzas en el comportamiento moral durante la vida terrenal, aquí y ahora, más que en cualquier concepto de la vida futura en el Reino de los Cielos.

Otra posible discrepancia se puede leer en la parábola del mayordomo en el Evangelio de Lucas, "porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz", lo cual parece ser una crítica sutíl a ciertos reglamentos monásticos de los Esenios (Lucas 16:8–9).

Mi teoría personal es que la conexión entre Jesús y los Esenios no es directa, sino que ocurre a través de Juan el Bautista, quien también llevaba una vida ascética como "la voz de uno que clama en el desierto" (Juan 1:23) y posiblemente conoció o perteneció a la comunidad del Qumrán.

Y de ahí viene la relación entre el Evangelio Q y los Esenios, posiblemente a través de la divulgación de la historia sobre el Maestro de Justicia (Teacher of Righteousness, en inglés), líder de la comunidad del Qumrán, de quien se habla en los Manuscritos del Mar Muerto. Por ejemplo, en uno de estos manuscritos, el llamado "Documento de Damasco" (4Q266-73; 5Q12; 6Q15), se puede leer que "Dios crió para ellos un Maestro de Justicia para guiarlos en el camino de Su corazón", lo cual sugiere la existencia de un Maestro cuya historia tiene marcados paralelos con la de Jesús (el Maestro de Justicia al final fue traicionado por uno de sus discípulos) y cuyas enseñanzas deben haber sido mantenidas por los Esenios. Y también hay un intrigante documento, que los expertos llaman "Apocalipsis Mesiánico" (4Q521), sobre un Mesías Cósmico que "resucita a los muertos".

Como nota histórica, es interesante destacar que luego de la derrota de la rebelión de los judíos contra los romanos, después de los sucesos de la Revuelta Judía y la destrucción del Templo, casi todos estos grupos desaparecieron; excepto los fariseos. Tanto los revolucionarios zelotes, como los pacifistas esenios, y la élite de los saduceos, todos desaparecieron o dejaron de ser relevantes en el judaísmo. La excepción fueron los fariseos, cuyo movimiento religioso evolucionó en el Judaísmo Rabínico de la Edad Media, el cual eventualmente se desarrolló en la rama del judaísmo ortodoxo y conservador que existe en la actualidad.

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7. El Nuevo Testamento en Orden Cronológico

El estudio del Nuevo Testamento en orden cronológico, conjuntamente con otros documentos de carácter histórico o religioso de aquellos tiempos, como la Didache ('Las Enseñanzas de los Doce Apóstoles' encontradas en Constantinopla en 1873) que forma parte de las Constituciones Apostólicas, y el estudio de la Patrística (los escritos de los Padres de la Iglesia como Orígenes de Alejandría, Clemente de Alejandría, Papías de Hierápolis, Eusebio de Cesarea, Jerónimo de Estridón, Justino Martir, etc.) nos dan una excelente oportunidad para mejor entender los orígenes del cristianismo, porque nos muestra como 'la buena nueva' se extendió entre las primeras comunidades cristianas a través de las cartas de Pablo (2), de Santiago y de otros apóstoles, desde antes que se escribieran los evangelios (canónicos o apócrifos), y como estos documentos no fueron la fuente del movimiento cristiano sino el producto de las primeras iglesias.

 

Santiago el Hermano de Jesús

Esta es una breve nota para tratar de aclarar las confusiones que existen con relación al nombre Santiago entre los apóstoles. La etimología del nombre Santiago en español viene del latín Sanctus Iacobus, o Sancti Yacobi según se escribía en algunos textos, o Santi Yaco o Yago en su forma castellanizada; diferentes variantes de "Santo Jacobo" en castellano. Por lo cual los nombres Santiago (SantiYago) y Jacobo (Iacobus o Yaco) se refieren a una misma persona en las traducciones del Nuevo Testamento en español; que a su vez corresponden al nombre James en inglés (quizás como una derivación fonética de Yago) y Jacques en francés.

El nombre Jacobo (Yaaqov en hebreo, Yakobos en griego, Iacobus en latín), transliterado y traducido como Santiago en español o James en inglés, era un nombre muy popular en tiempos de Jesús, ya que provenía de uno de los patriarcas de la Biblia Hebrea (el nieto de Abraham) considerado "padre de la nación judía" ya que compró la primogenitura a su hermano gemelo Esaú para obtener la bendición de Isaac, según se cuenta en Génesis 27, y de ahí el apodo de "el suplantador" en hebreo.

Y también en el Nuevo Testamento se menciona a (otro) Jacobo como abuelo de Jesús: "Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo" (Mateo 1:16).

La confusión en realidad se debe a las múltiples referencias al nombre Jacobo/Santiago/James entre los doce apóstoles y los hermanos de Jesús, donde existen seis referencias según el evangelista y el contexto familiar:

(1) Santiago hijo de Zebedeo, hermano de Juán, uno de los Doce; "James son of Zebedee" (Mateo 4:21; Marcos 3:17; Lucas 6:14)

(2) Santiago hijo de Alfeo, uno de los Doce; "James son of Alphaeus" (Marcos 3:18; Mateo 10:3; Lucas 6:15)

(3) Santiago "el menor", hijo de María, hermano de José y Salomé; "James the younger" (Marcos 15:40)

(4) Santiago, hijo de María, hermano de José, Judas, Simón, y varias hermanas; "the Son of Mary, and the brother of James" (Marcos 6:3)

(5) Santiago, hermano de Judas, uno de los Doce; "Judas the brother of James" (Lucas 6:16; Judas 1)

(6) Santiago el hermano of Jesús; "James the Lord's brother" (Mateo 13:55; Marcos 6:3; Gálatas 1:19)

El nombre de Jacobo/Santiago/James como hermano de Jesús es mencionado varias veces en el Nuevo Testamento (Mateo 13:55; Marcos 6:3; Hechos 15:13; Hechos 21:18; Gálatas 1:19; Gálatas 2:9, Gálatas 2:12). Y también Jacobo/Santiago/James el hermano de Jesús es mencionado por el historiador Josefo en su obra Antigüedades Judías. Además según algunos Padres Apostólicos, como Papías de Hierápolis y Orígenes de Alejandría, 'Santiago el hijo de Alfeo' sería la misma persona que 'Santiago el Menor', a quien también a veces le llaman 'Santiago el Justo'; como por ejemplo en el Evangelio Gnóstico de Tomás.

Nótese además que la palabra que se utiliza en el Nuevo Testamento en griego para referirse a Santiago el hermano del Señor es "adelphos", que literalmente significa "hermano", y no "primo" como han sugerido algunos, ya que para decir primo en griego existe otra palabra: "anepsioi".

La solución que algunos eruditos bíblicos le dan a este dilema es plantear que en el Nuevo Testamento solo hay dos apóstoles distintos con el nombre de Santiago/Jacobo/James: Santiago el hijo de Zebedeo (1) y Santiago el hermano de Jesús (2, 3, 4, 5, 6 en la lista anterior).

Pero entonces, ¿qué podemos saber sobre lo que pasó con los dos apóstoles Santiago? Veamos:

(1) Santiago el hijo de Zebedeo: El hermano de Juán, el pescador (o "el mayor" como fue llamado posteriomente para distinguirlo del "menor" hijo de Alfeo, aunque en el NT no se usa el término "el mayor") muere por la espada a manos de Herodes Agripa (Herodes II o Agripa I, llamado Agripa el Grande, nieto de Herodes I; el último rey de la dinastía Hasmoneos en Judea) según se cuenta en Hechos de los Apóstoles (Hechos 12:1-2).

Por cierto, existe una tradición en un texto latino llamado 'Breviarium Apostolorum' (Breviario de los Apóstoles) que contiene una colección de pequeñas biografías y datos sobre los apóstoles de Jesús, entre ellos sus lugares de predicación. Este texto se redactó en el sur de Francia o en el norte de Italia hacia finales del siglo VI o principios del VII por un autor desconocido. Y es en el Breviarium Apostolorum donde por primera vez se dice que Santiago "el mayor" predicó en las tierras más occidentales de Hispania. Como curiosidad histórica, esto es lo que el 'Breviarium Apostolorum' dice sobre los dos apóstoles Santiago (16):

  • Santiago, que significa "el suplantador", era hijo de Zebedeo y hermano de Juan. Predicó en España y Occidente y fue ejecutado a espada bajo Herodes. Fue enterrado en Achaea Marmarica [frontera entre Libia y Egipto] el 24 de noviembre [párrafo 4].

  • Santiago era el hermano del Señor y el primer obispo de Jerusalén. Mientras predicaba a Cristo, el Hijo de Dios, en Jerusalén, los judíos lo arrojaron del templo, lo apedrearon y lo sepultaron cerca del templo. Su fiesta y ordenación es el 27 de diciembre [párrafo 8].

También es interesante que cuando el Breviarium Apostolorum se refiere a Simón el Zelote, se dice que este fue el "próximo obispo de Jerusalén, siguiendo a Santiago el Justo" [párrafo 11]; lo cual es otro argumento que identifica a Santiago el Justo como la misma persona que Santiago el hermano del Señor, de quien ya se dijo que fue el "primer obispo de Jerusalén".

Por otro lado, una leyenda aún más tardía del Siglo XII que se encuentra en el Codex Calixtinus, un libro pseudográfico atribuído al Papa Calixto II (que incluye la historia de Carlomagno y la tradición de las conchas de vieira entre los peregrinos del Camino de Santiago) ofrece una versión alternativa, según la cual luego que Santiago fue decapitado en Jerusalén, sus discípulos llevaron su cuerpo al puerto de Jaffa, donde encontraron un maravilloso barco de piedra que los condujo milagrosamente a ellos y al cuerpo del apóstol a Iria Flavia, en la provincia de La Coruña en Galicia, donde según esta tradición, sus reliquias recibieron sepultura en el lugar donde se encuentra la Catedral de Santiago de Compostela; el destino de una de las principales peregrinaciones cristianas hoy en día, el Camino de Santiago.

(2) Santiago el hermano de Jesús: El hijo de María y Alfeo (o "el menor" como le llaman en el evangelio de Marcos) luego se convierte en el líder de la iglesia judeocristiana en Jerusalén, donde a veces es llamado Santiago el Justo, según los Padres Apostólicos, hasta que muere por lapidación ordenada por el Sumo Sacerdote Anás ben Anás (Anás II), según cuentan Josefo y Eusebio. De esta forma Santiago/Jacobo/James se convirtió en el primer mártir del cristianismo, bajo otros nombres que le fueron dado posteriormente por los escribas de la Iglesia, como San Esteban (Protomártir) o Saint Stephen en inglés (Hechos 6).

Sobre Santiago el hermano de Jesús como autor de la Espístola de Santiago, es interesante notar que durante la Reforma Protestante la autoría de esta epístola fue cuestionada, aunque al final fue reconfirmada como auténtica y canónica. Por ejemplo, Lutero en un momento consideró que la epístola estaba entre los libros en disputa, y la dejó de lado en un apéndice, aunque en su Catecismo Mayor la trató como la palabra autorizada de Dios. Por otro lado, Calvino y otros consideraron que el autor era en efecto el hijo de Alfeo, a quien se hace referencia como Santiago el Menor (Marcos 15:40).

Además de la Epístola de Santiago en el Nuevo Testamento, existen otras referencias de los Padres Apostólicos y otras fuentes citadas por los expertos que nos dan información sobre su vida. Un ejemplo es el Evangelio de los Hebreos, el cual fue un evangelio judeocristiano que sobrevive gracias a las citas de los Padres de la Iglesia (Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Orígenes de Alejandría, Eusebio de Cesarea y Jerónimo de Estridón) quienes incluyen en sus obras fragmentos del texto original. El Evangelio de los Hebreos es singular por su cristología que se basa en la creencia de que la primera aparición de la resurrección fue a Santiago el hermano de Jesús, mostrando un gran respeto por Santiago/Jacobo/James como el líder de la iglesia judeocristiana en Jerusalén.

 

La historia de María la madre de Jesús

Una implicación que se deriva de la interpretación anterior sobre Santiago el hermano de Jesús y el hijo de Alfeo, es que María, la madre de Jesús, luego de la muerte de José su primer esposo (quien según la tradición era una persona mayor), se casó con Alfeo, que es el nombre griego de Cleofás en hebreo (Juan 19:25-27), quien debería ser hermano de José según la ley Mosáica del Levirato (Deuteronomio 25:5-10) y tuvieron varios hijos: Jacobo, José, Judas, Simón, y Salomé que según la tradición también pudo haber sido llamada María Salomé. Por cierto la raíz del nombre Cleofás en hebreo (chalaph) significa "cambiar" o "remplazar", y también es el origen etimológico de las palabras califa y califato, y ese es otro argumento que utilizan los expertos para indicar que Cleofás en realidad es un seudónimo de la persona que "reemplazó" a su hermano José como esposo de María. Por lo que estos hijos de María serían medios hermanos de Jesús (2) .

Esta implicación puede ser problemática para algunos cristianos que insisten en que la "Virgen María" era "siempre virgen", sin experiencia sexual alguna, y por tanto los hermanos y hermanas de Jesús mencionados por los evangelistas tienen que ser explicados de alguna manera. Sin embargo, sin faltar el respeto a aquellos que tienen tales puntos de vista sobre María, para los historiadores es importante seguir la evidencia a donde sea que los lleve, y comprender cuándo, cómo y por qué se desarrollaron estas ideas. La buena historia nunca debe ser enemiga de la fe. El conflicto surge cuando formas posteriores de piedad y "santidad" se le tratan de imponer a una antigua cultura por razones de dogmas religiosos o políticos. Lo que se pierde es la realidad histórica de quién era María, como una mujer judía casada y honorable dentro de su cultura. ¡Lo que perdemos es la historia de María!

Por eso es bueno señalar que la enseñanza de la "virginidad perpetua" simplemente no se encuentra en el Nuevo Testamento y no forma parte de los primeros credos cristianos. De hecho, la mayoría de los primeros escritos cristianos antes de finales del siglo IV dan por sentado que los hermanos y hermanas de Jesús eran hijos naturales de José y María, y la primera mención oficial de la idea de la "virginidad perpetua" no aparece hasta el 374 NE a través de un teólogo cristiano llamado Epifanio de Salamina.

 

El debate entre Pablo y Santiago el Hermano de Jesús

Después de la muerte de Jesús, entre los principales apóstoles del cristianismo existieron debates de carácter teológico y doctrinal, según se cuenta en Hechos y en Gálatas, durante el "concilio en Jerusalén" (Hechos 15:1-35; 21:18; Gálatas 1:18-19-2:10), pero más importante aun fueron los debates alrededor de la cuestión de si los romanos y gentiles que se convertían al cristianismo deberían seguir las tradiciones judías de la Torá o Pentateucu (incluyendo la circumcisión y las reglas dietéticas) o no (Hechos 15:2; 21:18-40).

Estos debates resultaron ser estratégicos para el futuro del cristianismo, con Pablo y Pedro defendiendo la posición del 'cristianismo romano' donde los nuevos cristianos no estaban obligados a seguir las tradiciones y leyes judías; como cuando Pedro bautiza al centurión romano Cornelio (Hechos 10). Mientras que Santiago el hermano de Jesús (también llamado Jacobo o Santiago el Justo), líder de la iglesia en Jerusalén, argumentaba a favor del 'cristianismo judío'.

Pablo y Santiago el hermano de Jesús jugaron un papel clave en el liderazgo del cristianismo primitivo, ya que ambos fueron autores de los documentos más antiguos del Nuevo Testamento, incluyendo las primeras siete epístolas de Pablo a las iglesias y la epístola de Santiago, las cuales fueron escritas entre los años 50 y 60 NE, apenas dos o tres décadas después de los hechos, según estiman los expertos.

Pero cuando Santiago fue acusado de blasfemia por los sacerdotes del Sanedrín (Anás II y Caifás) y fue condenado a muerte por lapidación en el año 62 NE, según cuentan Josefo y Eusebio, el movimiento del 'cristianismo judío' en Jerusalén sufrió una pérdida irremplazable. Más aún, luego de la destrucción de Jerusalén durante la Revuelta Judía en el año 70 NE, este movimiento prácticamente desapareció. Esta es la razón por la que casi no tenemos records históricos de Santiago el hermano de Jesús, a diferencia del movimiento iniciado por Pablo y Pedro que se extendió por cuidades de Asia Menor, Grecia y finalmente Roma.

 

Las Reglas de Pablo para las Iglesias

La posición de Pablo con relación al debate sobre los nuevos cristianos se puede resumir en la llamada 'Regla de Pablo' para todas las iglesias, la cual aparece en su primera epístola a los Corintios diciendo: "Como Dios llamó a cada uno, así cada uno haga; esto ordeno en todas las iglesias". Aclarando que: "La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios" (1 Corintios 7:17-19).

Y es interesante notar como en esta epístola Pablo además se define a sí mismo como una autoridad paternal para el resto de los cristianos, es decir como 'padre' de la naciente iglesia, diciéndoles: "No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio" (1 Corintios 4:14).

También en esa epístola Pablo hace un comentario relevante sobre la esclavitud y los nuevos cristianos cuando dice: "Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios" (1 Corintios 7:20-24).

Reglas que, en mi opinión, deben ser interpretadas dentro del contexto histórico de los romanos y la creencia del inminente fin de los tiempos sobre la que predicaron primero Jesús y luego Pablo.

Pablo por cierto tenía 'doble ciudadanía', por así decirlo, ya que era ciudadano romano por nacimiento y provenía de una familia judía devota en Tarso (Hechos 22:3), es decir, que era judío pero no de Palestina. Pablo fue educado desde muy joven tanto en las tradiciones judías como romanas, las cuales conocía muy bien.

Incluso algunos eruditos explican que, a pesar del hecho histórico que Pablo no conoció a Jesús en vida, de no haber sido por Pablo, sus epístolas y su derogación de los requerimientos de la circuncisión y las leyes 'kosher' de los judíos, hubiera sido muy dificil que los romanos se convirtieran al cristianismo, ya que para los romanos la circuncisión era sinónimo de mutilación y además ellos comían de todo.

 

Pablo, de Zelote a Apóstol y primer Evangelista

Otra cuestión importante para poder entender el desarrollo del cristianismo es la historia del apóstol Pablo (San Pablo) y su influencia en los autores de los evangelios sinópticos. Según los expertos, dado que Pablo no era uno de los doce apóstoles originales y no conoció a Jesús en vida, cuando Pablo en sus epístolas habla de "mi evangelio" en realidad se está refiriendo a la 'visión' o revelación personal que él recibió del Espíritu de Jesucristo durante su 'conversión' en el camino a Damasco; no de ningún evangelio escrito hasta ese momento.

Aunque hay que decir que la frase 'conversión al cristianismo' no es es muy apropiada en el caso de Pablo, ya que en esos tiempos no existía el Cristianismo como una religión distinta al Judaísmo, y ni siquiera la palabra Cristiano era utilizada en esos tiempos -- la palabra Cristiano posiblemente fue utilizada por primera vez más tarde en Antioquía, considerada la cuna del cristianismo (Hechos 11:26).

Según se cuenta en el libro Hechos de los Apóstoles, la drámatica tranformación de Pablo ocurre cuando aún era llamado Saulo de Tarso, mientras perseguía a los primeros grupos de cristianos, "y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón" (Hechos 9:4-5).

Luego de pasar tres días ciego en el camino a Damasco, Pablo fue llevado a la casa de Ananías (hoy Capilla de San Ananías en Damasco) donde fue curado y bautizado (Hechos 9:17). El resto, como dicen, es historia.


La conversión de San Pablo (Parmigianino)


Esta experiencia mística de Pablo es lo que aparentemente le confirió una autoridad especial sobre otros apóstoles que sí conocieron a Jesús en vida; autoridad que fue reconocida entre sus discípulos y entre algunas de las primeras iglesias.

El propio Pablo lo explica cuando refiriéndose a su ministerio en su epístola a los Gálatas dice: "Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo" (Gálatas 1:11-12). Y también cuando nos narra su 'ascensión' al tercer cielo y al paraíso: "Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo" (2 Corintios 12:1-4).

Incluso según él mismo cuenta en la primera epístola a sus seguidores en Corinto sobre las apariciones de Jesucristo, él fue el apóstol "nacido fuera de tiempo" a quien individualmente se le apareció Cristo, después de Pedro y Santiago: "Se apareció a Cefas (Simón Pedro), y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto. Luego se apareció a Jacobo (Santiago), más tarde a todos los apóstoles, y, por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí" (1 Corintios 15:1-8).

En cuanto a la pregunta sobre a cuál de las sectas del judaísmo pudo haber pertenecido Pablo antes de su conversión, es decir, cuando aun era Saulo de Tarso, si quizás era un Zelote o un Fariseo, la cuestión aun es debatida entre los teólogos. La palabra griega "zelote" a veces es traducida como "fanático" y por eso algunos teólogos sugieren que Pablo pudo haber sido un fanático, o sea, un zelote, lo cual habría sido la fuerza impulsora detrás de su persecución de los cristianos antes de su conversión al cristianismo. Aunque por otra lado, en su epístola a los Filipenses, Pablo declara haber sido "en cuanto a la ley, fariseo" (Filipenses 3:4-5). Y también en el libro de Hechos de los Apóstoles se cuenta como Pablo afirma que él es "fariseo, hijo de fariseo" (Hechos 23:6).

 

Epístolas Paulinas

Un hecho importante en la historia del cristianismo es que Pablo no conoció a Jesús en vida. No obstante, a pesar que Pablo no conoció a Jesús y no fue uno de los doce apóstoles, su influencia en el desarrollo del cristianismo es enorme y decisiva, atribuyéndosele 14 (o al menos 13) de las 21 epístolas del Nuevo Testamento, por lo cual mucho de lo que sabemos sobre Jesucristo y sobre la doctrina del cristianismo primitivo es a través de las epístolas de Pablo en primer lugar; no en balde algunos le llaman "el apóstol trece", o "el segundo fundador del cristianismo".

Las epístolas paulinas fueron una importante fuente de inspiración y referencia para las primeras comunidades cristianas, así como para los evangelistas e historiadores de la Iglesia; incluyendo explicaciones doctrinales dirigidas a las 7 iglesias (en Roma, Corinto, Galacia, Éfeso, Filipos, Colosas y Tesalónica) que no se encuentran en los evangelios canónicos, como la naturaleza espiritual de la resurrección; por ejemplo cuando dice: "Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual" (1 Corintios 15:42-54; Filipenses 3:20-21), etc.

Pablo también desarrolla la idea de la divinidad de Jesucristo y su encarnación como hombre, como por ejemplo en la epístola a los Filipenses, en el llamado cántico o 'himno cristológico', cuando Pablo se refiere a Cristo Jesús diciendo que "el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (Filipenses 2:5-11). Esta idea de Pablo también suele ser llamada 'cristología de Adán', dada la alusión a la forma o imagen de Dios (Génesis 1:26-27). Aunque por otro lado Pablo mantiene el monoteísmo, separando el concepto de Dios Padre, el Creador, del título de Señor dado a Jesucristo, como cuando dice que "Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre" (Filipenses 2:9), aclarando que "para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo" (1 Corintios 8:6).

A Pablo también le debemos esa declaración de fe que los expertos llaman 'el primer credo cristiano', cuando dice: "Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;" (1 Corintios 15:3-4).

Pablo el Apóstol (Rembrandt)

El consenso entre los eruditos es que las primeras siete epístolas de Pablo en orden cronológico, nombradas según la iglesia o el destinatario a quien estaban dirigidas, fueron: 1 Tesalonicenses, Gálatas, 1 Corintios, 2 Corintios, Filipenses, Filemón, Romanos. Estas son consideradas las epístolas auténticas de Pablo. Nótese que Romanos es la última epístola que escribió Pablo, a pesar que aparece como primera en el canon del Nuevo Testamento, y al igual que pasa con los Evangelios, la razón para este orden canónico es teológica, no cronológica, ya que Romanos es prácticamente una tesis teológica de Pablo y por eso también es la más larga.

El segundo grupo de epístolas, consideradas 'deuteropaulinas' por los expertos, son: 2 Tesalonicenses, Colosenses, Efesios, 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito. De ellas, las que están dirigidas a individuos generalmente se les llama 'pastorales' (1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito). Los principales argumentos que se utilizan para cuestionar la autoría paulina de algunos de estos escritos hacen referencia al estilo literario, al vocabulario empleado y a la doctrina, pues existen matices entre algunas de ellas. Por ejemplo en las epístolas pastorales es donde encontramos varias reglas para las primeras iglesias, incluyendo la afirmación de que: "Toda la Escritura es inspirada por Dios" (2 Timoteo 3:16); que algunos han interpretado como la justificación para la doctrina de 'Sola Scriptura'. Otro ejemplo es la segunda epístola a los Tesalonicenses que incluye a Pablo, Silvano (llamado Silas en Hechos 15:22-29) y Timoteo, como autores en la salutación (2 Tesalonicenses 1) y contiene un conjunto de estrictas reglas para sus miembros que a veces 'no suenan' como el Pablo de las primeras siete epístolas, como cuando famosamente exige que: "Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma" (2 Tesalonicenses 3:10).

Las epístolas paulinas además tienen otros problemas como escrituras 'originales' ya que algunas de las cartas de Pablo al parecer fueron dictadas a un escriba; ya sea porque algunas de las cartas se escribieron mientras Pablo estaba en prisión (Hechos 24:26 - 27; 21:30 - 32) o porque Pablo era una persona mayor y le fallaba la vista. Por ejemplo, algunas cartas posiblemente fueron dictadas a Timoteo, considerado colaborador de Pablo y coautor de algunas de ellas (Romanos 16:21), en las cuales Pablo añade una frase de su propia mano en una letra diferente a la que utilizaban los escribas profesionales, para que fuera reconocida por sus lectores como una especie de firma; y por eso al final de la epístola de Pablo a los Gálatas se puede leer: "Mirad en cuán grandes letras os he escrito de mi mano" (Gálatas 6:11). Por cierto, el hecho de utilizar un escriba es una antigua tradición del judaísmo, como por ejemplo en el caso del profeta Jeremías y su escriba Baruc (Jeremías 36). Pero entonces uno se pregunta cómo fue ese dictado y cómo esas cartas eran copiadas, si era palabra por palabra o si los escribas y copistas tomaban la idea e interpolaban en el texto (6).

Según expertos, algunas de las últimas epístolas, como las llamadas pastorales y personales atribuídas a Pablo, son posteriores y posiblemente pseudográficas, en las cuales el nombre de Pablo fue utilizado como pseudónimo por alguno de sus discípulos para darle más autoridad a la epístola; después de la muerte de Pablo que se estima ocurrió entre el 64-67 NE, a la edad de poco más de 60 años (2). Esta fecha se establece gracias a la Primera Epístola de Clemente, atribuida a Clemente de Roma y que forma parte de la colección de los Padres Apostólicos de finales del siglo I o comienzos del siglo II, donde se hace referencia al martirio y muerte de Pablo en Roma (1 Clemente 5:1-7), quizás como parte de las ejecuciones de cristianos ordenadas por el emperador romano Nerón tras el gran incendio de la ciudad en el 64 NE.

Otro caso de autoría cuestionada es la Epístola a los Hebreos, tradicionalmente atribuida a Pablo, sin embargo no contiene la salutación o saludo inicial con el nombre del autor, como es típico en otras epístolas de Pablo. Por otra parte en la epístola a los Hebreos el autor hace una conexión entre Jesús y el enigmático Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, que misteriosamente aparece una sola vez en el libro de Génesis bendiciendo al patriarca Abram (Genesis 14:18-20; Hebreos 7). Quizás por todo eso su autoría fue puesta en duda incluso por algunos Padres de la Iglesia, como el historiador Eusebio de Cesarea y Tertuliano de Cartago, por lo cual hoy en día muchas iglesias la consideran anónima; excluyéndola del grupo de 13 epístolas paulinas.

Pero dado que los documentos más antiguos que tenemos del Nuevo Testamento, las primeras epístolas de Pablo y la epístola de Santiago, no se escribieron hasta el año 50 o 60 NE (al menos dos décadas después de los eventos que se narran sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús), debemos suponer entonces que las primeras comunidades cristianas conservaron y transmitieron estas preciadas enseñanzas a través de la prédica oral solamente (1 Corintios 15:11). A no ser que existiera otra fuente escrita que no se encuentra en el Nuevo Testamento -- ver Evangelio Q para más información.

 

¿Cuántos Cielos existen?

Un aspecto interesante sobre la experiencia mística de Pablo durante su conversión en el camino a Damasco es el hecho que él describa su propia ascensión al tercer cielo y al paraíso (2 Corintios 12:1-4), considerando que en las tradiciones del judaísmo, incluyendo la Biblia Hebrea y el Talmud, se habla de hasta siete cielos, utilizando diferentes nombres en hebreo y con diferentes matices para el mismo concepto, desde una 'morada santa' hasta el 'tesoro de Jehová'; traducidos simplemente como 'cielo' (ouranos, en griego) en la Septuaginta (Génesis 1:17; Isaías 40:22; Isaías 63:15; Salmos 78:23; 1 Reyes 8:13; 1 Reyes 8:39; Deuteronomio 26:15; Deuteronomio 28:12).

La idea de que existen muchos Cielos concuerda con las enseñanzas de Jesús sobre la vida en el mundo futuro, como cuando le dice a sus discípulos: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros" (Juan 14:2).

Vale notar que esta afirmación de Jesús sobre las 'muchas moradas', y la idea de Pablo sobre los 'múltiples cielos', no compagina con los dogmas de las actuales iglesias protestantes sobre lo que ocurre después de la muerte, ya que según los protestantes fundamentalistas y los evangélicos, solo existe un Cielo para los que serán salvos, y un Infierno eterno para el resto.

Tampoco estas ideas compaginan bien con el dogma católico sobre los tres estados o dimensiones (o "lugares" quizás) para la vida en el mundo futuro, ya que según el catolicismo existe el Cielo para los que se han comportado bien en la vida, el Infierno para los malvados, y el Purgatorio temporal para la expiación de algunos pecadores que eventualmente podrán pasar al Cielo. Incluso hoy en día los teólogos católicos aún debaten sobre un posible estado de 'limbo' para casos de niños que mueren antes de ser bautizados. Aunque de nuevo hablando sobre las 'muchas moradas' y los 'múltiples cielos', habría que señalar que la idea del catecismo católico sobre el 'purgatorio' como tal no aparece en el Nuevo Testamento, y por primera vez se estabeció como dogma durante en Segundo Concilio de Lyon en 1274.

Y relacionado con el tema del Cielo y el Infierno en la Biblia, véase también las notas sobre el Gehena y el Seol que explican cómo en realidad los judíos y los primeros cristianos entendían estos conceptos.

 

¿Qué clase de cuerpo tenemos en el Cielo?

Otro de los misterios sobre el Cielo y la vida después de la muerte en el Cristianismo es la pregunta: ¿Qué clase de cuerpo tendremos en la vida eterna, después de la resurrección? ¿Acaso será un cuerpo material o un cuerpo espiritual?

El problema surge porque en el Credo de los Apóstoles (8), que es un tanto similar aunque diferente al Credo de Nicea, se declara la resurrección "de la carne" como un dogma, diciendo: "Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén."

Sin embargo, en las pocas veces que Jesús habla sobre esto en los evangelios, por ejemplo cuando debate con los Saduceos que no creían en la resurrección, Jesús tiene un enfoque diferente, diciendo: "Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos" (Marcos 12:18-27; Mateo 22:23-33; Lucas 20:27-40). Y dado que los ángeles en el cielo no tienen un cuerpo biológico como los humanos en la tierra, uno debería concluir que en la resurrección no tendremos un cuerpo material. También cuando Jesús se aparece a María Magdalena después de la resurrección, "Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre" (Juan 20:17). Lo cual indica que la resurrección realmente significa que Jesús entró en una forma de existencia completamente nueva.

Por su parte Pablo cuando habla sobe la resurrección distingue entre el cuerpo material (animal) y el cuerpo espitiual, como cuando dice: "Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual" (1 Corintios 15:42-54; Filipenses 3:20-21). Luego Pablo lo explica con más detalles: "Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción" (1 Corintios 15:50-58).

Por eso es importante notar que la idea de la resurrección "de la carne" no está entre las enseñanzas de Jesús o de Pablo, y el dogma que aparece en el Credo de los Apóstoles posiblemente se deba a San Agustín de Hipona, un influyente teólogo cristiano del siglo V, quien presentó esta idea en el año 428 NE, en su libro final "La Ciudad de Dios". Según San Agustín, el mismo cuerpo físico (biológico) que tienes ahora es el que habitará en los cielos y verá a Dios. Esta es una afirmación extraordinaria, que apenas era coherente, y ciertamente no era científica. Y tampoco ayuda el hecho que para formularla él basó su posición en una exégesis de Pablo que, como hemos visto, en realidad dice precisamente lo contrario: "La carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Corintios 15:50).

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8. El Hijo del Hombre: Escatología Cristiana

Jesús predicó principalmente sobre el amor de Dios como Abba ("Padre", en arameo) y sobre el Reino de Dios, "diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio" (Marcos 1:15; Mateo 4:12-17). Pero los eruditos están divididos sobre si se estaba refiriendo a un evento apocalíptico inminente o a la transformación de la vida cotidiana.

No obstante, la mayoría de los eruditos bíblicos, desde Albert Schweitzer hasta ahora, sostienen que Jesús creía que el fin de la historia iba a venir dentro de su propia vida o durante la vida de sus contemporáneos (Marcos 13:30; 9:1; Mateo 10:23; Lucas 21:32). La evidencia de esta tesis se puede encontrar en las múltiples referencias al Hijo del Hombre y en otros versículos que se discuten a continuación.

 

Carácter Apocalíptico de los Evangelios

En los Evangelios, la tensión escatológica se puede apreciar cuando el propio Jesús varias veces se refiere a sí mismo como el Hijo del Hombre (30 veces en Mateo, 14 veces en Marcos, 25 veces en Lucas, 12 veces en Juan), en contraposición al término Hijo de Dios. Ya que, según cuentan los evangelistas, el Hijo del Hombre vino con una misión muy específica porque "el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Marcos 10:45; Mateo 20:28; Juan 13:1-17). La misma idea aparece en Lucas expresada de otra forma: "Sin embargo, yo estoy entre vosotros como uno que sirve" (Lucas 22:25-27) -- ver las profecías de Daniel para más información sobre el término Hijo del Hombre en el judaísmo.

 

La Moral Extraña
Lo que cuesta seguir a Cristo

Incluso la tensión escatológica en los evangelios se puede apreciar en esos dichos radicales, difíciles de entender, que algunos teólogos han llamado 'la moral extraña', como cuando donde Jesús dice: "No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada" (Mateo 10:34-36).

O cuando Jesús exige a sus seguidores negarse a sí mismos y tomar la cruz: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Marcos 8:34). O cuando dice: "El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí" (Mateo 10:37). Lucas incluso emplea un tono aún más fuerte utilizando la palabra griega "odiar", traducida al español como "aborrecer", diciendo: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:25-27). Lo cual simpre ha sido un problema de interpretación para los teólogos y apologistas cristianos.

Estas enseñanzas claramente contrastan con el resto de los dichos pacifistas de Jesús, sobre el amor y el perdón, y con las platitudes que se pueden leer en el Evangelio Q y en el Evangelio de Juan, como cuando el Maestro de Amor promete dejarnos su paz: "La paz os dejo, mi paz os doy" (Juan 14:26–27).

En mi opinión 'la moral extraña' solo tiene sentido en el contexto de las profecías sobre el Mesías y el fin de los tiempos que para los judíos del primer siglo era inminente.

 

Las Tribulaciones segun Jesús

Las profecías sobre la Escatología cristiana también se observan cuando Jesús se refiere a las tribulaciones que ocurrirían antes del fin de los tiempos, declarando que "el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo" (Mateo 24:29-30) y en el resto del llamado 'discurso escatológico' de Jesús (Mateo 24:4–25; Lucas 6:20–49; Lucas 21:8–36) y las 'señales antes del fin' (Marcos 13). Y también cuando dice que "hay algunos aquí que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder" (Marcos 8:38-9:1), exortando a sus seguidores a arrepentirse y creer en el evangelio (Marcos 1:15; Mateo 4:12-17) y a la constante preparación dada la inminencia del fin de la historia (Lucas 21:7-32) y la intervención final de Dios (Lucas 21:35-36).

Además es importante notar como Jesús claramente se refiere a su generación como la que vivirá para ver ese fin de los tiempos: "De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca" (Marcos 13:30; 9:1; Mateo 10:23; Lucas 21:32). O diciendo: "Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre" (Mateo 10:23).

Por eso Jesús se refiere a sí mismo como el "Hijo del Hombre", quien pronto descenderá de las nubes del cielo, lo cual se aprecia cuando respondiendo a las acusaciones de blasfemia durante el juicio frente a Poncio Pilato el sumo sacerdote le pregunta: "¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo" (Marcos 14:60-65).

Incluso tal parece que Jesús estaba muy consciente de la necesidad de dar cumplimiento a todas las profecías sobre el Mesías como signos del fin de los tiempos, las cuales los judíos del primer siglo conocían muy bien. Esto se puede apreciar cuando Jesús regresa a Nazaret y comienza su ministerio público, enseñando en las sinagogas y proclamando su Kerigma (del griego 'predicación' o 'manifiesto').

Otro ejemplo es cuando Jesús cita al profeta Isaías diciendo: "El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió para traer buenas noticias a los pobres, para consolar a los afligidos y para anunciarles a los prisioneros que pronto van a quedar en libertad" (Isaías 61:1). Declarando que: "Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros"; y añadiendo: "De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra" (Lucas 4:16-24).

 

La Segunda Venida de Jesucristo según Pablo

Luego de la muerte de Jesús, los primeros cristianos continuaron esperado el 'fin de los tiempos', poniendo su fe en la resurrección de Jesucristo y en la promesa de su pronto regreso como el Hijo del Hombre de quien se habla en las escrituras.

Esta es en esencia la creencia en la Segunda Venida de Jesucristo, o la Parusía (del griego 'llegada' o 'venida'), que los primeros cristianos esperaban en cualquier momento, la cual es un dogma central en la Escatología cristiana.

En las epístolas del Nuevo Testamento, Pablo es quien desarrolla este concepto con más detalle, como por ejemplo cuando advierte "que el tiempo es corto" (1 Corintios 7:29) y se habla sobre "la venida de nuestro Señor Jesucristo" (2 Tesalonicenses 2:1-5), y sobre los que han muerto y ahora 'duermen' esperando la resurrección (1 Corintios 15:20). Lo cual se relaciona con la idea de la resurrección en un nuevo cuerpo espitiual, como cuando Pablo dice: "Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual" (1 Corintios 15:42-44).

Según Pablo la Segunda Venida de Jesucristo era tan inminente, y el tiempo tan apremiante, que él incluso recomienda a sus seguidores que no se casen y se queden como están (1 Corintios 7:26; 7:29; 7:31).

Y esa es también la razón, según Pablo, de la necesidad de que los justos vivan por la fe, en espera de los últimos días (Romanos 1:17; Gálatas 3:11). Idea que posiblemente viene de Libro de Habacuc, atribuido al profeta Habacuc, cuyo mensaje central es que "el justo vivirá por su fe" (Habacuc 2:4).

En la escatología cristiana según Pablo es donde además encontramos la idea sobre el arrebatamiento (rapture, en inglés) de "que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron", sino que "seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tesalonicenses 4:13-18). También la idea sobre la apoteosis, es decir, la glorificación de los que han muerto en Cristo y los que serán transformados (1 Corintios 15:51-54; Romanos 8:20-23). Incluso el concepto de la expiación (atonement, en inglés) cuando somos "justificados gratuitamente por su gracia", "por medio de la fe en su sangre", lo encontramos por primera vez en las epístolas de Pablo (Romanos 3:21-26).

Y por eso el Credo Niceno en su definición de los principales dogmas de la fe cristiana afirma que Jesucristo "de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin".

 

Epístolas de Pedro

Además de las epístolas de Pablo citadas anteriormente, la noción del fin de los tiempos como un evento inminente y el consecuente juicio final también es prevalente en otras epístolas del Nuevo Testamento, como la de Santiago (Santiago 5:19-20) y la primera espístola de Pedro (1 Pedro 4:17) la cual prácticamente sigue los mismos temas presentados por Pablo.

Sobre la epístola de Pedro, atribuida al apóstol Pedro (San Pedro) según la salutación del autor (1 Pedro 1:1), es importante notar que en realidad su autoría es rechazada por los expertos por varias razones: el idioma, las fechas, el estilo y la estructura de la carta, lo que ha llevado a muchos estudiosos a concluir que se trata de un seudónimo.

Muchos eruditos argumentan que el apóstol Pedro no pudo haber sido el autor de las cartas atribuidas a él porque su escritor parece haber tenido una educación formal en retórica y filosofía, y un conocimiento avanzado del idioma griego, ninguno de los cuales sería habitual en un pescador de Galilea. También algunos eruditos rechazan la autoría de Pedro porque lo más probable es que las cartas fueron escritas durante el reinado del emperador Domiciano en el año 81 NE, que es mucho después de la muerte de Pedro; que ocurre entre el 64 y el 68 NE. Además se argumenta que las epístolas de Pedro dependen de las epístolas paulinas y, por lo tanto, fueron escritas después del ministerio de Pablo porque comparte muchos de los mismos temas expuestos por Pablo en su epístola a los Efesios, etc.

A propósito de la cuestionada autoría de Pedro en las escrituras atribuidas a él, es interesante notar que también existe un Evangelio de Pedro apócrifo (no canónico) y poco conocido, que los expertos atribuyen a un escritor gnóstico sirio.

 

¿Gehena o Infierno?

Un término utilizado en las versiones en griego de los evangelios que para entenderlo se requiere explorar su origen en el judaísmo en hebreo es el de Gehena. En los evangelios sinópticos, Jesús utiliza la palabra "gehena" dos veces para describir lo contrario a la vida del reino prometido. Por ejemplo, en el Evangelio de Marcos, gehena es un fuego inapagable a donde van los pecadores, como cuando dice: "Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al gehena, al fuego que no puede ser apagado" (Marcos 9:43). O según Mateo, un lugar en donde el alma puede ser condenada (Mateo 10:28; 5:30; Mateo 5:27-30). Por lo cual las versiones en vernacular la traducen como "infierno".

Sin embargo el término hebreo proviene de "Gai Ben Hinnom" que significa Valle de Hinón (Jeremías 7:31; 19:2-6; 32:35). Este es un valle cercano a Jerusalén, conocido como la cañada o barranco de Hinón, donde según el libro de Jeremías, en épocas antiguas los cananeos sacrificaban niños al dios Moloch (Moloch Baal); una práctica que fue proscrita por el rey Josías (2 Reyes, 23:10) pero luego los residentes israelitas continuaron adorando a Moloch, presagiando así la destrucción de Jerusalén (Jeremías 32:35).

Por esa razón, en los tiempos de Jesús, el Valle de Hinón es identificado metafóricamente como la entrada al mundo del castigo en la vida futura. Sin embargo en el judaísmo, este "infierno" sería un lugar de purificación, en el que la mayoría de los castigados permanecen hasta un año; algo así como el "purgatorio" del catecismo católico.

La otra expresión utilizada por Jesús para referirse al castigo de los pecadores es "el llanto y el crujir de dientes" (Lucas 13:28; Mateo 13:42; 8:12; 25:30) la cual algunos interpretan como otra referencia metafórica al "infierno". Sin embargo la frase "rechinar de dientes" era una popular expresión que aparece en varios libros de la Biblia Hebrea, incluyendo los Salmos (Salmos 112:10; 35:16; 37:12), el libro de Lamentaciones (Lamentaciones 2:16) y el libro de Job (Job 16:9).

 

¿Es el Seol el Hades o el Infierno?

En el judaísmo de los tiempos de Jesús el concepto de Gehena (Valle de Hinón) a que se refiere Jesús según se explicó anteriomente (Marcos 9:43; Mateo 10:28) es diferente al término Seol o Sheol que en la Biblia Hebrea se describe como un lugar de oscuridad separado de Dios, el cual se tradujo al griego como Hades y luego al latín como Inferno.

El Seol en el judaísmo es un foso oscuro separado de Dios según la Biblia Hebrea, pero su naturaleza no está clara (Salmos 115:17; 6:5; 88:3-12). Tampoco en la Biblia Hebrea queda claro cómo las almas llegan ahí, o si son castigadas o no, o por cuanto tiempo.

La naturaleza del Seol según la Biblia Hebrea se puede apreciar indirectamente en un par de ejemplos. Un ejemplo es la historia que se cuenta en la Biblia Hebrea sobre la 'sesión espiritista' en la que una médium o adivina conjuró al difunto profeta Samuel ante la insistencia del rey Saúl que le pide "me hagas subir a quien yo te dijere". Entonces, cuando aparece Samuel, elevándose de la tierra, le pregunta a Saúl: "¿Por qué me has inquietado haciéndome venir?" (1 Samuel 28:8-15).

El otro ejemplo es cuando el profeta Isaías cuenta la historia del ángel rebelde y soberbio "Lucero, hijo de la mañana" (Isaías 14:12-17), a veces llamado Lucifer, quien es lanzado fuera del cielo y cae en la fosa del Seol (Isaías 14:1-13).

 

El Reino de Dios y el Armagedón

Por otro lado hay que notar que el Reino de Dios del que hablabla Jesús posiblemente sería muy diferente a lo que esperaban los judíos del primer siglo de Nuestra Era; quienes esperaban un Mesías guerrero (un rey del linaje de David) que los liberara de la opresión romana, unificara de nuevo a las tribus de Israel, y restaurara la teocracia ideal que ellos imaginaban para el pueblo elegido de YAHWEH.

Esto se puede apreciar cuando los fariseos le preguntan, "cuándo había de venir el reino de Dios", y Jesús responde con la famosa frase: "El reino de Dios ya está entre vosotros" (Lucas 17:20-21).

Y luego en la declaración de Jesús durante el juicio en el pretorio, según nos cuenta Juan el Evangelista, cuando Poncio Pilato le pregunta "¿Eres tú el Rey de los judíos?" y "Jesús le respondió: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí" (Juan 18:36).

Ecce Homo - ¡He aquí el hombre! (Antonio Ciseri)

En mi opinión, lo más probable entonces es que la batalla final de que se habla no es militar, como la supuesta batalla del Armagedón que según el libro del Apocalipsis (Apocalipsis 16) ocurriría en el Monte Meguido (Tel Megiddo, en el norte de Israel), sino más bien se trata de una batalla personal contra "el acusador", es decir, contra "el satán" -- ver nota al final para más información sobre cómo los judíos del primer siglo entendían este término.

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10. Profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías

El carácter apocalíptico de las escrituras claramente existe en las profecías sobre el fin de los tiempos de varios de los grandes profetas de la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento). Esta es la razón por la cual la teología cristiana afirma que Jesús es el Mesías (el Ungido o el Cristo) que dio cumplimiento a todas estas profecías. Y aunque el tema de las profecías bíblicas es muy amplio y complejo, de todas formas hemos querido hacer aquí un resumen de la profecías más relevantes que se manifiestan en la vida pública de Jesús, porque nos permite mejor entender la situación política, así como la psicología y la esperanza del pueblo de Israel en los tiempos de Jesús.

 

El Libro de Daniel y el Hijo del Hombre

Las profecías de Daniel sobre el Hijo del Hombre, como una figura humana a quien "le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran" (Daniel 7:13-14), son importantes para poder entender cómo y cuándo los judíos esperaban la era del Jubileo.

Pero primero, una breve introducción sobre el Libro de Daniel. Según el relato bíblico, luego de la conquista de Judá y Jerusalén por Nabucodonosor II, y la consecuente depotación de judíos que permanecieron en captividad en Babilonia, Nabucodonosor ordenó escoger un grupo de jóvenes judíos para ser educados en la cultura mesopotámica, después de lo cual entrarían al servicio del rey.

Los elegidos fueron Daniel y tres jóvenes de su misma tribu, quienes fueron confiados al cuidado del jefe de los eunucos (Daniel 1:3). La fama de Daniel como profeta y confiable asesor real surge a partir de su facultad de poder interpretar los sueños de Nabucodonosor que perturbaban su espíritu (Daniel 2). Pero luego bajo el reinado de Darío el Medo tiene lugar un complot de los sátrapas contra Daniel que derivó en su encierro en el pozo de los leones; esta intriga se valió de un edicto caprichoso de que nadie adore a ningún dios por 30 días (Daniel 6:1-9). Cuando Daniel supo del edicto, entró a su casa y oró tres veces al día, como lo solía hacer; entonces los hombres del rey lo hallaron orando a Dios, por lo que fue acusado de violar un edicto real y, por ello, arrojado al foso de los leones, en el cual no sufrió daño alguno (Daniel 6:10-16).

Daniel en el foso de los leones (Rubens)

Durante gran parte de su vida, Daniel recibió diversas visiones apocalípticas que anunciaban, por medio de símbolos y claves numéricas, la instauración del Reino de Dios sobre la tierra; es decir, el esperado Jubileo. Pero antes de llegar al Jubileo, ocurrían épicas batallas entre los dos reinos que representan a los Hijos de La Luz y a los Hijos de la Oscuridad (Daniel 11:11). Incluso recibió una profecía muy específica sobre 'cuatro imperios' y 'setenta semanas de años' (Daniel 11), o sea 70 x 7 = 490 años, que aunque pueda parecer un tanto críptica o simbólica, en realidad era una regla para calcular cuando se suponía que ocurrirían los eventos del 'fin de los tiempos'. Lo cual se reafirma cuando se considera que el cálculo de 490 años coincide con los tiempos de Jesús, es decir, el primer siglo de Nuestra Era.

Las profecías de Daniel aparecen mencionadas en el Nuevo Testamento cuando Jesús se refiere a "la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel" en el pasaje conocido como 'pequeño apocalipsis de Marcos' (Marcos 13:14-27).

Además de las profecías de Daniel sobre el Hijo del Hombre, también tenemos las profecías de los otros 'mayores profetas' de la Biblia Hebrea: Isaías, Ezequiel y Jeremías. Así como algunos de los 'menores profetas': Zacarías, Malaquías y Miqueas, las cuales son muy relevantes para poder entender algunos pasajes del Nuevo Testamento, como se verá a continuación.

 

Los Cuatro Imperios según Daniel

Históricamente los 'cuatro imperios' paganos que según Daniel regirían sobre Israel antes del fin de los tiempos y de los que se habla en la Biblia serían: el Asiro (con Nabucodonosor II rey de Babilonia), el Persa (con Ciro y Darío), el Griego Helénico (con Alejandro Magno, Ptolomeo Sóter, Antíoco Epífanes), hasta que finalmente el Imperio Romano (con Augusto y Tiberio) aparece en la escena histórica del Medio Oriente.

Entre los imperios griego y romano hubo un corto período de cuasi-independencia luego de la muerte de Alejandro y la revuelta de los sacerdotes Macabeos en el 167 ANE contra el emperador helénico Seléuco (que se celebra en el Janucá, el Festival de Luces donde la Menora se enciende durante 8 días). Sin embargo, las luchas internas entre los hermanos Macabeos provocó la eventual separación de la nación en dos reinos: El reino de Israel al norte con Samaria como su capital, y el reino de Judea al sur con Jerusalén como la capital. Este debilitamiento del estado israelita permitió que el Imperio Romano (el cuarto imperio) conquistara toda la región en el año 63 ANE cuando el general Pompeyo capturó Jerusalén.

 

Ezequiel y Jeremías sobre el Hijo del Hombre

El término Hijo del Hombre también es utilizado como sinónimo de Mesías en varias profecías; por otros profetas además de Daniel. Por ejemplo:

  • La profecía de Ezequiel sobre el Hijo del Hombre y lo que dice Yahweh (Jehová el Señor) sobre el destino de los pastores de Israel que no aprecian a su rebaño, como es el caso de la última dinastía de corruptos reyes de Israel, empezando por Herodes I el Grande, y continuando con sus hijos Antipas y Arquelao, y su nieto Agripa (nombrados y auspiciados por los emperadores romanos) pero que no eran descendientes de David, y la consecuente restauración de la casa de David (Ezequiel 34).

  • La profecía de Jeremías sobre la Nueva Era de paz y justicia cuando finalmente aparece el Mesías esperado y se establece el Reino de Dios en la tierra (Jeremías 23).

 

Malaquías, el Hijo Amado y el Mensajero

Otras profecías que de alguna forma anuncian al 'hijo amado' del linaje de David que será rey de Sión y al 'mensajero' que vendrá para preparar el Camino, se pueden encontrar en los Salmos y en Malaquías. Por ejemplo:

  • El anuncio de Yahweh (Jehová) en los Salmos, atribuídos a David y a diez sabios de la Gran Asamblea, sobre el Hijo amado que reinará sobre Sión: "Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy" (Salmos 2).

  • La profecía sobre Elías y el Mensajero que vendría para preparar el Camino (Malaquías 4:5; Miqueas 5), que sería Juan el Bautista según declara el propio Jesús cuando dice que "Elías ya vino, y no lo reconocieron" (Mateo 17:10-13; Marcos 9:11-13), y luego con la famosa frase: "el que tenga oídos, que oiga" (Mateo 11:14-15). A lo cual también se alude durante el pasaje de la Transfiguración (Lucas 9:28-36).
Curiosamente la profecía sobre el Mensajero es citada por Marcos como si fuera de Isaías, diciendo: "Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti" (Marcos 1:2). Pero en realidad Marcos está citando el Libro de Éxodo (Éxodo 23:20) y la profecía de Malaquías (Malaquías 3:1); no de Isaías. Por lo que uno se pregunta si en realidad Marcos tenía acceso a las escrituras del Antiguo Testamento en hebreo, o quizás utilizaba otro documento en griego, o tal vez se estaba basando en una tradición oral.

 

Jeremías, la Nueva Alianza

En la Biblia Hebrea, Yahweh (Jehová) el Dios de Israel, hace una alianza o pacto con su pueblo elegido a través de sus profetas; repetido y confirmado cinco veces: Noé (Génesis 6:18; 9:9-17), Abram (Génesis 12; 15; 17), Moisés (Éxodo 19; 24), Aarón (Éxodo 29; Números 18:19), y David (2 Samuel 7). Dicha alianza está basada en el amor ("hesed", en hebreo) y en la obediencia, de ahí el vocabulario relativo al matrimonio en varias descripciones bíblicas, como cuando Jehová dice: "el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos" (Jeremías 31:31-32).

Sin embargo, el pueblo falló en su obediencia y rompió el pacto todas las veces. Por esa razón, Jeremías, el gran profeta del Antiguo Testamento que tuvo la mala suerte de ver Jerusalén destruida por Babilonia en el año 587 a.C., cuenta como Dios promete una nueva alianza que "la dará en su mente y la escribirá sus corazones" (Jeremías 31:31-40). Y esta es la Nueva Alianza que los autores del Nuevo Testamento interpretan como cumplida a través del sacrificio de Jesús (Lucas 22:20; Hebreos 8:7-13).

 

Isaías, Zacarías y Miqueas sobre los signos del Mesías

Isaías, llamado 'el gran profeta' por los Padres de la Iglesia (1), es muy relevante especialmente porque se refiere a 'la nueva alianza' de Yahweh (Jehová) con su pueblo Israel, el cual es un concepto clave para poder entender cómo los primeros cristianos interpretaban 'los evangelios' y 'la buena nueva' sobre el Reino de Dios que pronto llegaría.

Aunque hay que aclarar que, según el consenso actual de los expertos, el Libro de Isaías en realidad comprende tres colecciones de profecías, de autores diferentes, dadas en tres etapas históricas con siglos de separación entre ellas: Proto-Isaías (capítulos 1–39), contiene las palabras del profeta Isaías del siglo VIII a.C.; Deutero-Isaías (capítulos 40–55), es la obra de un autor anónimo del siglo VI a.C. que escribió durante el exilio en Babilonia; y Trito-Isaiah (capítulos 56-66), compuesto después del regreso del exilio.

Por ejemplo, Deutero-Isaías, cuyas profecías fueron muy populares durante el período del Segundo Templo, describe como Dios hará de Jerusalén el centro de su gobierno mundial a través de un Salvador (un Mesías) que destruirá a su opresor (Babilonia). Sin embargo este Mesías es en realidad el rey persa Ciro el Grande (Ciro II), que es el agente que provoca la instauración del reino de Yahweh en la tierra. Incidentalmente, el rey persa Ciro el Grande es la única persona no israelita considerada 'un Mesías' en la Biblia Hebrea; aunque no necesariamente 'El Mesías' ya que ese es un concepto diferente.

A continuación brevemente veamos algunas otras profecías del Antiguo Testamento que son importantes para entender la narrativa de los Evangelios:
  • Isaías describe la misión que tendrá el esperado Mesías (Isaías 49), quien vendría a establecer el 'Reino de Dios' en la tierra; que no es igual al 'Reino de los Cielos' (Zacarías 14).

  • La profecía de Isaías sobre los signos del Mesías, incluyendo las curaciones por fe, los milagros, el perdón de los pecados y las palabras de consuelo al que sufre, porque: "Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad" (Isaías 35:5-6).

  • Las profecías de Isaías sobre el Mesías como el 'siervo sufriente de Jehová' (Isaías 53) y la consecuente restauración de Sión (Isaías 40-53), que los teólogos cristianos relacionan con la Crucifixión de Jesús.

  • La profecía de Zacarías sobre el Mesías entrando en Jerusalén montado en un burro: "Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna" (Zacarías 9:9).

  • La profecía de Zacarías sobre el pago de treinta piezas de plata (Zacarías 11:12-13), citada por Mateo como si fuera de Jeremías, en relación al pago por la traición de Judas y la compra del campo del alfarero (Mateo 27:9-10).

  • La profecía de Miqueas sobre Belén (Miqueas 5:2), de donde saldrá el que será Señor en Israel, citada por Mateo (Mateo 2:6) y que da origen a la tradición cristiana del nacimiento de Jesús en Belén.

Por eso cuando Juan el Bautista, estando en la cárcel, escucha sobre Jesús y tiene dudas si Jesús es el Cristo, y envía a sus mensajeros para preguntarle "¿Eres tú aquel que había de venir o esperaremos a otro?", Jesús les responde diciendo: "Id y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio" (Mateo 11:2-6; Lucas 7:18-22); haciendo de esta forma una referencia a las profecías de Isaías sobre los signos del Mesías esperado, que Juan seguramente conocía muy bien.

 

La profecía de la Inmaculada Concepción

Existe una famosa profecía de Isaías (Isaías 7:14) que dice que "la joven quedará embarazada y dará a luz un hijo, al que llamará Emanuel (que significa Dios está con nosotros)", citada por Mateo diciendo que "una virgen concebirá y dará a luz un hijo" (Mateo 1:23), y que en el catecismo católico se interpreta como una referencia al milagro de la Inmaculada Concepción (Lucas 1:26-38).

Sin embargo la palabra hebrea (almah) que Mateo pone como "virgen" en su traducción al griego significa "mujer joven" y por tanto no tiene la misma connotación de un milagro sobrenatural. El sustantivo "almah" se utliza varias veces en la Biblia Hebrea para significar una mujer joven, una niña o una doncella soltera (Genesis 24:43; Exodo 2:8; Salmos 68:26; Proverbios 30:19; Cantares 1:3; 6:8). El enfoque de "almah" está en la juventud, no en la virginidad. Además hay que notar que existe otra palabra hebrea para decir "virgen" (bethulah), sin embargo Isaías no usó esa palabra.

La confusión ocurre porque en la Septuaginta (LXX), la traducción griega de la Biblia Hebrea, se tradujo el hebreo "almah" (que significa una mujer joven) con la palabra griega "parthenos" (que significa virgen).

Lo cual sugiere que el acceso de Mateo a las escrituras no fue a través del hebreo original, sino a través de la traducción griega en la Septuaginta. Alternativamente, puede ser que Mateo conocía las escrituras en hebreo pero estaba usando la Septuaginta para acomodar a sus lectores, quienes en su mayoría eran griegos y judíos de habla griega en la diáspora.

Además, según expertos, lo más probable es que Isaías (Proto-Isaías, para ser más precisos) en realidad estaba hablando de un niño nacido en su tiempo, es decir, el siglo octavo a.C., como una señal para el rey Ezequías (2).

 

La profecía sobre el Secreto Mesiánico

Hay otra profecía de Isaías que se relaciona con el llamado 'secreto mesiánico' (Isaías 42:1-2), la cual se refiere a la necesidad de mantener oculta la identidad del Mesías hasta que llegue el momento de ser revelada, y también a la necesidad de hablar en parábolas (Mateo 13:10-13). La cual es citada por Mateo de la siguiente forma: "He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi Amado, en quien se agrada mi alma. Pondré mi Espíritu sobre él, y a los gentiles anunciará juicio. No contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz" (Mateo 12:18-21).

Aunque según el teólogo luterano William Wrede, en realidad fue Marcos quien inventó la noción del secreto mesiánico cuando los demonios en Capernaúm reconocen la divinidad de Jesús diciendo: "!!Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios." (Marcos 1:24). Y la razón, según Wrede, fue para reducir la tensión entre la creencia proto-cristiana sobre Jesús como el Mesías y la naturaleza no-mesiánica de su ministerio.

 

La profecía sobre la Crucifixión y el Siervo Sufriente

Según algunos teólogos, el sufrimiento de Jesús en la cruz era necesario como expiación por los pecados de la humanidad y para dar cumplimiento a las profecías de Isaías sobre el Mesías como el 'siervo sufriente de Jehová' (Isaías 53) que providenciará la restauración de Sión (Isaías 40-53). La Expiación (Atonement, en inglés) es un concepto particularmente prominente dentro del Judaísmo y el Cristianismo, que sostienen que los seres humanos deben expiar sus pecados contra Dios. En el cristianismo la doctrina de la Expiación además afirma que el sacrificio de Cristo en la cruz de hecho ha expiado los pecados humanos, permitiendo la reconciliación de los seres humanos con Dios.

Históricamente, en tiempos del imperio romano la crucifixión era considerada una forma vergonzosa de ser ejecutado; aplicada por los romanos sobre todo a esclavos rebeldes, soldados en desgracia, criminales extranjeros (que no eran ciudadanos romanos) y luego a los cristianos.

En los evangelios, la descripción de la Pasión de Cristo aparece en diferentes formas y con diferentes detalles. Un ejemplo es el pasaje sobre el 'grito de abandono', que se lee en Mateo y Marcos, y que se refiere a la frase que Jesús exhala durante su crucifixión: "Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:45; Marcos 15:34). Aparte de las varias interpretaciones teológicas de la crucifixión y la pregunta de si Dios realmente abandonó a Jesús en la cruz, por lo general este pasaje se entiende como que Jesús está recitando las primeras líneas del Salmo 22, como una especie de oración por su liberación. Marcos incluso nos da una transliteración de lo que generalmente se toma como arameo, junto con su traducción en griego.

La crucifixión es un ejemplo de este patrón de sufrimiento agudo, y recitar el Salmo 22 en la cruz sería como un grito de vindicación y liberación, de alguien que entra en la agonía de la muerte pero luego es revivido por la misericordia de Dios.

Deposición de Cristo (Giovanni Battista della Rovere, Galería Sabauda de Turín)

Por cierto, existe una pintura medieval titulada 'Deposición de Cristo', realizada por Giovanni Battista della Rovere, que se considera como un posible origen de la tradición del Sudario de Turín; que muchos creen que es una reliquia verdadera de la Pasión de Cristo. Resulta interesante entonces ver como la pintura muestra a los principales participantes según las Escrituras. En primer plano: Nicodemo, José de Arimatea, y el Discípulo Amado del Evangelio de Juan en el centro, cubriendo el cuerpo de Jesús con el sudario. Y también a tres mujeres en el fondo; quienes se identifican según tradiciones que no siempre coinciden. Por ejemplo la tradición católica las identifica como: La Virgen María madre de Jesús, María Magdalena y María mujer de Cleofás. Aunque otras tradiciones las identifican como: María Magdalena (la compañera de Jesús), María la madre de Jacobo (que también podría ser la madre de Santiago el Hermano de Jesús) y María Salomé (hermana de Jesús), e incluso algunas tradiciones se refieren a María de Betania (hermana de Marta y Lázaro de Betania, amigos cercanos de Jesús), lo cual también se relaciona con el otro problema de los diferentes nombres dados a Jacobo o Santiago el hermano de Jesús en los evangelios.

Otra pregunta que los historiadores y estudiosos del Nuevo Testamento se hacen es con relación al día de la crucifixión y cuándo realmente ocurrió la Última Cena de Jesús con su grupo más cercano, incluyendo el consejo de los Doce y posiblemente varios familiares y personas que lo apoyaban en Jerusalén, en una casa con una "planta alta con una sala amplia y amueblada" (Lucas 22:7-20). Los expertos se preguntan si la Última Cena fue el miércoles o el jueves, que es cuando se celebraba el "Seder" (el Festival de los Panes sin Levadura, cuando se sacrifica el cordero de la Pascua y se hace la comida ritual) durante la semana de la Pascua Judía (el "Pesach", en hebreo, que conmemora la huida de los israelitas de la esclavitud en Egipto) y cómo esto compagina con el calendario litúrgico cristiano establecido más tarde, en el cual se dice que la crucifixión ocurrió un viernes (el Viernes Santo) y la resurrección un domingo; lo cual tampoco compagina muy bien con la tradición de que la resurrección ocurrió "al tercer día" según las escrituras. La solución que algunos historiadores le dan a esta discrepancia de un día es que realmente la Última Cena se hizo el miércoles, por lo cual Jesús fue crucificado el jueves; no el viernes (2).

La confusión de debe a que todos los evangelios cuentan que había cierta urgencia en bajar el cuerpo de Jesús de la cruz y darle sepultura antes que oscureciera porque el "Sabbath" (el Sábado o Día de Reposo en el calendario litúrgico judío) ya estada cerca, por lo cual los cristianos más tarde supusieron que la crucifixión debió haber ocurrido el viernes. Sin embargo, la tradición judía establece que el "Día del Pesach" (día 15 del mes Nissan en el calendario hebreo) también se considera un "Sabbath" (Día de Reposo) sin importar en que día de la semana cae, es decir que en esa semana, en ese año, habían dos "Sabbath", uno el sábado regular y otro el viernes como Día del Pesach. Incluso al parecer Mateo conocía esa ley y por eso en su evangelio en griego él utiliza la palabra Sábados en plural, aunque en otros idiomas luego se tradujo en singular como 'dia de reposo' (Mateo 28:1). Además en el evangelio de Juan claramente se dice que la Última Cena de Jesús se hizo "antes de la fiesta de la pascua", lo cual sería el miércoles (Juan 13:1). Para más información sobre este punto ver el video de James Tabor sobre el tema.

Como nota al margen, existen críticos textuales que aluden a algunas tradiciones no canónicas que plantean que Jesús realmente no murió en la cruz. Una de ellas se encuentra en el Segundo Tratado de Seth, el cual es un evangelio gnóstico que afirma que Simón de Cirene (el que ayudó a Jesús a cargar con la cruz hasta el Gólgota) fue crucificado en su lugar; aunque esa tradición es rechazada por la mayoría de los estudiosos actuales.

Por otra parte el erudito bíblico Hugh Schonfield en su libro The Passover Plot presenta una teoría diferente y especula que Jesús concientemente orquestó tanto su crucifixión como la supervivencia de la cruz; lo cual era necesario para el cumplimiento de las profecías sobre el Mesías. Y que aunque Jesús parecía estar "muerto", en realidad lo que sucedió fue más como una "experiencia cercana a la muerte" (near death experience, en inglés), haciendo eco de muchos de los Salmos mientras se hundía en la inconsciencia en la cruz.

El libro The Passover Plot argumenta que existió un complot organizado por el propio Jesús con la ayuda de José de Arimatea y Nicodemo, dos importantes fariseos miembros del Consejo del Sanedrín con acceso a Poncio Pilato, y quizás también con la ayuda del discípulo amado; el único de los discípulos que conocía la identidad del traidor Judas Iscariote cuando el plan se desarrolló durante la última cena de Pascua (Juan 13:21-28; 21:20).

De esa forma el cuerpo de Jesús pudo ser bajado de la cruz aún con vida, después de estar tres horas en ella -- según el Evangelio de Marcos, desde la hora tercera cuando fue llevado al Calvario (Gólgota), entre las 9 a.m. y el mediodía aproximadamente, hasta la hora novena, correspondiente a las 3 p.m. en horario actual (Marcos 15:25; 15:34-37) -- , sin quebrarle las piernas pués los soldados romanos creían que ya estaba muerto (Juan 19:33), y así fue llevado a la tumba propiedad de José de Arimatea que había sido recién cavada en la roca, de donde luego fue sacado y resucitado; y de ahí se origina la tradición de la resurrección cuando María Magdalena y las otras mujeres encontraron la tumba vacía al día siguiente.

El plan, según Schonfield, tenía como objetivo dar cumplimiento a todas las profecías sobre el Mesías para de esa forma lograr que el pueblo de Israel finalmente creyera que el Reino de Dios y la esperada era mesiánica ya estaba entre ellos (Lucas 22:25-27). Y por esa misma razón el plan no debía incluir a ninguno de los doce apóstoles, para que también creyeran que Jesús era el Mesías y pudieran llevar a cabo la 'Gran Comisión' dada a los apóstoles: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:14-18; Mateo 28:16-20; Lucas 24:36-49; Juan 20:19-23).

La teoría de Schonfield sobre la experiencia cercana a la muerte de Jesús en la cruz es controversial y va contra la tradición de la Iglesia sobre el milagro de la resurrección, por lo cual es rechazada por la mayoría de los teólogos y apologistas cristianos. Pero de todas formas se reconoce que su libro, aunque no es convencional, es intrigante y valioso por la forma en que logra recrear vívidamente los tiempos del Jesús histórico, resaltando algunas de las populares ideas mesiánicas que existían a finales de los tiempos del Segundo Templo.

 

Las profecías sobre los mercaderes del Templo

Otras interesantes profecías son las de los mercaderes del Templo que se describen más adelante. Estas profecías sobre el Templo y los Mercaderes son importantes porque nos dan una buena idea sobre el contexto político y económico de Jerusalén en el primer siglo de Nuestra Era.

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11. El Templo de Jerusalén: Primero, Segundo, ¿y Tercero?

Antes de entrar en el tema del Templo de Jerusalén, primero es bueno comenzar por un breve bosquejo histórico del judaísmo y el antiguo pueblo de Israel.

 

Bosquejo Historico sobre el Judaísmo

Los hebreos salieron de Egipto lidereados por Moisés atravezando el desierto del Sinaí hasta que se establecieron en la tierra de Canaán a fines del segundo milenio antes de Nuestra Era, donde ya existían otros pueblos cananeos mencionados en la Biblia (como los filisteos, los amorreos y los heteos, que habitaban la región desde que el dominio egipcio colapsó al oeste del río Jordán) y contra lo cuales los hebreos tuvieron que combatir para poder asentarse en el territorio.

Aproximadamente en el año 1000 ANE surgió la monarquía del rey David y su hijo el rey Salomón. Hacia el 921 ANE la monarquía se dividió y en el 721 ANE el reino del norte (Israel) fue aplastado por los Asirios.

La población creada por el exilio y reemplazo de estos pueblos, luego que el reino del norte fue destruido por los Asirios, eventualmente llegó a ser conocida como los "samaritanos", quienes tenían su propio lugar sagrado en el Monte Gerizim (Deuteronomio 11:29-30).

Posteriormente, el reino del sur (Judá) fue destruido por el Imperio Babilónico, que deportó a gran parte de la población de Judea (el exilio babilónico) y en el 587 ANE destruyó Jerusalén y su santo templo. Así comenzó la dispersión de los judíos de su patria, un fenómeno que continuó hasta nuestros días.

En la época de Jesús existía una rica variedad de prácticas religiosas que florecieron durante los últimos tiempos del Segundo Templo (200 ANE - 70 NE). De una forma u otra, esta diversa cultura se remonta a la historia de los antiguos israelitas y a la Biblia Hebrea. En la época romana, con las Diez Tribus del norte llevadas al cautiverio asirio desde hace mucho tiempo y en gran parte perdidas en la historia, se hizo costumbre referirse a todos los que hablaban hebreo, o eran de ascendencia hebrea o israelita que vivían en el mundo mediterráneo romano, como "judíos", y a su tradición religiosa-cultural como "judaísmo".

 

Etapas del Templo

Primer Templo: El Templo de Jerusalén fue originalmente construido por el rey Salomón alrededor del año 957 ANE, en la tierra escogida por el rey David, padre de Salomón. Desde entonces el Templo de Jerusalén ocupó un lugar central en la vida religiosa, política y social de Israel, en cuyo recinto sagrado o Lugar Santísimo (Sanctasanctórum) originalmente se encontraba el Arca de la Alianza; que contenía las Tablas de la Ley (tablas de piedra en las cuales Jehová le dijo a Moisés que escribiera los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí). El Lugar Santísimo era considerado tan sagrado que solo podía ser visitado una vez al año por al Sumo Sacerdote en el Día de la Expiación (Yom Kippur), para esparcir la sangre de los animales sacrificados (los holocaustos) y ofrecer incienso sobre el Arca de la Alianza.

Como curiosidad histórica, la frase hebrea para Lugar Santísmo (Qodes HaQodasim) fue traducida en la Vulgata como "oraculum" (oráculo, o sea, un lugar especial donde los humanos pueden comunicarse con los dioses) y luego fue interpretado por los cruzados como el "pozo de las almas" (donde según la leyenda medieval las almas de los muertos esperan el Día del Juicio) que supuestamente está localizado bajo el Domo de la Roca.

También, según afirman los credos judío y cristiano, ese fue el lugar donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac por orden de Yahweh o Dios (Génesis 22).

Y, según los musulmanes, en ese mismo lugar se encuentra el centro de la Cúpula, que es el punto desde donde el profeta Mahoma ascendió a los cielos para reunirse con Alá (Allah o Dios), acompañado por el ángel Gabriel. Por eso este es un lugar sagrado para las tres grandes religiones abrahamánicas del mundo.

Pero más aún, para los judíos el Templo era literalmente la Casa de Jehová que reemplazaba al Tabernáculo como "Santuario Terrenal", ya que cuando Jehová habló a Moisés en el Monte Sinaí, le dijo: "Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos" (Éxodo 25:8); y así era como lo entendían los judíos.

Luego del sitio y captura de Jerusalén por Nabucodonosor II, rey de Babilonia, en el año 597 ANE, el Primer Templo fue destruido; inciciándose de esa forma el período del Exilio de los judíos en Babilonia.

Segundo Templo: El exilio babilónico marcó un importante punto de inflexión en la historia del pueblo judío. Cuando el emperador de Persia, Ciro el Grande (Ciro II) conquistó Babilonia y permitió a los judíos de Babilonia regresar a Jerusalén, el Segundo Templo fue construido en el mismo lugar del primero. El proceso de reconstrucción se extendió por varios siglos y culminó con la expansión del complejo del Templo y el cierre del Monte del Templo durante el reinado de Herodes el Grande (Herodes I), cuya pared occidental aún puede observarse hoy en día en el Muro de las Lamentaciones.

A partir del 538 ANE, grupos de exiliados comenzaron a regresar a la Tierra Santa en una serie de oleadas, aunque muchos judíos eligieron permanecer en Babilonia, la cual siguió siendo un centro en la vida y el pensamiento judío durante mil años. Los judíos que regresaron a Jerusalén se dieron a la tarea de reconstruir el templo. Primero pusieron los cimientos del templo, mientras también esperaban el restablecimiento de la monarquía bajo Zorobabel, sobre quien depositaron esperanzas mesiánicas (Zacarías 3:8; 6:12). Aproximadamente en el 515 ANE se dedicó un modesto templo. A pesar de la oposición samaritana, Nehemías reconstruyó los muros de Jerusalén. Esdras, "un escriba experto en la Ley de Moisés" (Esdras 7:6) vino trayendo consigo la Ley Sagrada, el Torá, que incluía las tradiciones sagradas que encarnaban la vida misma del pueblo. A estas alturas la gente ya no hablaba su idioma original, el hebreo, sino un idioma hermano, que se había convertido en el idioma de administración estandarizado en el Imperio Persa: el arameo.

De esta forma comienza el período que los historiadores llaman 'Segundo Templo'. Este importante período en la historia de Israel termina luego de la Revuelta Judía, cuando el Segundo Templo fue destruido por los romanos en el año 70 NE.

¿Tercer Templo?: La tradición del Judaísmo Ortodoxo afirma que el Tercer Templo será providencialmente restaurado en cumplimiento de, o en paralelo a, la Era Mesiánica. Por ejemplo, Maimónides, un famoso erudito medieval de origen judío sefardí, escribió con frecuencia sobre la necesidad de la restauración del Templo para propiciar la llegada del Mesías. Y también en el Amidá, la oración central de la liturgia judía que es recitada por los judíos ortodoxos tres veces al día, existen plegarias para la restauración del Templo.

 

Importancia económica del Templo

En el lado sur del complejo del Templo había un área donde operaban los mercaderes que "vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados" (Juan 2:14-16). Esta era una actividad comercial de compra-venta aceptada y necesaria, especialmente durante la Pascua Judía (el Pésaj, que es la festividad judía que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto y que es celebrada por una semana cada año), cuando miles de peregrinos de toda la región venían al Templo y necesitaban comprar animales para los sacrificios requeridos por los rituales del judaísmo sobre el dinero del rescate (Éxodo 30:13) y el altar del holocausto (Éxodo 38:1-8). Para lo cual en muchos casos primero tenían que cambiar las monedas que ellos traían, ya que la única moneda oficialmente aceptada en el Templo en los tiempos de Herodes era el 'shéquel tirio de plata' o Siclo de Tiro (ciudad de Fenicia).

Las ganancias de esta operación eran enormes y buena parte de ellas iban directamente a la secta de los sacerdotes Saduceos que controlaban las actividades del Templo, y especialmente a Caifás el Sumo Sacerdote del Sanedrín, y a su suegro Anás quien también había sido Sumo Sacerdote (quienes vivían lujósamente en la "ciudad alta", cerca del palacio del rey Herodes, lugar de residencia de la élite de la época), e indirectamente una parte iba a los Romanos a través del pago de tributos o impuestos. De ahí que los 'publicanos', o sea, los recaudadores de impuestos, fueran tan criticados y despreciados por la mayoría de la población judía -- No hay que olvidar que Israel en aquellos tiempos era una teocracia auspiciada por el Imperio Romano.

 

Profecías sobre el Templo

Sin embargo, a pesar que las actividades comerciales en el area del Templo eran aceptadas y necesarias, varios de los profetas del judaísmo hablaron fuertemente en contra ellas. Por ejemplo Zacarías dice: "Y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos" (Zacarías 14:21). Y lo mismo se puede leer en Jeremías: "¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre?" (Jeremías 7:11). También Isaías había tenido una visión del Templo como casa de oración para todos los pueblos, purificado por los holocaustos (sacrificios de animales consumidos por el fuego): "Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos" (Isaías 56:7) .

Estas son algunas de las profecías que los judíos seguramente tenían en mente cuando Jesús echó fuera a los mercaderes del Templo (Marcos 11:15-19; Mateo 21:12-17; Lucas 19:45-48; Juan 2:14-16), y de esa forma se le dio cumplimiento a una profecía más. Aunque obviamente esta acción provocó la ira de "los escribas y los principales sacerdotes" que "buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina" (Marcos 11:18).

Expulsión de los mercaderes del Templo (El Greco)

 

Dad a César lo que es de César

No obstante lo que aconteció en el Templo de Jerusalén con relación a los mercaderes, esto no significa que Jesús estaba en contra de toda actividad comercial en general, como lo han interpretado algunos.

De hecho, más tarde cuando los fariseos "para tentarlo" le preguntaron a Jesús si él estaba de acuerdo con pagar impuestos a los Romanos, Jesús pidió que le mostraran un denario que tenía la imagen del César y la frase TIBERIUS CAESAR DEVI (Tiberio César Divino), lo cual era un sacrilegio muy ofensivo para los judíos devotos, ya que representaba una figura humana como un dios, y entonces responde con su famosa pero ambigua frase: "Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios" (Marcos 12:17; Lucas 20:25; Mateo 22:21).

Sus seguidores debieron entender que aunque (por ahora) en la tierra existe un César que exige tributos y se proclama divino, por encima de él está Dios, y es a Dios nuestro Padre a quien debemos obediencia.

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9. Apocalipsis: ¿Los Últimos Días?

La decisión de cerrar la Biblia Cristiana con el libro del Apocalipsis (que en griego significa 'revelación' o 'levantamiento del velo') tenía mucho sentido para los primeros cristianos que esperaban al Hijo del Hombre según había prometido Jesús en los Evangelios (Marcos 13:14-27), como cuando dijo: "y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo" (Marcos 14:60-65).

Esta es en esencia la creencia en la Segunda Venida de Jesucristo que ocurriría en cualquier momento, la cual es un dogma central en la Escatología cristiana sobre el "fin de los tiempos" que los primeros cristianos esperaban "en su generación" (Marcos 13:30; 9:1; Mateo 10:23; Lucas 21:32). Por eso la Revelación de Juan de Patmos al principio declara: "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso" (Apocalipsis 1:8).

El Apocalipsis se dice ser una relevación y una instrucción de Jesucristo dada a su siervo Juan en la isla de Patmos, dirigida a las siete iglesias en Asia (Apocalipsis 1:11), como advertencia, ya que algunas iglesias como la de Esmirna sufrían persecución (2:10), o habían perdido la fe como la de Éfeso (2:4), o se habían quedado dormidas como la de Sardis (3:2), o como la de Laodicea por ser "ni fría ni caliente" (3:14). O como la de Tiatira que ahora estaba dirigida por una mujer "que se dice profetisa" (2:20), lo cual al parecer es un grave problema para los cristianos. Incluso una de estas iglesias, la de Pérgamo, necesitaba arrepentirse inmediatamente, "pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca" (2:12).

Es importante notar entonces que el libro del Apocalipsis fue escrito cuando los cristianos sufrían de fuertes persecuciones y atrocidades por parte de los romanos, probablemente durante el período de tiempo desde el emperador Nerón hasta Domiciano; etapa histórica caracterizada por la sucesión de algunos de los mas crueles y odiados emperadores romanos que existieron. No es sorprendente entonces que para los cristianos esa etapa histórica era clara evidencia que el fin de los tiempos estaba muy cerca.

Sin embargo, para un lector contemporáneo, el libro del Apocalipsis, con todas esas imágenes sobrenaturales de bestias y guerras, y con toda esa numerología del judaísmo esotérico, puede resultar demasiado increíble y difícil de leer. No en balde algunos expertos reconocen que uno puede volverse loco leyendo el Apocalipsis. De todas formas, por si alguien se quiere aventurar, hemos querido escribir algunas notas explicando de donde vienen algunas de estas ideas apocalípticas en la Biblia y su relación con la escatología cristiana sobre la Segunda Venida de Jesucristo.

 

Apocalipsis de Isaías y de Ezequiel

En la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento) se puede encontrar un antecedente al libro del Apocalipsis del Nuevo Testamento. Se trata de cuatro capítulos del libro de profecías de Isaías que los expertos llaman el 'Apocalipsis de Isaías' (Isaías 24-27) donde se describe en detalle el juicio de Jehová sobre la Tierra, con imágenes de bestias como el "leviatán serpiente tortuosa" y "el dragón que está en el mar", muy similares a las imágenes del Apocalipsis del Nuevo Testamento; culminado con la liberación y regreso de Israel.

Y también en Isaías es donde encontramos esas imágenes edénicas del lobo conviviendo con el cordero, el leopardo con el cabrito, el becerro con el león, y todos siendo pastoreados por un niño (Isaías 11:6); imágenes del Edén restaurado que luego se hicieron populares entre los primeros cristianos. Por esto, y por otras tantas profecías de Isaías sobre el esperado Mesías, los Padres de la Iglesia llamaron a Isaías 'el gran profeta' del Antiguo Testamento.

Otro libro del Antiguo Testamento que se cita como influencia en el Apocalipsis del Nuevo Testmento es el libro de Ezequiel. Por ejemplo, las referencias al Cordero que se ofrece en holocausto y la narrativa en el Apocalipsis sobre poner "un sello en la frente a los siervos" que serán salvados (Apocalipsis 7:3–8; 14:1; 14:3–5) también aparecen en el libro de Ezequiel (Ezequiel 9:4; 46:13).

Además de los llamados 'Profetas apocalípticos del Antiguo Testamento', hay otros elementos que sugieren que el autor del libro del Apocalipsis utilizó una fuente anterior no-cristiana. Para apoyar esa hipótesis los críticos textuales aluden al hecho que las referencias explícitas a "Jesús", "Cristo" o "Jesucristo", fuera de las cartas a las iglesias de los capítulos 2 y 3, están en su mayoría agrupados en los capítulos 1 y 22, con pocas referencias en los capítulos intermedios.

Pero lo que es aún más asombroso, según los expertos, es que casi todas las referencias a Cristo pueden eliminarse fácilmente sin desvirtuar en modo alguno la estructura o el flujo de los pasajes en los que aparecen. En otras palabras, uno podría tener la clara impresión de que las referencias a Jesucristo se relacionan con bastante ligereza en el texto e incluso podrían verse como interpolaciones secundarias.

 

El Apocalipsis de Juan como literatura de guerra

Juan de Patmos fue un refugiado de guerra, y escribió sesenta años después de la muerte de Jesús y veinte años después de que las tropas romanas aplastaran la Revuelta Judía y destruyeran Jerusalén.

Sobre Juan de Patmos debe notarse que aunque la tradición de la Iglesia, empezando por Justino Mártir en el segundo siglo (120-150), lo identifica como Juan el apóstol, los expertos señalan que Juan de Patmos era 'otro Juan', posiblemente un cristiano exilado por los romanos a la isla de Patmos en tiempos del emperador Domiciano (81-96). Otros escritores cristianos, como Dionisio de Alejandría y Eusebio de Cesarea, al notar las diferencias en el lenguaje y la perspectiva teológica entre el Apocalipsis y el Evangelio de Juan, descartaron la posibilidad que los dos Juan hayan sido la misma persona y abogaron por la exclusión del libro del Apocalipsis del canon. Además el escritor cristiano Papias de Hierápolis hace una distinción entre Juan el Evangelista y Juan el Presbítero (Juan el Anciano) y muchos eruditos bíblicos sostienen que este último (Juan el Presbítero) posiblemente fue el verdadero autor del Apocalipsis.

En las visiones de pesadilla de la profecía de Juan, Roma es Babilonia, la encarnación del poder monstruoso y la decadencia. Incluso algunos eruditos y arqueólogos, como James Tabor, han planteado la hipótesis que las referencias a la destrucción de Babilonia en el libro del Apocalipsis realmente se refieren a la destrucción de Pompeya por la erupción de volcán Vesubio, que ocurrió en el año 79 NE; como si fuera un castigo de Dios al estilo de Sodoma y Gomorra en el Antiguo Testamento (Génesis 19), según lo interpretaban los cristianos que esperaban el fin de los tiempos. Y por eso el capítulo sobre la caída de Babilonia (Apocalipsis 18) se parece tanto a la descripción del escritor romano Plinio el Joven sobre la destrucción de Pompeya.

Y así, en el libro del Apocalipsis, la violencia ascendente alcanza un crescendo de guerra en el cielo, hasta que Jesús juzga al mundo entero; y todos los que han adorado a otros dioses, cometido asesinatos, magia, o actos sexuales ilícitos, son arrojados para ser atormentados para siempre en un lago de fuego, mientras que los fieles de Dios son invitados a entrar en una nueva ciudad santa de Jerusalén que desciende del cielo (Apocalipsis 21:10-27), donde Cristo y su pueblo reinarán triunfantes durante mil años.

 

Gematría y Numerología: El Número de la Bestia

Resulta interesante entonces ver como el autor del Apocalipsis, Juan de Patmos, parece ser muy conocedor de la tradición de la numerología del judaismo, que a su vez se relaciona con las enseñanzas de la Cábala (la tradición del misticismo judío) y el código de la Gematría, donde a las letras de la Torá se les asignan números, siendo el número 7 el "número perfecto" que representa a Dios y su creación (los 7 días de la creación en Génesis 1-2); y de ahí vienen las tradiciones de los 7 ángeles o arcángeles, las 7 iglesias, los 7 sellos, las 7 copas, las 7 plagas, los 7 cielos, etc.

Mientras que por otro lado el número 6 representa el Pecado. Y por eso el emperador romano (Neron Qesar, en latín) se representa como la misteriosa "bestia" cuyo número (aplicando las reglas de la Gematría a Neron Qesar, transliterado en hebreo como נרון קסר) resulta ser 666.

Por cierto, sobre Nerón también se dice que puede haber sido el llamado "anticristo" en las epístolas de Juan (1 Juan 2:18; 2:22; 4:3; 2 Juan 1:7) que algunos relacionan con una de las dos bestias del Apocalipsis (Apocalipsis 13).

Un número que tiene un simbolismo especial en la Cábala y en la Numerología del judaísmo es el número 12, el cual representa la Totalidad. De ahí vienen entonces las tradiciones sobre las 12 tribus de Israel, los 12 apóstoles, y los 144,000 elegidos (12,000 x 12) del Apocalipsis (Apocalipsis 7:3–8; 14:1; 14:3–5).

Otro número significativo en la Biblia Hebrea y en el judaísmo esotérico es el número 4, el cual se relaciona con el mundo físico o terrenal. Por ejemplo, los 4 puntos cardinales, los 4 ríos del Jardín del Edén, los 4 pilares del Templo, los 4 reinos del éscaton de Daniel, las 4 Matriarcas (las esposas de los tres Patriarcas: Sara, esposa de Abraham; Rebeca, esposa de Isaac; Lea y Raquel, esposas de Jacob), las Cuatro Preguntas del Seder de Pascua con las cuatro copas de vino. Y de ahí posiblemente viene la idea de incluir 4 Evangelios en el canon del Nuevo Testamento, como los "cuatro vientos" a que se refirió Ireneo de Lyon. Además, por supuesto, ese es el número de los aterradores Cuatro Jinetes del Apocalipsis.

Otro intrigante número que aparece en el Apocalipsis y que también tiene raíces en el judaísmo esotérico es el de los 42 meses (Apocalipsis 1:2; 13:15) o 1260 días (Apocalipsis 11:3; 12:6), o el equivalente de 3.5 años o "tiempos" (Apocalipsis 12:14) utilizando el estándar de 1 mes igual a 30 días y 1 año igual a 360 días. Estos números están relacionado con el llamado "Año Profético" del Libro de Daniel en la Biblia Hebrea (Daniel 7:25; 9:27; 12:7), por lo que muchos los han usado y abusado como instrumento profético para tratar de adivinar la fecha exacta de los Últimos Días ... sin éxito alguno, por cierto -- ver: ¿Fallaron las Profecías del Apocalipsis?

A propósito, la "ciencia" de la Gematría también fue aplicada por los escribas de la Biblia Hebrea para minimizar los errores de las copias, como una especie de suma de verificación (checksum, en inglés) que se ponía al margen del texto; como marcadores matemáticos que alguien ponía para los futuros copistas del manuscrito. Aunque lamentablemente este mismo método no fue utilizado por los escribas y copistas de los manuscritos del Nuevo Testamento, y de ahí el problema de las copias.

 

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis

En este caso, como en muchos otros del libro del Apocalipsis, conocer las tradiciones del judaísmo es importante para mejor entender algunas de esas simbólicas imágenes sobrenaturales, como los cuatro jinetes del Apocalipsis (Apocalipsis 6:2-8) cuando "El Cordero de Dios / León de Judá" abre los primeros 4 de los 7 sellos, que convoca a cuatro seres que cabalgan sobre caballos de color blanco, rojo, negro y amarillo; siendo el cuarto el más aterrador ya que "el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra" (Apocalipsis 6:8).

Los 7 Sellos y los 4 Jinetes del Apocaplipsis

Aunque de nuevo hay que señalar que la tradición de 4 castigos enviados a la tierra por una patrulla de vigilantes, es una tradición del judaísmo que aparece en los libros de Zacarías y Ezequiel de la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento). Zacarías los describe como "los que el Señor ha enviado a patrullar la tierra" haciendo que "toda la tierra esté reposada y quieta" (Zacarías 1:10-11). Ezequiel los enumera como: "espada, hambre, fieras y plaga" (Ezequiel 14:21).

 

Filacteria: La Marca de la Bestia

Otra historia del Apocalipsis que para entenderla correctamente se requiere conocer un poco sobre las tradiciones del judaísmo es la llamada Marca de la Bestia, la cual debería ser llevada en la mano y en la frente para poder participar en el 'nuevo orden económico' post apocalíptico, tal que "ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre" (Apocalipsis 13:16-18). Para los cristianos esto sería un tipo de esclavitud económica y un signo seguro del fin de los tiempos.

Sin embargo un judío tradicional habría entendido que se trataba de una referencia a la práctica del uso del Tefilín como Filacteria (protección, amuleto) que es un mandamiento para los judíos devotos desde los tiempos de la antigüedad (Deuteronomio 6:4-8).

 

Milenarismo: El Reinado del Mesías

El Milenarismo en el Apocalipsis se refiere a los pasajes que describen la visión de un ángel que descendió del cielo con una gran cadena y una llave a un pozo sin fondo, y capturó a Satanás (el diablo), encarcelándolo durante mil años, curiosamente añadiendo que Satanás "después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo" (Apocalipsis 20:1-6). Por lo que uno se pregunta, considerando que han pasado dos milenios desde que aquellas profecías fueron dadas y que ellos esperaban se cumplieran durante su generación (Marcos 13:30; 9:1; Mateo 10:23; Lucas 21:32), cuántas veces pudo haber pasado esto.

En realidad las tradiciones proféticas sobre los mil años de paz (Milenarismo) que se encuentran en el Apocalipsis también se pueden encontrar en el Libro de Enoc, que es un libro intertestamentario; referente al período de 400 años 'entre los dos testamentos', o sea, el tiempo desde el ministerio de Malaquías hasta Juan el Bautista en el primer siglo NE. El Libro de Enoc es también un libro deuterocanónico, es decir que solo aparece en algunas versiones del canon de la Biblia (como el de la iglesia copta), pero no es reconocido como canónico por las demás Iglesias cristianas.

En el Libro de Enoc, sin embargo, esta historia aparece cuando se describe la caída de los Grigori (Vigilantes), los ángeles que engendraron a los Nefilim (Génesis 6:1-4), así como una explicación de por qué el diluvio del Génesis fue moralmente necesario, y una exposición profética del reinado de mil años del Mesías (1 Enoc 6-36, 91-104; 2 Enoc 33:1).

Curiosamente, los libros de Enoc también comenzaron una línea de tradición que culpa a las "hijas de los hombres" por tentar a los Vigilantes que luego engendraron a los terribles gigantes Nefilim que causaron guerra y destrucción en la tierra, y por eso hay un extraño pasaje en la primera carta de Pablo a los Corintios que les dice a las mujeres que mantengan su cabello cubierto "por causa de los ángeles" (1 Corintios 11:10).

En resumen, que el Milenarismo es otra antigua tradición del judaísmo que una vez más reaparece en el libro del Apocalipsis.

Apocalipsis, Vulgata Carolingia (Biblia de San Paolo fuori le Mura)

 

Otros Apocalipsis de la época

También es bueno señalar que la Revelación de Juan de Patmos no era la única revelación "apocalítica" que estaba en circulación. Como ejemplos de otras revelaciones y profecías apocalípticas de la época tenemos: el apocalipsis de Ezra, el de Zostrianos, el de Pablo, el de Pedro, el de Adán, los dos apocalipsis de Santiago (James), la de otro Juan (llamada "Revelación secreta de Juan"), etc.

No obstante, el apocalipsis según Juan de Patmos era un tanto diferente por sus dramáticas imágenes sobrenaturales que son narradas como un diario de guerra donde un lado es completamente justo y el otro completamente malvado, es decir, como la batalla final entre el Bien y el Mal.

Quizás por eso la visión de Juan de Patmos capturó la imaginación de sus lectores de manera especial y se hizo popular entre los oprimidos de Roma, por lo cual tres siglos más tarde, en el 367 NE, el Apocalipsis fue confirmado como el libro final del canon cristiano que se convirtió en el Nuevo Testamento.

Pero aun más relevantes a la historia de Jesús como el Mesías son las profecías sobre el fin de los tiempos de varios de los grandes profetas de la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento) que se describen en otra sección a continuación.

 

¿Fallaron las Profecías del Apocalipsis?

Como se ha visto en las notas anteriores, los primeros cristianos esperaban la Segunda Venida de Jesucristo y el fin de los tiempos como un evento apocalíptico inminente, o como un grandioso evento escatológico que ocurriría en su generación (Marcos 13:30; 9:1; Mateo 10:23; Lucas 21:32), o como en los sobrenaturales eventos de la literatura de guerra del libro del Apocalipsis, que los creadores del canon bíblico decidieron debía cerrar la Biblia Cristiana. Sin embargo, esto no ocurrió como ellos esperaban. Por lo que uno se pregunta, ¿acaso eso significa que las profecías fallaron?, ¿o quizás los grandes profetas bíblicos, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, se equivocaron en los tiempos de sus predicciones?

Al igual que ocurre en la mayoría de las disputas teológicas, no todos los teólogos van a responder estas preguntas de la misma manera, y sus explicaciones van a depender de cómo ciertos pasajes de las Escrituras sean interpretados.

Por ejemplo, a principios de 1988 un ingeniero de la NASA y estudioso de la Biblia publicó un libro titulado "88 Reasons Why the Rapture is in 1988", que vendió miles de copias y otras tantas se enviaron gratuítamente a ministerios cristianos en todo el país, por lo cual se hizo muy popular entre grupos apocalípticos en Estados Unidos. En el libro el autor predecía que el fin de los tiempos iba a ocurrir en 1988 (durante la semana del Rosh Hashanah para ser más precisos) basándose en una reinterpretación de Marcos 13:30 como una referencia a la fundación del moderno estado de Israel en 1948 y la palabra 'generación' que corresponde a 40 años en la Biblia, lo cual conduce al 1988. Pero cuando la profecía de 1988 no se cumplió, de todas formas al autor continuó insistiendo y publicó tres libros más vaticinando el apocalipsis en 1989, 1993 y 1994. Y aunque obviamente estas profecías apocalípticas no se cumplieron, de todas formas causaron daño psicológico y económico en personas que 'vendieron la granja', literalmente, esperando el inminente apocalipsis ... increíble pero cierto ....

En cuanto a interpretaciones teológicas sobre el libro del Apocalipsis, en general existen dos escuelas de pensamiento: Preteristas y Futuristas.

El Preterismo es un movimiento cristiano y una variación de la escatología cristiana que mantiene que algunas o todas las profecías bíblicas concernientes a los Últimos Días (o Tiempos Finales) se refieren a eventos que en realidad ocurrieron durante el primer siglo luego del nacimiento de Cristo. El término preterismo viene del latín praeter, que significa "pasado". Las dos principales escuelas de interpretación Preterista comúnmente son denominados como Preterismo Parcial y Preterismo Total.

La mayoría de los Preteristas Parciales tienden a poner un énfasis espiritual en sus interpretaciones y argumentan que el término Últimos Días no se refiere a los últimos días del planeta Tierra ni a los últimos días de la humanidad, sino a los últimos días del pacto Mosáico que Dios estableció exclusivamente con la nación de Israel hasta el año 70 NE. Y así como Dios venía en juicio sobre varias naciones en el Antiguo Testamento, Cristo también vino en juicio contra aquellos en Israel quienes le rechazaron. Esta es, por ejemplo, la interpretación del sacerdote católico Alfonso Salmerón, uno de los primeros jesuitas considerado padre del Preterismo. El Preterismo Total difiere del Preterismo Parcial en que creen que todas las profecías fueron cumplidas con la destrucción de Jerusalén durante la Revuelta Judía.

Otros Preteristas, como los Adventistas del Séptimo Día, quienes predijeron el Gran Adviento en 1844, lo cual obviamente no ocurrió (y de ahí el llamado Gran Chasco del movimiento Millerista) plantean que las profecías sí se cumplieron de todas formas, pero "en el cielo"; no en la tierra.

El Futurismo por su parte es un movimiento teológico opuesto al Preterismo que afirma que el fin de los tiempos aún está por ocurrir, y critican a los Preteristas por haber espiritualizado profecías sobre eventos físicos reales que, según ellos, en algún tiempo futuro ocurrirán literalmente tal y como se describen en las Escrituras.

Para algunos Futuristas las constantes noticias sobre guerras, pandemias, cataclismos y crisis globales, son un presagio y un signo de que el fin de los tiempos ya está cerca. Mientras que otros son más cautelosos sobre tratar de predecir una fecha exacta, ya que según Jesús dijo: "el día y la hora nadie lo sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre" (Mateo 24:36). Para ellos el cuándo y el cómo del Apocalipsis es uno de los "misterios" con el cual hay que convivir por el tiempo que sea.

Por cierto, el tema de los “misterios del reino de los cielos” y las enseñanzas secretas reveladas a unos pocos, es un punto que frecuentemente aparece en el Nuevo Testamento, tanto en los evangelios (Mateo 13:11, Marco 4:11; Lucas 8:10) como en las epístolas de Pablo (1 Corintios 2:7; 4:1; 13:2; 14:2; Romanos 16:25; Colosenses 1:26; 1 Timoteo 3:16).

No obstante, para muchos de los Futuristas las escenas del Apocalipsis no son metáforas ni alegorías, y los eventos que ahí se describen serán visibles por todos. Tal fue el caso por ejemplo de los Davidianos, una rama de los Adventistas que esperaban la inminente restauración del Reino de David y que estuvieron involucrados en la tragedia de Waco, Texas, en 1993.

Por otro lado están los que creen que las profecías bíblicas sobre los Últimos Días solo eran relevantes para el antiguo pueblo de Israel por lo tanto ya no aplican en nuestros tiempos, y que la vida en el planeta Tierra continuará y terminará según las leyes de la Física, ya sea en un cataclismo planetario que cause la extinción de las especies biológicas (procesos geológicos que tienden a ocurrir cada 27.5 millones de años), o en un evento cósmico catastrófico en el Sistema Solar o en nuestra galaxia, o simplemente cuando el Sol se apague (en 5 mil millones de años, más o menos).

Finalmente, desde un punto de vista personal, muchas personas creen que el fin de los tiempos ocurre individualmente cuando uno muere.

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12. ¿Quién era el Acusador en los Evangelios?

Este tema es importante para entender muchos de los 'milagros sobrenaturales' que se cuentan en los evangelios, ya sean de carácter parapsicológico, como los fenómenos de mediumnidad o experiencias cercanas a la muerte, o de curación espiritual o por la fe; ya sean curaciones de enfermedades psicosomáticas, psicógenas u otras.

Sobre las curaciones por la fe, es interesante que Jesús a veces utiliza las frases "tu fe te ha salvado" (Marcos 5:34; Lucas 8:48; Lucas 17:11-19), o "tus pecados te son perdonados" (Mateo 9:5; Lucas 7:48), ya que en aquellos tiempos los judíos al parecer creían que las enfermedades eran causadas por los pecados cometidos. Sin embargo los discípulos no parecen entender como el pecado puede explicar las enfermedades innatas, como el caso del ciego de nacimiento, que es curado "cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos", preguntandole: "Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?". Y Jesús responde con una intrigante frase que puede tener varias interpretaciones: "No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él" (Juan 9).

Otros fenómenos sobrenaturales parecen involucrar algún tipo de 'posesión' o poder demoníaco que Jesús tiene que echar fuera, como en el exorcismo de los demonios en Capernaúm (Marcos 1:21-27; Lucas 4.31-37) y en la región de los Gadarenos (Marcos 5:1-20; Mateo 8:28-34; Lucas 8:26-39), donde el "espíritu inmundo" dice "Legión me llamo; porque somos muchos"; lo cual parece una referencia a las legiones romanas estacionadas durante la Revuelta Judía (Legión X Fretensis). O cuando "un espíritu mudo" sacudió con violencia a un muchacho, "quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos", y luego que Jesús lo cura, se dirige al padre diciéndole: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible" (Marcos 9:23).

Aunque también hay que mencionar que Jesús no era el único sanador y exorcista que existía en Judea en aquellos tiempos. Ya sean sanadores que, según los evangelistas, curaban en nombre de Jesús (Marcos 9:38-41; Lucas 9:49-50), o el místico Simeón mencionado por Lucas (Lucas 2:22-35), o 'Honi el hacedor de círculos' y varios de sus descendientes mencionados por Josefo en su libro Antigüedades Judías, o 'Eliezar el exorcista' en el Talmud. También los historiadores romanos mencionan a Apolonio de Tiana y otos 'hacedores de milagros' que existían en el mundo greco-romano.

Incluso, según historiadores y arqueólogos contemporáneos, el estanque de Betesda, cerca de una de las puertas de Jerusalén, donde Jesús realiza varias curaciones, realmente era un Asclepeion, es decir, un templo curativo consagrado al dios greco-romano Asclepio, de los cuales existían más de 400 en el imperio romano en esos tiempos (Juan 5:1-4; 5:2).

Hoy en día muchos ven estas historias como simples "anécdotas" o "supersticiones" de aquellos tiempos, pero como solía decir el famoso autor y apologista cristiano C.S. Lewis (4), el mundo moderno se divide entre aquellos que están obsesionados con los poderes demoníacos y aquellos que se mofan de ellos como caricaturas o supersticiones fuera de moda. Ninguno de esos dos enfoques, insiste Lewis, le hace justicia a la realidad.

 

El Libro de Job y el Acusador

La palabra "satán" en hebreo significa "acusador" y varias veces en la Biblia Hebrea este personaje aparece como un miembro del consejo de Yahweh (Jehová), como si fuera un fiscal en un juicio; reportando los sucesos terrenales a la corte celestial. Por ejemplo, la primera vez que el concepto del Acusador aparece es en el Libro de Job, que por cierto es el libro más antiguo de la Biblia Hebrea; datado entre los siglos 7 y 6 ANE.

El Libro de Job describe a su protagonista diciendo que: "Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (Job 1-2). La tierra de Uz se refiere a un antiguo reino en lo que sería el sur de Arabia en la actualidad, lo cual indica que Job no era israelita. Este hecho sumado a la forma en que aparecen los diferentes personajes, y los monólogos de algunos de ellos como el joven Elihú, sugieren que el Libro de Job posiblemente fue escrito como drama; con un objetivo simbólico o alegórico.

Según la narrativa bíblica, durante una reunión del consejo de ángeles de Jehová, Job fue acusado por Satán de ser fiel a Dios solo porque tiene salud y fortuna, y por eso debía ser 'puesto a prueba'. De esta forma Job tiene que pasar por varias pruebas y calamidades que le traen toda clase de dolores y sufrimientos, pero al final su prosperidad es restaurada y Job es ampliamente recompensado por Jehová. Aunque al final, cuando Job confronta a Jehová para pedirle una explicación, el por qué de su tragedia nunca le es explicada a Job (Job 42).

Y por eso se suele decir que el Libro de Job posiblemente sea el primer intento de los escribas judíos de responder esa vieja pregunta de la filosofía de 'por qué a las personas buenas les ocurren cosas malas', es decir, para explicar el 'problema del mal' en el mundo.

Job con sus amigos (Ilya Repin)

 

El Pacto Abrahamánico: ¿Uno o dos Jehová?

La historia de Abraham es una de las narraciones más poderosas de la Biblia Hebrea, pero los judíos y los cristianos han leído e interpretado esta historia de manera diferente. Según la narración de la Biblia Hebrea (Génesis 22:2–18), Jehová, sin previo aviso, le ordena a Abraham que sacrifique a su amado hijo, Isaac, como holocausto. Padre e hijo entonces viajan tres días al lugar del sacrificio, donde construyen un altar. Abraham ata a Isaac, lo pone sobre la leña y levanta su cuchillo para matarlo. En el último momento, sin embargo, un ángel llama a Abraham para que no haga daño al muchacho, y un carnero atrapado en un matorral cercano sustituye a Isaac. Y precisamente de ahí viene la famosa expresión: "Jehová proveerá" (Génesis 22:14).

En el Judaísmo y el Cristianismo, así como en el Islam, Abraham es el paradigma del hombre de fe, sometido a la última prueba y encontrado firme en su fe. Y de ahí viene el nombre de 'religiones abrahamánicas'. Aunque en el Islam algunos musulmanes creen que se le dijo a Abraham que sacrificara a su otro hijo Ismael, no a Isaac, aunque el Corán no menciona el nombre del hijo. Isaac, sin embargo, se interpreta de diversas formas. En el judaísmo Isaac es visto como el prototipo del mártir voluntario, dispuesto a ir valientemente a la muerte. En el contexto cristiano, ya sea en el arte o en la literatura, el "sacrificio de Isaac" se relaciona directamente a la salvación ofrecida por el sacrificio de Cristo en la cruz.

Esta historia también se relaciona con la Alianza de Jehová con el pueblo elegido, es decir, el convenio o pacto de Jehová con Abraham y sus descendientes (Génesis 17). Sin embargo, es interesante notar que según la narrativa del Génesis sobre la historia de Abraham, tal parece que en realidad hay dos Jehová; uno en la tierra y otro en el cielo. Esto se puede apreciar cuando Abraham se encuentra con tres hombres (Génesis 18), dos de los cuales luego proceden a las ciudades de Sodoma y Gomorra para investigar su maldad (Génesis 19).

Lo fascinante de esta escena es que uno de estos tres hombres está claramente identificado como YHWH (del tetragrámaton hebreo יהוה, pronunciado Yahweh o Yahveh, y transliterado como Jehová) y comienza a hablar directamente con Abraham después de la comida, prometiendo regresar con Abraham y Sara el año siguiente (y como resultado Sarah, que ya había pasado la menopausia hace mucho, quedó embarazada de Isaac). Luego se reitera el pacto abrahamánico y los dos mantienen un diálogo (que tal parece un regateo) sobre cuántos justos se necesitarían para salvar una ciudad malvada. Una vez que su conversación termina, YHWH simplemente se aleja. Posteriormente, este YHWH en la tierra llama al fuego de YHWH en los cielos para destruir las ciudades malvadas de Sodoma y Gomorra. Nótese cuidadosamente el lenguaje: "Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos" (Génesis 19:24).

Aparentemente la narración anterior fue un problema para los escribas Masoretas que editaron las versiones finales de la Biblia Hebrea, ya que decidieron reemplazar el nombre divino YHWH con "Adonai", que correspondería al título honorífico de 'Mi Señor', o con "Elohim" que significa 'dioses' (plural de 'dios' que en hebreo es "Elim"), y que algunos consideran una referencia a Dios en forma 'intrascendente'; a diferencia de "Yahveh" que se presenta como un dios personal 'antropomórfico'. Por cierto la palabra Elohim (dioses en plural) es la que utilizaron los escribas de la Biblia Hebrea para referirse al Creador de la narración del Génesis (Génesis 1-2).

Incluso se especula que los diversos nombres de Dios tienen que ver con la división de los dos reinos hebreos: (1) El reino del sur o de Judá (donde se utilizaba el nombre de Yahveh); (2) El reino del norte o de Israel (donde se utilizaba el nombre de Elohim). Y por eso también algunas historias, como la creación del Génesis y la historia de Moisés, parecen repertirse dos veces en el Torá con ciertas diferencias en las narrativas.

 

El Consejo Celestial de Jehová

Además de ángeles y arcángeles, a veces identificados como 'mensajeros' y 'guerreros' celestiales, varios libros de la Biblia Hebrea hacen referencia a otros 'dioses' o seres que existen en el consejo de Jehová. Por ejemplo cuando se dice que "Dios está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga" (Salmos 82). O cuando se habla de "todos los hijos de Dios" en plural (Job 38:7), entre los cuales un día se presentó Satanás después de rondar por la tierra: "Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella" (Job 1:6-7).

Otra famosa narración del Antiguo Testamento donde aparece un arcángel que exige ser adorado por los humanos es el episodio del Arcángel Miguel y Josué; cuando el 'Príncipe del ejército de Jehová' se le aparece a Josué antes de la batalla de Jericó. "Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo" (Josué 5:13-15). Nótese que en el Antiguo Testamento quitarse el calzado frente a una visión de Dios es un acto de respeto; como en el episodio de Moisés y la zarza ardiendo (Éxodo 3:2-6).

Y también hay referencias a ciertos seres misteriosos llamados Nefilim (que en hebreo significa 'los caídos', derivado de "naphal" que siginifica 'caer'); una legendaria raza de gigantes híbridos antediluvianos surgidos como resultado de la unión entre ángeles y mujeres humanas (Génesis 6:1-4), especialmente con las hijas de Adán (Génesis 5–6). Los Nefilim eran grandes guerreros (Ezequiel 32:27) que después reaparecen en otros libros con otros nombres, como los hijos de Anac (Números 13:33; Deuteronomio 2:11) y los Refaítas (Josué 12:4). Incidentalmente, la raiz de la palabra Nephilimis en hebreo también se utiliza para referirse a los abortos y los nacimientos extraños (Éxodo 21:22).

Todo esto sugiere que el consejo de Jehová en el reino de los cielos debe haber sido un lugar muy concurrido y que "los hijos de Dios" interactuaban con los humanos más de lo que debían.

 

Satanás y sus Agentes

Además de la descripción del Libro de Job sobre Satanás como el Acusador del Consejo de Jehová, como un fiscal en un juicio, también Zacarías narra una visión donde el satán (Satanás) aparece como acusador, o adversario, al lado del sumo sacerdote y el ángel de Jehová: "Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle" (Zacarías 3:1).

Sin embargo, el término Satanás en algún momento se confundió con el personaje de la Serpiente del Jardín del Edén en el libro de Génesis que engaña a Eva para tentar a Adán (Genesis 3:1-15), haciéndose de esta manera sinónimo de 'tentación', 'engaño' y 'seducción' para desobedecer a Dios y cometer pecados. Aunque según se cuenta en el Talmud y en la mitología judaica, la caída del Hombre de la gracia de Dios no se debió a la infame Serpiente, sino a Lilith, una "criatura de la noche" (Isaías 34:14); que en el folclore judío fue la primera mujer de Adán.

Luego también el término se relacionó con el ángel rebelde y soberbio "Lucero, hijo de la mañana" (Isaías 14:12-17), algunas veces llamado Lucifer, quien según Isaías es lanzado fuera del cielo y cae en el Seol (Isaias 14:1-13). El Seol en el judaísmo es un lugar de oscuridad separado de Dios, que se tradujo al griego como Hades, y luego al latín como Inferno.

Con el tiempo la palabra "satán" o "Satanás" comenzó a interpretarse como una especie de encarnación del mal, o como el maléfico jefe de todos los demonios, con agentes que a su vez tenían otros nombres específicos. De esa manera "Satanás" se relacionó con "Belcebú" (nombre derivado del falso dios Baal) que en hebreo significa 'Señor de las Moscas', en referencia a las moscas que se congregan alrededor de los muertos y causan enfermedades (Marcos 3:22-27). Sobre Belcebú también se dice que podía actuar a través de "espíritus impuros" que existen entre los humanos, como el caso de los "endemoniados gadarenos" (Marcos 5:1-20; Mateo 8:28-34; Lucas 8:26-39), y que luego en algunas traducciones lo escriben como "el diablo" en singular o "diablos" en plural.

Aunque es importante aclarar que el Judaísmo, de donde proviene el Cristianismo original, no es una religión dualista, es decir que para los judeo-cristianos no existen dos poderes opuestos, ya que solo Dios es el Creador Todopoderoso. Y si por alguna razón Satán el Acusador en un momento se separaró de Dios, eso fue una decisión por su 'libre albedrío', pero nunca el poder de Satán puede ser igual al de Dios. Solo en la literatura metafísica hebrea, en algunos textos intertestamentarios considerados apócrifos, como los Libros de Enoc y el Libro de Los Vigilantes (Grigori), se menciona a los Arcontes (Ángeles Caídos) con un jefe maléfico que tiene gran poder sobre los habitantes de la tierra, y que está en guerra contra Metatron y los Arcángeles de Dios. Esto a diferencia de otras religiones dualistas mesopotámicas que existían en esos tiempos (como el Maniqueísmo que se hizo popular en Persia) que creían en dos poderes opuestos cuya lucha se manifiesta a través de la historia de la humanidad, y que de cierta forma competían con el Cristianismo.

Algunos cristianos luego asociaron a Satanás con la segunda bestia del Apocalipsis, como cuando dice: "Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón" (Apocalipsis 13:11; 20:1-3). A los cuernos y las patas de cordero con el color rojo del dragón, luego se le sumaron otros atributos paganos, como las alas de murciélago (diferentes a las alas de las palomas con las que se representan a los ángeles) y el tridente de Poseidón, como reminiscencias de las mitologías griegas y los dioses paganos de aquellos tiempos, para de esa forma convertirse en las espeluznantes representaciones 'satánicas' de la iconografía cristiana de entonces y de hoy.

Más tarde aún, durante la edad media, a los agentes del diablo les dieron otros coloridos nombres, como el Mefistófeles de la obra Fausto de Goethe, cuyo nombre viene del hebreo mefitz que significa "destructor" y de tofel que significa "mentiroso"; aunque por supuesto ese nombre como tal no aparece en la Biblia Hebrea.

Esta confluencia de narrativas bíblicas sobre Satanás y Lucifer, unidas con la Serpiente del Jardín del Edén y la expulsión de Adán y Eva del paraíso, luego se convirtió en un tema recurrente de la literatura europea, como por ejemplo en el poema El Paraíso Perdido de John Milton.

 

Jesús triunfa sobre el Acusador
Las tentaciones de Jesús

Resumiendo las notas anteriores sobre quién era el Acusador en los evangelios, para los judíos del primer siglo Satanás era simplemente el Acusador del Consejo de Jehová; nada más. De hecho en los evangelios se dice que Satanás puso a prueba a Jesús durante los cuarenta días que estuvo en el desierto (la Cuaresma del calendario litúrgico católico), una escena que recuerda los 40 días de Moisés y Elías en el desierto (Éxodo 34:28; 1 Reyes 19:8), y de la cual Jesús sale victorioso, según se cuenta en los tres evangelios sinópticos (Mateo 4:1-11; Lucas 4:1-13; Marcos 1:12-13). Por cierto, la referencia a los 40 días luego también aparece en el libro de Hechos de los Apóstoles cuando se describe la Ascensión de Jesús Cristo (Hechos 1:6-11).

También durante las tres tentaciones en el desierto, Jesús muestra entre otras cosas el profundo conocimiento que tenía de las Escrituras del Antiguo Testamento que le daban fortaleza para vencer las tentaciones. Nótese las respuestas de Jesús en detalle (Mateo 4:1-11). Por ejemplo, en la primera tentación sobre los deseos de la carne, Jesús responde citando Deuteronomio 8:1-4: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". En la segunda tentación sobre el espíritu humano, Jesús cita Deuteronomio 6:16: "No tentarás al Señor tu Dios". Y en la tercera tentación sobre el ego (el orgullo mundano) cuando Satanás le promete todos los reinos del mundo diciendo: "Todo esto te daré, si postrado me adorares", Jesús lo rechaza respondiendo con su famosa frase: "Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás", citando Deuteronomio 6:13. Curiosamente además la tercera tentación parece sugerir que Satanás debe ser el verdadero dueño y señor de todos los reinos de este mundo, porque si no, cómo podría prometerlos a alguien.

Pero una conclusión clara que podemos sacar de la lectura de los evangelios es que Jesús siempre derrota al mal, ya sea en el exorcismo de los demonios en Capernaúm (Marcos 1:21-27; Lucas 4.31-37) y en la región de los Gadarenos (Marcos 5:1-20; Mateo 8:28-34; Lucas 8:26-39), o en sus propias luchas contra las tentaciones (Mateo 4; Lucas 4), e incluso en su muerte (1 Corintios 2:8; Colosenses 2:15).

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13. Conclusión sobre la historicidad de Jesús

Como hemos visto en las notas anteriores, la preponderancia de la evidencia histórica tomada en su conjunto apunta a favor de la existencia del hombre llamado Jesús de Nazaret. Aunque los eruditos bíblicos difieren acerca de las enseñanzas originales de Jesús, así como en la exactitud de los detalles de su vida que han sido descritos en las Escrituras y en la autoría de estos importantes documentos, incluyendo la solución del llamado Problema Sinóptico.

En realidad lo que más nos interesa de toda esta historia, y lo que buscamos con estas notas, es tratar de acercarnos tanto como podamos al Jesús real, el que en su tiempo fue considerado el Mesías en hebreo y luego fue llamado el Cristo en griego. Quien motivó a sus seguidores, los discípulos y los apóstoles, a ir por el mundo evangelizando y predicando 'la buena nueva', como misioneros que soportaron persecuciones, penurias, e incluso el martirio, en su nombre. Quienes eventualmente llegaron a crear la mayor religión organizada que el mundo ha conocido, que hoy en día cuenta con más de 2 mil millones de adherentes a nivel global, y que tanto ha influido en la historia y en los valores éticos de la civilización occidental y del mundo en general.

Pero dado que Jesús no escribió nada, el reto para nosotros es lograr este acercamiento utilizando solo las Escrituras de evangelistas y autores posteriores, así como algunos documentos religiosos o históricos tardíos, más algunos descubrimientos arqueológicos y artefactos de la época que hasta ahora se han podido encontrar.

Quizás entonces un día podamos llegar a responder algunas preguntas que han ocupado a los historiadores y eruditos desde hace mucho tiempo, como por ejemplo, ¿qué fue lo que realmente ocurrió en Judea durante el primer siglo de Nuestra Era con relación a la historia de Jesús?, y más importante aún, poder entender por qué Jesús hizo lo que hizo.

Y por eso continuaremos estudiando las Escrituras y leyendo sobre los más recientes descubrimientos históricos y arqueológicos, incluyendo las teorías de los expertos sobre estos temas, para así poder actualizar estos resúmenes con información relevante que esperamos sea útil para los que quieran saber más.


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14. Apéndice: Linea de Tiempo. Los primeros 500 años:

Siglo (Año) Roma. Bizancio Judea. Israel Mundo Judío Mundo Cristiano
s. I
(1-
99)
Roma rige en Europa Occidental, norte de África y Medio Oriente. Dinastía Julio-Claudia (27 ANE-68). Incendio de Roma (64). Erupción del Vesubio (79). Domiciano incrementa persecución a cristianos (81-96). Provincia Romana. Tetrarquía de los hijos de Herodes I (Antipas, Arquelao, Filipo) y Salomé (4 ANE-41). Herodes Agripa rey de Judea (41-44). Revuelta Judía (66-73). Segundo Templo. Peregrinaciones al Templo. Fariseos y Saduceos debaten la ley Mosáica. Destrucción del Templo (70). Josefo escribe Antigüedades Judías (93). Vida de Jesús (4 ANE-30). Pablo evangeliza en Asia Menor, Grecia, Roma, y escribe sus epístolas (50-60). Se escriben los cuatro evangelios canónicos (70-100).
s. II
(100-
199)
Pax Romana (desde Augusto hasta el 180). Dinastía de los 'Cinco Emperadores Buenos' (96-192). Revuelta de Bar Kokhba (132). Adriano (Hadrian) explusa los judíos de Jerusalén (135). La Gran Asamblea de líderes religiosos (Synod) se traslada a Galilea. Centros cristianos en Antioquía, Alejandría y Roma. Disputas doctrinales. Ireneo escribe Contra las Herejías (180).
s. III
(200-
299)
Anarquía militar y guerras civiles (245-263). Diocleciano divide el imperio (286). Bizancio rige a partir del 286. Se escribe el Mishná. Primacía de la Gran Asamblea en Babilonia. Controversia Arriana entre Trinitarios y Unitarios. Luchas internas y persecución de herejías entre grupos cristianos.
s. IV
(300-
399)
Guerras civiles de la Tetrarquía (306–324). Diocleciano desata la "Gran Persecución" a cristianos (décima persecución)(303). Constantino y Licinio ponen fin a la persecución de cristianos (313). Teodosio establece el credo niceno como ortodoxia del cristianismo (380). Se usan mercenarios bárbaros para defender las fronteras. El imperio se debilita. Bizancio redefine las fronteras de Palestina. Se renombran las antiguas provincias romanas como: Palaestina Prima, Secunda y Tertia. La condición de los judíos se deteriora en el Imperio Romano. Se prohíbe construir Sinagogas. Eusebio escribe la Historia Eclesiástica (312–324). Primer Concilio de Nicea (325). Se define el dogma oficial de la Trinidad pero sectas Arrianistas disienten por cien años. Primer Concilio de Constantinopla confirma el Credo Niceno (381). El cristianismo se convierte en religión oficial romana.
s. V
(400-
499)
Caída del Imperio Romano Occidental. Primera Caída: Saqueo de Roma por Visigodos (410) y Vándalos (455). Segunda Caída y Final: Invasión de los Ostrogodos que se habían liberado de los Hunos (476). El Imperio Romano Oriental perdura como Imperio Bizantino (hasta el 1453). Los cristianos son mayoría en el territorio de Israel - Palestina. Se comienza a compilar el Talmud en Babilonia (hasta el 600) donde existen varias referencias a un cierto Yeshua (Jesús) que vivió en el primer siglo. Se editan las primeras Biblias Cristianas en griego y en latín. Tribus germánicas se convierten al cristianismo o arrianismo. Los Francos adoptan el cristianismo trinitario (496).

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Expansión del Cristianismo (haz clic para ampliar)

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15. Notas Bibliográficas:

1. N.T. Wright, "Simply Jesus", "Simply Christian".

2. James D. Tabor, "The Jesus Dinasty", "Paul and Jesus".

3. Elaine Pagels, "The Gnostic Gospels".

4. C.S. Lewis, "Mere Christianity", "Screwtape Letters".

5. Stephen Mitchell, "The Gospel According to Jesus".

6. Bart D. Ehrman, "Misquoting Jesus", "How Jesus Became God".

7. Reina-Valera Revision (RVR). La citas bíblicas en este blog son de RVR 1960, que está basada en la traducción del griego al castellano de Reina y Valera de 1569-1602, publicada por Sociedades Bíblicas Unidas en 1960. Las ediciones RVR, así como la Reina Valera Actualizada (RVA) y la Reina Valera Contemporánea (RVC), nos parece se acercan muy bien al espíritu y la letra de las escrituras en griego manteniendo el lenguaje español tradicional. Versión en linea: https://www.biblegateway.com/versions/Reina-Valera-1960-RVR1960-Biblia/

8. Credo Niceno. La versión del Credo de Nicea referenciada en este blog es la que se utiliza en la liturgia de la misa católica, pero existe otra versión del Credo de los Apóstoles que incluye el descenso de Cristo a los infiernos antes de su resurrección. Credo Niceno en linea: https://adw.org/catholic-prayer/es-credo-de-nicea/; https://www.loyolapress.com/our-catholic-faith/espanol/oracion/oraciones-tradicionales/credo-de-nicea-constantinopla. Credo de los Apóstoles: https://www.ewtn.com/es/catolicismo/devociones/credo-de-los-apostoles-15151

9. Flavio Josefo, "Antigüedades Judías" (c. 93-94 NE). Párrafos 63 y 64 del capítulo XVIII. Versión en linea: https://jamestabor.com/the-ancient-jewish-historian-josephus-on-john-the-baptizer-jesus-and-james/; https://en.wikipedia.org/wiki/Josephus_on_Jesus

10. Nuevo Testamento en Griego Koiné: El koiné fue el dialecto 'común' del idioma griego durante el período helenístico, que era diferente al griego clásico (dialecto ático) utilizado por los escritores griegos de la antigüedad. Los textos alejandrinos del NT se escribieron con caligrafía Uncial utilizando el alfabeto en mayúsculas, mientras que los textos bizantinos se escribieron utilizando un alfabeto en minúsculas. El 'Nuevo Testamento Griego' se puede leer en alguna edición impresa 'Interlinear' que puede incluir traducción paralela. Actualmente el Novum Testamentum Graece (NA28) es el más utilizado por expertos. Versión en linea de Logos Bible Software: https://sblgnt.com/

11. Synopsis of the Four Gospels, Revised Standard Version. Publicado por la American Bible Society. Versión en linea: https://bible.org/assets/pdf/White_ntsynopsis.pdf. Otro libro muy utilizado es Gospels Paralles de Burton H. Throckmorton que incluye los tres evangelios sinópticos. Versión en linea:: https://www.forgottenbooks.com/en/download/GospelParallels_10233278.pdf

12. Vulgata Latina: Primera Biblia en Latín. Versión en linea: https://vulgate.org

13. Septuaginta: Escrituras Hebreas en Griego. Versión en linea: https://www.septuagint.bible/

14. Textus Receptus: Biblias basadas en textos griegos bizantinos. Versiones en Linea: https://textusreceptusbibles.com/

15. Manuscritos del NT en Linea: https://manuscripts.csntm.org/
Códices Unciales: https://tinyurl.com/Unciales

16. Breviarium Apostolorum y Codex Calixtinus: https://www.academia.edu/15059258/Breviarium_Apostolorum; https://www.nasscal.com/e-clavis-christian-apocrypha/breviary-of-the-apostles-breviarium-apostolorum/; https://alumniacademy.yale.edu/sites/default/files/2020-07/Codex%20Calixtinus.pdf


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